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viernes, 9 de agosto de 2013

CARLOS ESCOLASTICO NOS HABLA DE TOKIO


¿Cuál fue la primera impresión al bajar del avión?
Bajar del avión no fue tan diferente de llegar a cualquier otro aeropuerto. Desde allí tomé un autobús hasta la estación central de Shinjuku y eso sí que fue toda una experiencia. Tiene más de 50 salidas diferentes en varios niveles distintos. El mapa del metro es como un plato de spaghetti de colores y los nombres de las estaciones me parecían virutas de chocolate. El calor era sofocante y me resultó complicado encontrar alguien que hablara inglés y que estuviera dispuesto a pararse un rato a dar indicaciones a un extranjero.

¿Qué es lo que más impacta del país al turista?

Para mí lo más impactante es la educación de los japoneses. Que en un McDonalds puedan dejar tu cámara de fotos o el móvil encima de la mesa mientras vas al baño y que al volver siga en su sitio. El silencio en el metro aunque sea hora punta. La perfecta organización de los millones de personas moviéndose de forma prácticamente sincronizada.

¿Qué ciudades visitaste y cuál es la que más te gustó?

Solamente he visitado Tokio. Una población con 13 millones de habitantes da mucho juego y tengo por costumbre no viajar por viajar así que de momento, cada vez que he vuelto, no he sentido la necesidad de salir de esta megaciudad.

¿Qué nos puedes contar de su cultura y tradiciones?

Actualmente en Tokio se yuxtaponen tradición y modernidad de una forma a veces abrupta. Es fácil encontrar unos típicos baños públicos japoneses junto a una tienda de tecnología punta o en el mismo restaurante varios ejecutivos vestidos de riguroso traje negro junto a extravagantes adolescentes disfrazados de su personaje favorito del manga.

¿Cuál es el comportamiento de los autóctonos hacia el turista?

En general son algo: recelosos de relacionarse con “gaijin” (extranjeros) Al principio pensé que era un comportamiento xenófobo, pero enseguida puede comprobar que es algo más relacionado con la timidez. Son extremadamente vergonzosos y si no están seguros de hablar perfectamente inglés o de poder darte lo que les pidas, lo van a pasar muy mal, así que es lógico que prefieran evitar el contacto. No obstante en las zonas más turísticas la gente con la que uno se puede encontrar es absolutamente abierta y amigable.

Háblanos de su gastronomía.

La comida japonesa es extremadamente popular, supongo que no hay nadie que no la conozca. Yo podría comer todos los días algo de sushi, ramen o empanadillas. En general es una comida más ligera y menos grasa que la occidental, lo cual a mí me encanta. Si al invitarte a su casa te preguntan si te gusta el sushi, aconsejo preguntar primero qué tipo de sushi. No es lo mismo degustar un trocito de atún que comerse un calamar crudo.

¿Aconsejarías el viaje a tus amistades? ¿Por qué?

El viaje es absolutamente recomendable. Por mucho que hayamos oído hablar de Tokio, la experiencia sensorial que la ciudad puede ofrecer, es inolvidable.