miércoles, 26 de diciembre de 2012

JOSE LUIS SERRANO(elputojacktwist) ESCRITOR


J.S. Hoy le toca a un nuevo escritor: José Luis Serrano (elputojacktwist) Seré totalmente sincero, como siempre, en decir que es de los autores hasta la fecha entrevistados, que menos conozco de su vida, salvo por aquello que he podido leer en las intervenciones de blogs, por lo que me han contado algunos de sus amigos, etc. Por lo tanto, me intentaré esforzar un poco más de lo normal, en conocer a este autor, que sinceramente, me despierta mucha curiosidad, por sus aficiones, profesión y sus escritos.
Naces en Ciudad Real en 1967. Lo que no sabemos es lo qué te trajo a Madrid y en qué año.

J.L. Pues vine a Madrid a estudiar Matemáticas, en el año 1985. La verdad es que lo de las matemáticas era una excusa para salir de Ciudad Real. Habría estudiado cualquier cosa con tal de venir a Madrid. No porque no me gustara mi ciudad sino porque la atracción por la gran ciudad era muy fuerte. Me encantan las ciudades grandes, cuanto más, mejor.

J.S. ¿Cómo te defines a ti mismo? Y ¿Cómo crees que te ven los demás?

J.L. Ostras. Vaya pregunta. Soy muy convencional, me gusta la seguridad y la planificación. Pero hago todo lo posible por no serlo, me esfuerzo conscientemente por ser un desastre y que mi vida sea un caos. No lo consigo. Los demás verán que soy incoherente, pensarán que solo quiero llamar la atención, supongo.

J.S. Eres licenciado en Ciencias Matemáticas. Durante la novela haces referencias a ellas en algunas ocasiones. ¿Crees qué las matemáticas, en nuestra actualidad, siguen siendo la ciencia más exacta?

J.L. No hay nada exacto ya, ni las matemáticas. El mundo es un caos, tanto a nivel económico o político como a nivel subatómico. El que se lo inventó debe estar partiéndose de risa. Sólo la belleza (el arte, la poesía, la literatura, algún teorema) se aproxima a lo que este mundo pudo haber sido si lo hubiera creado alguien menos perverso.

J.S. Si crees qué todo debe de tener un orden en la vida. ¿Cómo ordenarías de más a menos importante: el amor, la amistad y la familia?

J.L. El amor lo engloba todo: la pareja, la amistad, la familia. Son distintos tipos de amor pero se transforman de uno a otro o hacemos que se transformen: el amor que sentimos por nuestra madre al nacer es tan bello como el enamoramiento adolescente. El amor de pareja con el tiempo se parece más a una amistad. La amistad es bellísima muchas veces porque no pide nada a cambio…

J.S. ¿A qué se dedica en la vida real José Luis Serrano?

J.L. Trabajo en una empresa energética, muy aburrido todo.

J.S. Se sabe de ti que te encanta viajar y lo haces con frecuencia. ¿En que paises te sientes más cómodo y por qué?
J.L. Adoro la cultura mediterránea, del norte o del sur. Lógicamente, Italia, Grecia o España tienen tanto de todo que resulta apabullante. Adoro Marruecos, Turquía y Siria (sobre todo). Lo del sudeste asiático es distinto: es difícil comprender algo. Aún así, Birmania, Vietnam, Camboya o Tailandia son tan fascinantes como asistir a un espectáculo de teatro o de baile en otro idioma: no se entiende nada pero se disfruta mucho.

J.S. Estudiante eterno de Historia y Arte. Es como también te defines. ¿No crees que la Historia, tal y como nos ha sido contada, está bastante adulterada y mutilada?

J.L. Me fascina que nada más ocurrir un hecho, a los 30 segundos ya está manipulado según los intereses del que escribe la historia. No estudio esa historia “fáctica” de enciclopedia y lista de reyes godos: lo que me gusta es la escritura de Historia, la historiografía: los mecanismos con los que se escribe la Historia (con mayúsculas) para, una vez comprendidos más o menos, imaginar más o menos qué fue lo que pasó. ¡Si ni siquiera confío en las Matemáticas como ciencia, menos me fío de la Historia! Sólo me gusta leer relatos, historias en plural.

J.S. Escoge un momento histórico que pienses ha sido fundamental en la sociedad. Sólo uno, sé que te lo pongo difícil.

J.L. Sí que es difícil, sí. Como no me gustan los reyes ni las reinas, ni las guerras ni las batallitas, me quedo con el 1 de diciembre de 1955; el día en el que Rosa Parks decidió no ceder su asiento a un blanco en un autobús. A veces, un iluminado, o alguien cargadísimo de razón, es capaz de enderezar el rumbo de la historia con un simple gesto, algo que las democracias, por muy legítimas que sean, muchas veces no hacen. Me encanta la desobediencia civil de los que tienen razón. Una sola persona puede ser más legítima que millones de ciudadanos si lleva razón.

