Mostrando entradas con la etiqueta AL FILO DE LA PASIÓN (SAN VALENTÍN). Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta AL FILO DE LA PASIÓN (SAN VALENTÍN). Mostrar todas las entradas

sábado, 14 de febrero de 2015

UN PEQUEÑO REGALO POR SAN VALENTÍN


Hola a todos mis queridos lectores del blog. Hoy es una fecha señalada y aunque todos sabemos que se creó por el puro marketing, es un día tan bueno como otro para declarar el amor por otra persona. Hoy es San Valentín, patrono de los enamorados del cual ya os he hablado otros años por estas fecha. Así que en este año he decidido obsequiaros con un fragmento de mi última novela de corte erótico - romántica: Al filo de la pasión, publicada con la Editorial Amazon. 
 
"León miró a Carmen y está percibió en su rostro una mirada llena de vida. Él no se atrevió a gritarlo, como su ser deseaba, pero dejó que sus labios gesticularan la frase: “Te amo”. Carmen cerró los ojos y contuvo la respiración. Escuchó sin oír la frase que la vistió por completo, como sólo León sabía hacer. Se mordió el labio, dudó y tras comprobar que nadie la observaba, le contestó de la misma manera: “Y yo a ti”

La cena estaba finalizando, María había acompañado a Marta a la cocina para retirar parte de la vajilla y acercar los postres. Fernando conversaba con Manuel. León se deleitó contemplando a Carmen envuelta en su vestido de noche en seda, con escote palabra de honor ligeramente drapeado y en color malva. El ambiente se envolvió con los sones de “Cry  me a river” en la voz de Michael, y León recibió aquella descarga de energía provocada por sus pensamientos hacia Carmen. Se levantó, se desprendió de su americana y extendió su mano hacia ella, Carmen dudó. León le dispensó la sonrisa más arrebatadora y ella sucumbió. No sabía que pretendía, pero confiaba en él. En aquellos ojos percibió un destello desconocido, pero cálido, que la desnudó y vistió con un beso no dado.

León la tomó por la cintura con su brazo derecho y con el otro, cogiendo la mano derecha de ella, la elevó. La miró a los ojos y de sus labios brotó en un susurro: “Déjate llevar por la música, no pienses en nada más”. Carmen respiró profundamente y sonrió. Los pies de León obedecieron la orden que trasmitió su cerebro. Movimientos  sutiles, suaves, in crescendo a medida que el lamento embargaba la voz del interprete.  Los cuerpos de  Carmen y León sufrieron la metamorfosis que la aflicción provocaba en aquella letra desgarradora, poseyendo cada fibra de ambos. Carmen se dejó llevar, pero también llevó. Manos, brazos, cuerpos, piernas, miradas; escribían y describían  un nuevo lenguaje, hasta la fecha desconocido, en aquel salón, donde únicamente una voz les hablaba, les gritaba con pesar el dolor del falso amor, del engaño, de la frustración y por ello, él había llorado un rio por ella. Aquel río en aquel salón se convirtió en salvaje, movimientos como olas nunca soñadas por el mar, se contorneaban, se alejaban y se acercaban, mientras las piernas continuaban hablando, hablando al cuerpo, gritando que en el amor no hay que decir lo siento, como la canción insinuaba. Que el amor no conoce de crueldad, sino de compasión. Un arrebato invadió a León y a Carmen, ante el dolor de aquellos personajes de ficción, creados por un autor que tal vez había sufrido por amor y que buscando curar su corazón sangrente, escribiría para que una voz las lanzara al universo; pero Carmen y León eran reales, ellos vivían y aunque ocultaban su  amor, hasta el momento preciso, con sus movimientos deseaban mostrar el cariño que se profesaban, sin hacerlo. Besarse, sin acercar los labios. Mirarse, sin detener las miradas, pero sí acariciarse, porque el baile se lo requería, porque el serpenteo de sus cuerpos debía ser medido por una mano gentil, porque temían levitar y separarse en ese clímax que estaban experimentando. Ellos, ellos no llorarían ningún río el uno por el otro, a no ser de felicidad plena, de gozo eterno. Carmen lanzó un gran suspiro, León percibió una fuerte erección, sus ojos se detuvieron, los unos frente a los del otro, justo en el momento de aquella última frase: Cry me a river. Sobre ellos habían llorado de pasión sus poros, que León agradeció estuvieran ocultos por la camisa blanca. Sus respiraciones volvían a sosegarse, sus corazones latían con un frenético ritmo."
FELIZ SAN VALENTÍN.
Si te interesa esta novela la puedes adquirir en el siguiente enlace de la Editorial Amazon: