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domingo, 18 de diciembre de 2011

AL AMOR Y A LA AMISTAD


Hoy al despertarme la nostalgia me ha invadido. Los recuerdos me han rodeado. Los sentimientos han aflorado, aunque siempre estén despiertos en mí.
Hoy al despertarme con los tímidos rayos del sol, que en esta estación ya no me ofrecen todo su calor, todo su esplendor y belleza, he pensado en la vida y el destino.
Hoy al despertarme, ese calor que ofrece mi cuerpo, esa respiración que desprende mi ser, ese perfume que se mantiene pegado a las sábanas, anhela otro calor, otra respiración, otro perfume, el del ser amado y que no está.
Hoy al despertarme, he precisado del abrazo, de la sonrisa, del gesto, de las palabras de un amigo, pero no hallé. Estoy solo.
Solo en la soledad de una habitación, envuelto en un edredón que me mantiene caliente, de un lecho que me ha ofrecido el descanso merecido durante la noche, de cuatro paredes que me protegen de la intemperie.
Pero mi alma grita al amor y a la amistad.
Les grita para que me colmen y me hagan sonreír, pueda con ello compartir, pueda sentirme febril.
Poco precisamos para que la felicidad logre rebosar nuestro ser, para sentirnos vivos, para gritar que formamos parte del todo y que el universo se sienta orgulloso que somos parte de él.
Le damos tanta importancia a lo que no lo tiene, que nos olvidamos de quienes somos y quienes son los demás.
Preciso del ser amado para amar, para entregarle todo lo que bulle alocadamente dentro de mí, y fundirnos los dos en ese amor. Siendo uno, pero conocedores de que somos dos.
Preciso de la amistad para ofrecerle lo que mi ser desea ofrendar para fomentar ese lazo universal y de esta manera nadie se sienta solo.
Un abrazo, un beso, una caricia, una mirada, un gesto amable. Es lo que anhela mi ser, mi alma inquieta.
Si piensas como yo, si te despiertas con esos sueños, despégate del edredón, fusiónate con la vida y sal al mundo para ser visto, escuchado y tal vez el amor florezca ese día, que el encuentro con el amigo se produzca, y si no es así, habrá otros amaneceres, otros días por vivir, pero jamás perdamos la esperanza de amar y ser amados.