J.S. No nos vamos a olvidar del Arte, una de mis pasiones. Y te voy a plantear una pregunta que para mí, si me la hicieran, me resultaría muy complicada. Por lo tanto te doy la opción de escoger tres momentos de la historia del Arte.  Y no me llames cabronazo, que seguro lo estarás pensando en estos instantes.
 

J.L. Me encanta el arte que hace pensar. Podría decir que la escultura griega, la arquitectura romana, el invento de la perspectiva han sido vitales, o el descubrimiento de la visión humana por Velázquez, o que el objeto del arte no es sólo la belleza (Goya). Así que hago trampa y digo otros tres más personales:
1910: La Primera acuarela abstracta de Kandinsky.
1913: El Cuadrado negro sobre fondo blanco de Malévich.
1965: Cómo explicar los cuadros a una liebre muerta de Joseph Beuys.
Pero si tuviese que elegir sólo uno, elegiría la fuente-urinario de Duchamp en 1917
Todo el arte contemporáneo (que es el que más me gusta) nace de ahí.

J.S. Te dije tres y has hecho trampa, o las matemáticas te han fallado – sonrisas de ambos – Te gusta que te reconozcan con el seudónimo: (elputojacktwist) Forma parte de una escena de la película: “Brokeback Mountain” Esta cinta dejó sorprendidos a millones de espectadores en todo el mundo, incluso entre los heterosexuales. Sé que esta película, es uno de tus temas de debate favoritos, así que simplemente te haré dos preguntas para que queden en esta entrevista. ¿Por qué piensas que impactó tanto al público en general?
J.L. Creo que fue la primera vez en la historia del cine en el que en una película de temática homosexual había un amor que todo el mundo entendía. Lo había habido antes, pero el 99% de los espectadores no se lo creían, o no pensaban que fuera amor.

J.S. ¿Crees que una persona puede descubrir su sexualidad aletargada, o por el contrario se han estado engañando por el entorno en que viven?

J.L. Eso es muy difícil de saber. Supongo que “a toro pasado” siempre es fácil buscar antecedentes. Pero de cualquier cosa en esta vida. Conozco a muchos hombres a los que el sexo no les interesa en absoluto por lo que ni siquiera se han hecho ese tipo de preguntas.

J.S. Ante de entrar en materia de la novela, cuento largo, carta o lo que sea, que tantas veces repites durante la historia de “Hermanos” me gustaría saber, ¿Qué te impulsó a escribir?

J.L. Una pura necesidad vital. Es un tópico pero me quedo muy a gusto cuando escribo, como si vomitara.

J.S. La poesía es una de las disciplinas, a mí entender, más difícil. En tu biografía se habla de una extensa obra poética, la gran mayoría sin publicar. ¿No te atrae publicar un libro de poesía?

J.L. Pues sí, claro que me atrae, pero debe ser que no atrae a los editores – Risas.

J.S. En la contraportada se puede leer: Hermano es una historia de amor disfrazada de libro de viajes sobre Birmania. O al revés. No se sabe si es una historia de amor. O el autor quiere creer que no lo es. O no sabe si lo fue. Salvo que el amor no correspondido sea también amor, en cuyo caso probablemente sí lo sea. O a lo mejor si fue correspondido y no se enteró, opción que le tortura de manera continua, quizás la peor opción.
Sobre este primer párrafo de dicha contraportada, se me ocurren varias preguntas tras leer la historia. ¿Crees en las historias de amor, aunque el uno ame y el otro no sepa si es correspondido?
J.L. Es una de las tesis del libro. Por supuesto: lo importante es amar, sea o no correspondido. Es más: las más grandes historias de amor son las no correspondidas. Que se jodan los que no aman.

J.S. Yo no creo que el protagonista se torture por una historia de amor no comprendido, sino todo lo contrario, por no atreverse a descubrir si es correspondido el amor que siente hacia el birmano. ¿Cuál es tú sincera opinión?

J.L. El protagonista sobre todo lo que querría es haber seguido manteniendo ese misterio, viajando entre campos de coliflores en el coche con el birmano, infinitamente. Sin preguntas, sólo disfrutando de las gotas de sudor que resbalan por el cuello del muchacho. Todo lo demás le da igual.

J.S. ¿Piensas que mucha gente pierde la oportunidad de un amor verdadero, por la falta de valor ante la persona que ama, por ser rechazado?

J.L. Cada uno debe hacer el esfuerzo por saber qué es lo que quiere, qué necesita y hasta dónde  puede llegar. Si soy feliz dándole un azote en el culo a mi compañero en el campo de fútbol cada vez que mete un gol, aunque sea una vez cada dos meses… ¿Para qué más? Si no soy feliz con eso, tendré que pillarle a traición en las duchas y ponerme de rodillas (para ponerle un anillo en el dedo) y pedirle matrimonio.

