jueves, 20 de septiembre de 2012

AL OTOÑO DEL 2012


 
Desde hace unos días percibo la desazón que el final de verano provoca en mi cuerpo. Cuando comenzaron a languidecer los días. Cuando el calor del gran astro rey ya no nos proporcionaba el calor intenso, aunque los días aún sean tan agradables. Cuando avisté cómo las primeras hojas caían de los árboles. Cuando los colores del atardecer estaban cambiando. Cuando en el ambiente, aún viviendo en la ciudad, los olores son distintos.

Sí, desde hace unos días percibo la desazón que el final del verano provoca en mi cuerpo, y es que el otoño hace acto de presencia. Con sus colores ocres, con los días más cortos, vistiendo y desvistiendo a la naturaleza para prepararla hacia la estación más gélida que es el invierno, y templando el impulso de los meses de verano.

El otoño siempre me ha deprimido en sus primeros días, o sus primeras semanas, aunque también es la estación donde más febril me siento para escribir, y es que en esta estación, los sentidos se agudizan y los sentimientos se contraen.

Bienvenido Otoño, aunque en mí dejes esa huella eterna año tras año.

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