domingo, 3 de julio de 2011

LLEGO EL FINAL DE LA FIESTA DEL ORGULLO


Y como todo en la vida, llega a su final. Un año más el Orgullo de Madrid cierra sus puertas hasta un nuevo año. Un año cargado de polémicas, conciertos sordos, pregones televisivos y cientos de comentarios en la calle, sobre todo en la plaza de Chueca.
Sinceramente, me ha resultado vergonzoso pasar por allí el viernes y sábado y que la gente estuviera descolocada. Música que no se escuchaba y cascos que, tras el ofrecimiento del ayuntamiento de entregar a los asistentes, nadie entregó, nadie tenía en sus orejas. Lamentable, sin duda, la postura del ayuntamiento. Como también me resultó un querer y no poder, lo que se pretendió en la Plaza Vázquez de Mella. ¿Qué pretenden, tomarnos por tontos?
Pero los ciudadanos y visitantes, no dejaron de abarrotar las calles, de disfrutar de los locales y sobre todo, crear buena armonía y un comportamiento ejemplar. Me pregunto si la señora botella, sí, lo pongo en minúsculas porque esa señora no me merece ningún respeto, mientras ella no lo tenga con sus conciudadanos y foráneos. Y la pregunta es, ¿sus sirvientes, sus espías, la han informado ya de cuantos llenaban sus calles? ¿De los cientos de heterosexuales qué disfrutaban de la fiesta como así lo hicieron también, el sábado en la manifestación? Sigue haciendo oídos sordos y se tapa los ojos ante lo evidente. Por mucho que la JODA la fiesta del Orgullo de Madrid, es la más importante, multitudinaria y la que más dinero aporta a la ciudad. ES LA GRAN FIESTA DE MADRID.
Pero la señora botella, actúa como los tres monos: no quiere ver lo evidente, no quiere escuchar las protestas por querer desmantelar algo que no va a poder conseguir por mucho que lo intente y muda, porque tras las peras y las manzanas, ya no tiene argumentos, porque tras la carta enviada por la directora de la residencia de ancianos, en la que se escudaba, informándola de que no les pusiera por escudo y que por el contrario ellos estaban encantados con las fiesta, ella ya no tiene más argumentos. Y es que en realidad, la señora botella, homófoba hasta la médula, facha hasta la última gota de su sangre, intolerante hasta el último de sus pensamientos, e hipócrita en sus alegaciones, se ha convertido por méritos propios en la más odiada de toda la ciudad, por heterosexuales, visitantes y colectivo LGTB.
Señora botella, no lo ha conseguido ni lo conseguirá. Señora botella deje de odiar a los gays y tan cristiana que se considera, haga suya propia la frase que seguramente bien conoce y no ejerce: “Ama al prójimo como a ti mismo” Señora botella, para terminar decirla dos cosas:
1) No sueñe nunca con la alcaldía, al menos por los votos de sus ciudadanos y a menos que cambie de posturas intransigentes y acepte la voluntad democrática, gobernar para todos, y digo para TODOS, sus ciudadanos,
2) Señora botella, todos los españoles recordamos una frase emitida por su querido esposo y ahora, con mis “disculpas” se la devuelvo a usted: “Váyase señora botella, Váyase” y déjenos vivir en paz.

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