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lunes, 3 de abril de 2017

SED: CRÍTICA TEATRAL


         SED, es un puñal directo al corazón, donde los sentidos se revolucionan ante lo que el espectador ve y escucha. Una obra que resulta tan incómoda, como necesaria.

          Un decorado inocente con piezas de juguetes gigantes, un matrimonio donde el hombre trabaja de psicólogo y la mujer de abogada, dos niños, primos entre ellos, que están jugando en algún lugar de la casa y una sugerencia de la mujer al llegar del trabajo, de que su sobrino de 9 años, que es quien está jugando con su hijo algo menor, se quede más tiempo en la casa, porque sus padres están de vacaciones, sugerencia a la que Él, se niega en rotundo.

          En medio de la discusión del porqué no quiere que se quede, se enciende la mecha del problema, que como una losa pesada aplasta y mantiene a nuestro psicólogo, en constante alerta: Siente atracción por su sobrino menor de edad, pero no sólo por su sobrino, sino por los menores de edad en general, librando una gran batalla en su interior, pues aun, no ha tocado a ninguno con intenciones indecorosas. Tras su confesión se desata en la pareja,  una tormenta de sentimientos encontrados y reproches constantes.

          Un conflicto donde todas las emociones toman partido y como el aire que traspasa nuestros pulmones para alimentar nuestro ser, así entran de golpe repartiéndose entre el corazón y la mente, entre los sentimientos y la lógica, provocando un debate interno en nuestro yo, mientras los personajes interpretados por Sauce Ena y Mariano Rochman, siguen sin cuartel mostrando una descarnada realidad, que duele hasta el alma.

          La pareja de actores están sublimes, embrujados, tocados por la batuta de la inteligencia interpretativa. Con arrojo, atrevimiento y total credibilidad, vislumbrando en ellos esa posesión de los personajes, ese brillo en los ojos de sufrimiento vivido, al final de la función; en ese ejercicio llevado casi al límite en gestos y expresión corporal.

          Un texto tan inteligente como osadamente atrevido, pero agradecidos a Alejandro Butrón Ibáñez, por exponernos tan cruda realidad, sabiendo tratar un tema tan delicado como es la pedofilia, tan en boga, desgraciadamente, en la sociedad que vivimos. Audaz en las palabras. Impactante hasta saber llegar, sin traspasar la línea. Absorbente hasta inquietar al espectador en la butaca y sobrecogedora, en el conjunto de la obra.

          La dirección de César Barló resulta sobresaliente, forjando a los personajes hasta devorar a sus intérpretes, como dos rivales, sin serlo, para provocar que se lancen golpes dialécticos e incluso alguno físico.  Una lucha sin cuartel, tomando el escenario como cuadrilátero,  hasta el sonido final no de la campanilla, sino del timbre de la casa, y dejarnos con preguntas como: ¿Qué sucede cuando el escenario se queda a oscuras, cuando esa puerta aún no ha sido abierta, cuando la lucha interna y externa de ambos, no ha cesado? Preguntas que concluyen en nuestra mente, ante el estrépito de los aplausos, cuando el espectador al fin recobra el aliento perdido.

          Felicitaciones también al equipo humano del Teatro Lara, siempre tan profesionales.

OBRA MUY RECOMENDABLE.

Texto: Alejandro Butrón Ibáñez

Dirección: César Barló

Elenco: Sauce Ena y Mariano Rochman

             La obra se estrenó el 7 de febrero

Lugar de representación: Teatro Lara.

Horario: Todos los martes a las 20:15 horas.