jueves, 10 de agosto de 2017

LA PARTIDA: CRÍTICA TEATRAL


        La partida, escrita y dirigida por Oscar Sanz Cabrera, nos trae los recuerdos de los años de pandilla, de cuando teníamos 20 años, donde los amigos estaban unidos sin saber el motivo que les llevaba a ello, aunque en este caso, los 20 años son casi los 40.

          Tres amigos: Julio (Alfonso Mendiguchía), Ricardo (Juan López – Tagle) y David (Jorge Cabrera), viven vidas muy diferentes, encarnando a personajes típicos que todos de una forma u otra hemos conocido, tenemos como amigos, vecinos o dentro del seno familiar.

          Ricardo es un tanto guarrillo y pasota, acaba de separarse y decide irse a vivir a casa de David, un eterno estudiante, viviendo a costa de su madre, introvertido y con el sueño de un día triunfar como pintor; ambos tienen un amigo en común, en realidad los tres se conocen desde niños. Julio es el triunfador en la vida o al menos eso desea hacer creer a los demás.

          Por un lado estamos ante una obra cómica con toques dramáticos, pues nada parece lo que aparentemente nos muestran estos tres personajes, donde las caretas se cambian constantemente, los engaños están a la orden del día, las manipulaciones, los egos, el conformismo, las envidias y quienes creen que son… Y por otro lado es una pieza reflexiva sobre el valor de la amistad, el deseo de no estar solos, el esperar una palabra de consuelo en el momento preciso o un grito que sirva como empuje necesario. Todo desde la máxima sencillez en los diálogos, los chascarrillos y la ironía nada fina que se ofrecen los unos a los otros.

          Tres personajes principales, pues ninguno de ellos ejerce de secundario. Los tres con personalidad propia que llevan a gala desde el comienzo al final y donde Alfonso, Juan y Jorge, nos hacen creer en todo momento, sintiéndonos tan incómodos como ellos representan estar por instantes y relajados, cuando lo requiere el texto.

          El texto de Óscar Sanz Cabrera nos puede resultar fácil y ya conocido, pero es que la vida es así. Si se representa la vida contemporánea y cotidiana de tres personas normales, no se puede y no se debe adornar. La dirección es correctísima con pequeños detalles que la hacen grande, así como los instantes de estar viendo dos situaciones distintas en dos espacios diferentes. Una obra que entenderán más aquellos que hemos pasado de los 40 y para los más jóvenes, hacerles ver que los amigos se gestaban quedando, hablando e incluso discutiendo en persona y no a través de una red social en un móvil.  Quizás por eso esta obra se reestrena frecuentemente y ha obtenido El Premio Votación Popular al “Mejor espectáculo” y El Premio Especial del Jurado en XIII Mostra de Teatre de Barcelona.

          Para terminar me quedaré con un fragmento que durante la partida Julio le comenta a David, resumiendo perfectamente la historia que nos están contando.

“... Eso no es jugar al póquer David. El póquer es… es como la vida. Sí, señor, como la vida. Tienes que apostar. El póquer es arriesgar, es pegarte un farol, es hacer creer a los otros que tienes la jugada de tu vida… ¡Aunque no tengas ni una puta pareja! Y si pierdes, aceptación. No se puede jugar con el miedo metido en el bolsillo, David. El miedo se huele. El póquer es como la vida. No puedes racanear”

          Recomendable para amantes de la comedia y nostálgicos de un tiempo pasado.

FICHA:

AUTOR Y DIRECTOR: Óscar Sanz Cabrera

ACTORES: Alfonso Mendiguchía, Juan López-Tagle y Jorge Cabrera.

FOTOGRAFIA Y DISEÑO GRÁFICO: Panci Calvo.

DISEÑO DE LUCES: Marc Duran.

ESCENOGRAFÍA: Gloria Díaz Llorente y José Crespo

VESTURIO: El Farol.

MÚSICA: Pablo Ballesta y Óscar Sanz Cabrera.

Una producción de La Partida Teatro.

Todos los jueves a las 22:30 horas

TEATRO LARA - MADRID - Metro Callao

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