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jueves, 2 de abril de 2015

PRIMERA PROCESIÓN EN MADRID 2015


Ayer sentí, después de muchos años, la Semana Santa y la magia que provoca en las calles por donde desfila.
 
Ayer sentí la devoción y el calor de la gente ante el paso del Cristo de los gitanos y María Santísima de las angustias, que habían salido a las 20:30 horas de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis, en el pleno corazón de Madrid.

Ayer sentí el esfuerzo de los costaleros que alzaban, paseaban y mecían a las dos imágenes con sumo respeto y admiración, por parte de los centenares de madrileños y visitantes que inundaban las calles del centro e iban siendo impregnadas con el olor a incienso.

Ayer sentí como aquellas dos tallas creadas por el imaginero hispalense Ángel Rengel López, en 1996 parecían tomar vida y ante su paso, percibir el recogimiento de todos cuantos desviaban su mirada a ambas imágenes.

Ayer sentí como la música de los tambores de la agrupación musical Santa Marta y Sagrada Cena, además de la banda de la asociación músico cultural La Lira de Pozuelo, era cuanto se escuchaba en el ambiente, pues nadie hablaba ante el paso de  aquel largo cortejo de capas blancas, de la hermandad del Silencio y de los 150 nazarenos que custodiaban tan insignes estampas.

Ayer, después de muchos años de no ver una procesión, sentí la fuerza y la energía de una religión que aunque algunos de los que se llaman representantes de la misma, han intentado oscurecer con sus hechos deplorables, sigue palpitando en los corazones de miles de creyentes.

Ayer, ante las dos imágenes, simplemente me emocioné, tal vez contagiado por el recogimiento de cuantos tenía a mi alrededor, hombres y mujeres de todas las edades en completo silencio, o tal vez, porque aunque tantas veces he dicho que no creo en la iglesia manipuladora, nunca he negado que no crea en Dios y sobre todo en quien para mí, es un ejemplo de vida: Jesús de Nazaret.