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viernes, 15 de septiembre de 2017

DETROIT: CRÍTICA DE CINE


        Angustia e impotencia, serán algunas de las sensaciones que el espectador percibirá viendo, Detroit de la oscarizada directora Kathryn Bigelow (En tierra hostil), con el magnífico guion de Mark Boal

          Los disturbios de Detroit comenzaron el 23 de Julio de 1967 cuando la policía realizó una batida en un bar sin licencia para la venta de alcohol. Esperaban que hubiera poca clientela, pero se encontraron con 82 afroamericanos que celebran el regreso de dos soldados de la Guerra de Vietnam.

          La policía no lo dudó y realizó un arresto general, sin mirar quien era quien y sin ningún motivo. Los furgones iban llenando las calles y los arrestados siendo tratados con violencia, bajo la docilidad de los mismos, mientras eran introducidos en el interior de los vehículos.
        La zona se  fue llenando de vecinos,  mayoritariamente de raza negra, que estaban cansados de dichos arrestos sin motivo aparente… Ese día dejaron de ser pacíficos y sumisos,  para provocar un caos sin precedente en la ciudad y en el país, durante 5 días.

          Una de esas noches, el ruido de unos disparos procedentes del Motel Algiers,  en 12th Street Riot, ocasionaron una redada en su interior, donde la crueldad de los acontecimientos, es el foco principal de esta película.  El resultado de aquellos 5 días, se saldó con: 43 muertos, 1189 heridos, más de 7.200 detenidos y 2000 edificios destruidos.To help end the disturbance, Governor George W. Romney ordered the Michigan Army National Guard into Detroit, and President Lyndon B. Johnson sent in both the 82nd and 101st Airborne Divisions .

          Sin duda estamos ante la mejor película de la directora Kathryn Bigelow, una joya que estremece y cautiva fotograma a fotograma, donde intencionadamente está diseñada para que salgas cabreado, con ganas de soltar sapos y culebras por la boca, sobre la vergonzosa segregación racial en Estados Unidos y las consecuencias de la misma.
Kathryn Bigelow  en un momento del rodaje

          Por primera vez voy a hablar del casting de actores, uno de los grandes aciertos sin duda de toda la película, junto con la sobresaliente dirección de los mismos, pues el grupo coral que lo compone es magnífico. Es cierto que por encima destacan algunos, como es el caso de John Boyega (Dismukes, el guardia de seguridad) y Will Poulter (Krauss, el policía racista) Dos interpretaciones muy diferentes originando el yin yang en sus formas de ser. La cordura y la docilidad de Dismukes, contra la agresividad y la paranoia de Krauss. En los personajes secundarios podría nombrar a todos, pero destacaré a dos féminas, las amigas Julie (Hannah Murray) y Karen (Kaitlyn Dever) cuyos registros actorales van evolucionando a medida que suceden los acontecimientos.

          Angustia e impotencia, las dos palabras con las que abro esta crónica y es que sin duda Kathryn, no quiere que el público esté tranquilo en su butaca, provoca que se remueva en ella, porque todo nuestro ser está en alerta ante las imágenes tan impactantes y maravillosamente filmadas,  en la fotografía  de Barry Ackroyd, prácticamente con cámara al hombro durante toda la obra, al más puro estilo documental, creando con ello la fuerza dramática y el no perder detalle de nada de lo que está sucediendo. La diversidad y riqueza de planos, con el deseo de provocación visual, nos llega sin filtros para directamente cortarnos la respiración, a través de manos temblorosas, gotas de sudor provocado por el miedo, cayendo lentamente por el rostro. Miradas de dolor, de resignación, de poder, entre cuerpos temblando bajo las suaves ropas veraniegas, algunas impregnadas en sangre, como en la piel de muchos de ellos.
         Una obra dura, con diálogos que cortan el ambiente de la sala, por la crudeza de sus palabras, de sus frases, de… la impotencia ante el avasallamiento del opresor sobre el oprimido, sin poder pedir este último, auxilio.

          Muchas veces hablamos de sentirnos dentro de una historia, pero creo que en esta ocasión esa frase se queda corta, pues  por momentos parece que pisamos el mismo suelo que aquellos infelices pisaron dentro de aquel motel. Que nuestras manos están pegada sobre la pared, esperando cual va a ser el próximo movimiento de unos policías sin escrúpulos. Oliendo el miedo del compañero de al lado. Sin duda, el hiperrealismo claustrofóbico reinante en esta película, roza el “sadismo” cinematográfico. Cuando la cámara nos saca del hotel para mostrarnos algún detalle del exterior, estamos deseando que regrese, queremos saber todo lo que sucede entre aquellas paredes.

          Para finalizar decir que lo que hace a esta película poderosa, además de lo expuesto, es que limita la acción, para transformarla en dolorosa frustración. Una obra redonda que se corona con un montaje espectacular, aportándole un gran dinamismo para sus casi dos horas y media de metraje y donde la banda sonora, se camufla como un personaje más. James Newton Howard, ha creado una partitura no solo estremecedora, sino absorbente.

          Muy recomendable para todos los amantes del cine.

          Mi nota es: 9

          ESTRENO en ESPAÑA: 15 de SEPTIEMBRE

  
        REPARTO: John Boyega, Jack Reynor, Hannah Murray, Anthony Mackie, Will Poulter, Jacob Latimore, Jason Mitchell, Maitlyn Dever, John Krasinski, Darren Goldstein, Jeremy Strong, Chris Chalk, Laz Alonso, Leon Thomas III, Malcolm David Kelley, Joseph David-Jones, Algee Smith, Ben O´Toole, Joseph David Jones, Ephraim Sykes, Samira Wiley, Peyton Alex Smith, Austin Hebert.

          PRODUCTORA: Annapurna Pictures/ First Light Production         
          DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Entertainment One Films Spain.