martes, 8 de septiembre de 2015

CRÓNICA TEATRAL DE: "PAPÁ ES PETER PAN Y LO TENGO QUE MATAR"


Papá es Peter Pan y lo tengo que matar” Cuando ley el título de esta obra de teatro, me asaltaron varias dudas, que por supuesto quedan despejadas tras ver la función.

Sobre el síndrome de Peter Pan no voy a decir nada que no se sepa. Yo siempre he buscado la parte positiva, en la que el adulto crece, pero nunca deja de alimentar al niño interno que llevamos dentro, compartiéndolo en ocasiones con los demás y de esta manera hacer la vida más llevadera. Pero no, la obra profundiza en el verdadero síndrome, en el de la inmadurez de ciertos aspectos psicológicos y sociales. Donde el cinismo, el orgullo, la crueldad, la arrogancia, la negación del envejecimiento e incluso de las responsabilidades, juegan con la manipulación y la creencia de que lo que está haciendo es  lo correcto, mientras piensa que quienes le rodean, le han abandonado o no saben apreciar verdaderamente el potencial que esconde, de quien él cree ser, cuando en realidad dista mucho de la realidad.

César, personaje que interpreta magistralmente  Eloy Arenas, nos ofrece la visión de un ególatra convencido y orgulloso. César es el filósofo urbano que ha creado una antiética para justificar sus infidelidades, su dejadez familiar e incluso su afición a las prostitutas, y lo intenta justificar.  Quiere mostrarse como la víctima ante los espectadores.

Cesar se despierta una mañana y ve que han desvalijado su casa. Se mueve por el escenario incrédulo, aunque pronto descubriremos que la noche anterior se ha corrido una juerga con una prostituta, señorita de compañía que le llama por el móvil para decirle que ha sido ella y unos amigos, quienes han llevado a cabo tal fechoría…

En un escenario prácticamente desnudo, con fondo negro, con cuatro cajas vacías colocadas por el suelo, con una chaqueta en un lado, un pantalón en otro, una camisa perdida entre una de las cajas, un cuadro de un Arlequín del cual de una esquina pende un tanga rojo de mujer, y con un gran jarrón rojo que le servirá para sentarse en algunos momentos, Eloy Arenas se presenta en bata para ofrecernos un monólogo cargado de drama, ironía y toques de comedia que nos llevarán desde la sonrisa a la carcajada, pero que ante todo nos mantiene pendientes de esos momentos reflexivos. Momentos en los que intenta debatir con el cuadro del arlequín, el cual odia porque lo pintó su suegro y considera horrible, o se imagina conversando con su mujer, incluso hace referencia a su hija, a la cual sin despreciar, habla insistentemente de su obesidad, pasando por las referencias a la importancia que le da a todo lo material.

Un monólogo duro, cruel en ocasiones, cínico y realista hacia el comportamiento que muchos tienen ante la sociedad. Una obra creada por Ramón Paso, quien también la dirige con soltura.

Tal vez si una crítica negativa merece esta obra, es que se queda con algunos viejos  clichés muy típicos, pudiendo haber abordado otros temas más actuales, pero la obra sin duda es muy recomendable.

 

La obra se representa en la SALA PRINCIPAL DEL TEATRO LARA.

EN HORARIO DE 20:00 HORAS TODOS LOS LUNES.

LAS ENTRADAS SE PUEDEN ADQUIRIR EN EL PROPIO TEATRO Y EN WWW.TEATROLARA.COM

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