J.S. Sin duda, lo que más me atrapó del birmano, es su ingenuidad y sencillez. ¿Qué es lo que te atrapa a ti de una persona?

J.L. Has acertado. Me encantan las personas nobles, sin dobleces. Que dicen las cosas a la cara. O que, si no las dices, es fácil deducir que sí las piensas.

J.S. La duda ofende. Claro que es un libro de viajes, y además con descripciones muy precisas. ¿Qué te impulsó a tomar como escenario Birmania y no otro país?
J.L. Lo de Birmania fue realmente casual, la historia podría haber pasado en cualquier sitio. Acababa de volver de Birmania y tenía muy fresco el recuerdo. Además, me había venido con la sensación de que no había sabido expresar mi agradecimiento a todas esas personas que habían hecho mi viaje absolutamente delicioso. Era la manera de devolverles algo de lo que a mí me dieron.

J.S. Durante la lectura de la historia, hay algo que me desconcertó totalmente y que pienso sobra en la novela. Con todo mi respeto. Pero no entendí como dedicas algunos capítulos cortos a esos momentos en Madrid, en un monólogo, de un personaje, que lo definiríamos como “loca”, hablando en femenino y con un vocabulario muy vulgar, en contraposición a toda la belleza narrativa de la historia en Birmania ¿Qué te motivo a incluir esos capítulos?

J.L. No eres el primero que me lo dice (Luis Antonio de Villena dice que es como estar comiendo una tarta de merengue y encontrarse dentro un chorizo). También hay quien prefiere esos capítulos al resto. Yo, sin embargo, creo que son imprescindibles; me daba miedo estar rescribiendo La pasión turca. Me dejo llevar enseguida por el lirismo, me dan arrebatos místicos… ese personaje me sitúa de nuevo en la tierra.

J.S. Las novelas escritas en primera persona, exponiendo tantos sentimientos, siempre provocan al autor sacar parte de su ser, en mayor o menor medida. ¿Hay en esta historia retazos de sentimientos vividos por amores que no se consumaron?

J.L. Por supuesto. No es una novela autobiográfica porque yo no me enamoré de ningún Birmano en concreto sino que construí uno a medida con aspectos de muchos chicos que conocí aquel verano. Pero creo que casi todos los escritores utilizamos sentimientos vividos y los disfrazamos de algo.

J.S. Totalmente de acuerdo con la respuesta anterior. ¡Ay, tus pies! Los pies son el fetiche de mucha gente. ¿Cuál es tu fetiche confesable?

J.L. Me encanta la ropa interior. Y los uniformes. Hice la mili en Infantería de Marina y eso marca. El tema pies no lo trato, la verdad. Al menos en España (no me gustan los pies españoles) – Sonrisa.

J.S. Tenemos que ir dando por finalizada la entrevista y se me quedan muchas preguntas en el tintero, que seguramente habrá otra oportunidad para ello. Decir a modo de resumen que: desde 2006 colaboras semanalmente con una sección cultural Desayuno e Urano en la Web dosmanzanas.com, sobre cine, literatura, música y arte LGTB. Eres coautor del blog de poesía homoerótica “La taberna del Mar” y en la actualidad estás terminando tu segunda novela: Sebastián en la laguna. ¿Qué nos puedes adelantar sobre esta nueva obra

J.L. Es mucho más convencional que Hermano. La historia se sitúa en un verano de los años ochenta, cuando teníamos todo el tiempo del mundo, en la adolescencia. Hay amor, sexo y hasta algún crimen.

J.S. Y la última pregunta, como siempre queda abierta para el entrevistado. ¿Qué te hubiera gustado que te preguntara y no he hecho?

J.L. Me hubiera gustado que me preguntaras sobre mí otro hijito: La tumba del chicle Bazooka. Sólo está disponible en digital y fue un experimento para ver cómo funcionaba el tema y tal. Lo puse a la venta al precio mínimo que podría (menos de un euro) y resulta que está yendo de maravilla. Es una colección de cuentos, escritos y relatos de viajes. La gente lo lee a ratos, en el móvil, mientras va a trabajar, en el metro. Me escriben correos muy emocionantes.

J.S. Se me fue el santo al cielo con ese hijito, como lo has llamado y le pido todas mis disculpas a la obra – sonrisa – Yo lo tengo descargado en mi ordenador, porque mi móvil no tiene Internet, aunque cueste creerlo. Y es uno de esos libros pendientes, pero aún tengo varios en papel que son los que llevo en mis viajes al trabajo. Seguramente habrá tiempo para una nueva entrevista y hablaremos de él. Ha sido un auténtico placer conversar y conocerte un poco más y espero que pronto nos podamos tomar una cervecita tranquilos e intentar arreglar nuestros mundos.

J.L. Gracias por todo, Javier, y un saludo afectuoso a los lectores.
 

La semana que viene será la reseña de “Hermano” como corresponde.

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