domingo, 14 de diciembre de 2014

MI HISTORIA COMO ESCRITOR: CAPITULO I (MI MADRE CARLOTA SEDANO)


HOLA A TODA LA GRAN FAMILIA DE ESTE BLOG.

Desde hace ya un tiempo, algunos amigos, lectores y seguidores, me vienen comentando por diversas redes sociales y sobre todo en mensajes privados que por qué no hago una breve historia sobre mi gran afición a la escritura.

 Hasta la fecha me costaba entrar en dicha materia, pero después de pensarlo mucho he decidido relataros un poco toda esta gran aventura que me llevó un día a escribir mi primer cuento. Los inicios muchos los conocéis porque los he mencionado en algunas entrevistas y donde está claro que la piedra angular, la gran columna que consiguió que un día mi mente se abriese al gran y maravilloso mundo de la imaginación y de la cultura, fue mi madre.

Presentar a mi gran madre, como artífice de todo aquel mundo de ensueño en el que me sumergió desde muy niño; Carlota de nombre, es tan sencillo como lo era ella misma, pero tan complejo como el tremendo mundo cultural con el que se enriqueció sin practicar ningún arte de forma real, pero sí disfrutando, mostrando y educando.

 Gran lectora, siempre la veía con un libro entre las manos, en aquellas tardes, sentada frente a la ventana de la cocina, mientras en los fogones se preparaba la cena para esa noche, eso cuando no estaba jugando con mi hermano o conmigo, o leyéndonos alguna historia.

Gran aficionada al teatro. En mi pequeña ciudad obra que se representaba a modo aficionado, o llegaba en verano con motivo de las festividades de la Patrona a los teatros de la ciudad, ella siempre tenía su entrada en la mano con tiempo de antelación.  Sus padres ya les habían educado en este gran arte del teatro, a ella y a sus hermanos.

Gran aficionada a la música clásica. Recuerdo que siempre en mi casa sonaban aquellos temas en radios antiguas que en ocasiones perdían el dial, y la mayoría de las veces, aquel canal elegido, era música clásica, aunque luego como las mujeres de aquel tiempo, cantara también por Manolo Escobar, Marifé de Triana y otros de la época,  mientras realizaba las labores de la casa.

Mis recuerdos me llevan al salón, donde en el sillón sentada frente a la televisión en blanco y negro veía el Estudio 1 (Teatro), creo que se emitía los lunes, o en los  programas concurso me deslumbraba como contestaba más rápida que muchos de los concursantes. Cuantas veces la decían: “Apúntate a un concurso, lo ganarías” y ella respondía, siempre sonriendo. “No, que va, para eso hay que saber mucho y si yo contesto, es porque estoy en casa sin nervios y cómoda”.

Mi ciudad, Torrelavega, al ser tan próspera en aquellos años 60 y 70 contaba con varias galerías de arte. Pues creo que nunca nos perdimos ninguna exposición. A mí hermano todo aquello no le gustaba, pero yo lo disfrutaba con ella. Lo que ella sabía me lo explicaba y cuando no tenía conocimiento del tema, el programa  del galerista, me lo relataba y así ambos aprendíamos lo que aquel autor deseaba plasmar con sus óleos, dibujos, acuarelas…

 Amante también del cine, al gran cine de aquellos tiempos.  Junto a ella descubriría las imágenes en movimientos que se provocaban en el mundo mágico de la pantalla en blanco en aquellas salas oscuras.  Juntos reíamos, llorábamos, nos emocionábamos y cuando terminaba la película, me decía que el cine era para divertirse, pero que todo era fantasía. Junto a ella recorrí los grandes cines que tenía mi ciudad: “Concha Espina” “Garcilaso” “Avenida” que además también eran teatros.

Le encantaba bailar y lo hacía más que bien, demostrándolo en las bodas y otros eventos. Y sí, vale, todos podréis decir, ¿qué va a decir él? Era su madre. Pues no, lo mismo que puedo decir que mi madre era la cultura total en el hogar, quien me enseñó a escribir con unos 4 años y a despertar la imaginación, mi padre era un auténtico patán.

Una mujer modesta, moderna y llena de virtudes y no es porque fuera mi madre, pues quien la conoció y la recuerda, creo que puede dar muestra de ello. Generosa con todo el mundo, siempre despertaba una gran sonrisa y tenía ese tiempo, que hoy nadie parece tener, para hablar, conversar y estar en contacto con el mundo real.

Y así, de esta manera y siendo muy niño, es como fui descubriendo el gran amor al arte en general, sin pensar jamás por aquel entonces, que un día una de mis grandes aficiones sería la literatura y sobre todo un autor publicado.

La semana que viene os contaré, como mi madre abrió las ventanas de mi imaginación.

2 comentarios:

  1. Tu madre era una personan increíble, e acuerdo mucho de su imagen y siempre con una sonrisa y palabra cariñosa para los niños, cuando pasábamos a la tienda, haya donde sea fijo que estará con la mía, como lo estaban aqui

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    1. La verdad que hablar de mi madre siempre me resulta muy fácil, porque quien la conoció, sabe que nada de lo que digo es mentira. Gracias por tus palabras. Un abrazo

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