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domingo, 13 de abril de 2014

UN TIEMPO PARA MEDITAR, SUFRIR Y LUCHAR CAPÍTULO XV


                       CAPÍTULO XV
                         LOS AMIGOS          

Me habréis oído hablar muchas veces de la gran importancia de los amigos y de que ellos van formando parte de la nueva familia, en la sociedad que nos toca vivir. Y es que en ocasiones, la familia de sangre, por las circunstancias que sean, no está cerca de nosotros o la hemos ido perdiendo en el camino.

Siempre dicen que los amigos de verdad están cuando uno los necesita, y aunque este dicho sea muy cierto, yo nunca he precisado de una circunstancia determinada para saber que cuento con un gran grupo de amigos y amistades, que forman parte de mi vida.

Los pormenores que han rodeado esta operación han sido muchos y muy variados, y desde el primer momento, al igual que he compartido con todos mis amigos mis alegrías, también me vi en la necesidad de hacerlo, con lo que me estaba desolando, El apoyo desde el primer instante fue absoluto, 
El día antes de operarme lancé una nota en Facebook anunciando que estaría alejado del medio por unos días debido a mi intervención, la respuesta fue masiva, tanto en ese post, como en privados, Whasap, llamadas, etc. Y la asistencia al hospital fue diaria: a cualquier hora tenía amigos visitándome y ofreciéndome todo su apoyo. Al igual que está sucediendo en casa, desde que me dieron el alta.

Desde estas palabras, si algunos leen estos textos, quiero pedirles también disculpas si en algún momento no estaba en mi mejor estado, pues pasé horas e incluso algún día, bastante chungo; y aunque las visitas me llenaban de vida y energía, el simple hecho de hablar, suponía todo un reto, y un agotamiento absoluto.

Tengo que dar las gracias a amigos como Cristóbal o Raúl que estuvieron esperando pacientes a que saliera de la operación. Amigos que aún sin conocer, pero con un gran trato por Facebook me ofrecieron su protección como fue, entre otros, Carmela Gila. A mis amigos escritores: Isabel Montes y su mujer, a Diego Manuel Bejar, Joakin C., Rubén Besametonto, Mónica y Raquel, o Paz Quintero y su chica, entre otros. Andrés Burguera, que se pasó unas horas antes de emprender su viaje a San Paulo.  Enric, Miguel, Carlos Corbacho y familia, Magdalena, Gemma Pindado, compañeras de mi anterior trabajo. Ray, (el director de la serie Radiografías de Espanta)… En fin, espero que nadie se ofenda si no ve su nombre, pero habéis sido muchos y a todos os agradezco esos instantes que compartisteis conmigo.

Sí, mi familia de sangre se encontraba lejos y la mayoría tenían otras responsabilidades que atender, pero mi otra gran familia, a la que llevo en mi corazón, siempre estuvo allí presente, demostrándome, apoyándome y con sus palabras decirme que contara con ellos para todo. No quiero olvidarme de dos grandes amigas: Rosa y Sofía, que a la vuelta a casa, me han estado ayudando en todo: Acudir a las curas, proporcionarme alimentos que pudiera digerir, pues el estómago no me admitía más que líquidos y algunos purés, y pendientes durante muchas horas del día. Gracias chicas.

Gracias en definitiva a todos. No sabéis lo que se agradece una palabra, una mirada, una sonrisa, un abrazo, un beso y el aliento del calor que desprende la amistad de verdad. Gracias por estar ahí todos y por todos aquellos que desde la lejanía no pudieron estar físicamente, pero día a día por las redes sociales preguntaban sobre mi evolución. Mil gracias, os llevo, como bien sabéis, siempre en mi corazón.