La coproducción entre
Austria y Alemania, El baño del diablo
está escrita y dirigida por Severin
Fiala y Veronika Franz.
Una mujer camina con su
bebé llorando en brazos, se interna en un bosque, le coloca un collar que
parece un amuleto alrededor del cuello y desde lo alto de una gran cascada lo
arroja al agua. Lentamente regresa al pueblo, llama a una puerta y cuando abren
comenta que ha cometido un crimen, dicha mujer es condenada a muerte y expuesta
ante todos.
Estamos en Austria en
el siglo XVIII. En un pueblo rodeado de bosques en donde vive Agnes (Anja Plaschg), preparándose para
casarse con Wolf (David Scheid). Una
boda austera y tranquila. La noche de bodas Wolf parece no tener demasiado
interés en consumar la relación y así ocurre el resto de las noches y de los días.
Viven de lo poco que da la pesca. Agnes contrae una extraña dolencia física y
mental y hasta aquí puedo escribir.
El guionista y
director, Severin Fiala, se inició
escribiendo y dirigiendo cortometrajes en 2009. En 2012 codirigió el documental
“Kern” junto a Veronika Franz. Juntos alcanzarían un gran éxito internacional
dos años más tarde con “Buenas noches Mamá” 2014. En su filmografía nos
encontramos con el mediometraje “ElePhant Skin” con Ulrike Putzer, el
largometraje colectivo “The Field Guide to Evil” 2018, la colaboración en la
serie “Servant” 2019 y junto a la directora Veronika Franz los ya mencionados
“Kern” 2012 y “Buenas noches Mamá” 2014 además de “La cabaña siniestra” 2019 y
este año nos presentan “El baño del diablo” 2024. En cuanto a la guionista y
directora, Veronika Franz se graduó
en la carrera de filosofía. En sus inicios fue crítica de cine, asistente de
dirección y guionista para numeras obras de Ulrich Seidl hasta debutar en la
dirección junto a Severin Fiala y en las obras ya mencionadas.
El baño del diablo se
nos presentas como un duro drama rural con connotaciones psicológicas. El
terror no es físico ni visceral y por descontado tampoco gore, pues este se
encuentra en lo más profundo de la psique de la protagonista, quien en
ocasiones nos confunde entre sus delirios y extraños comportamientos, en unos
tiempos nada fáciles para las mujeres, pues además de reinar el patriarcado,
merodeaban a sus anchas la todopoderosa iglesia y el concepto de brujería,
cuando algo era difícil de comprender o explicar. Hay un instante en que un personaje
le dice a Wolf que cree que su mujer ha recibido “El baño del diablo”, quedando
patente la ignorancia y supersticiones de un pueblo apartado de toda civilización
y subyugado a los señores, a cambio de un trozo de pan negro y poco más.
Inspirada en hechos
reales, una vez más la mujer es el centro de atención y sin duda ellas nos
regalan instantes muy interesantes, en particular los que rodean a Agnes, quien
conquista al espectador con una interpretación dramática, aplastante,
sobrecogedora y terrorífica, cuando exterioriza lo más íntimo del personaje o en
escenas como las lavanderas en el río, sus momentos de introspección ante el
altar que ella misma ha creado o las conversaciones con su suegra que le
reprocha que no atiende bien a su hijo con frases lapidarias como “Al Señor
(Dios) le molestará que no cocines para tu marido”
A tener en cuenta los
aspectos técnicos que intervienen, actuando como personajes secundarios y vitales,
entre los que encontramos la fotografía, la banda sonora o el sonido. En su
conjunto logran concebir estampas que visten al filme de un extraño manto, de
una atmósfera fría por la que deambulan, sin ningún pudor, la hambruna, la
suciedad, la soledad, la tristeza o los desengaños. Todo bajo el amparo de una
magnífica fotografía austera y sencilla, bucólica y bella de Martin Gschlacht, entre precisos
encuadres, colores apagados, la tenue iluminación que se apoya en instantes muy
concisos en la luz que desprende, por ejemplo, el fuego. La escena en
la que Agnes está cocinando con una rama prendida en su boca, nos pone en
situación de la vida en esos tiempos. En cuanto al sonido asfixiante
escucharemos, aunque no entendamos o sí, al bosque, al viento, a los arroyos, el
crujir de la hierba y las ramas o el salpicar del agua y en cuanto a la banda
sonora de Anja Plaschg, logra que
estemos constantemente en alerta y angustia.
En resumen, “El baño
del diablo” es un filme duro, con un “terror” que se alimenta del alma, del
cerebro, de las supersticiones, de la depresión, de lo inhumano y de una
religión férrea, cuyas promesas mal entendidas pueden llevar al desastre. Una
interpretación magnífica de Anja Plaschg
y de una desasosegante Maria Hofstäffet encarnando
a la suegra y quizás, el punto negativo se encuentre en el ritmo tan pausado
que los directores otorgan al filme. ¿Algunas veces necesario? Quizás. Finalmente
lo que sí debo avisar al público que espera una película de terror al uso con
sus sustos, desmembramientos, gritos, gore etc., que esta no lo es, pero que
merece la pena verla, desde otros puntos, cinematográficamente hablando, muy
interesantes.
Mi nota es: 7,5
ESTRENO EN ESPAÑA: 15
de noviembre.
REPARTO: Anja Plaschg,
David Scheid, Natalija Baranova, Maria Hofstätter, Lucas Walcher, Claudia
Martini, Elias Schützenhofer,
PRODUCTORA: Ulrich Seidl//
Film Produktion GmbH// ARTE// Bayerischer Rundfunk (BR) // Heimfilm Gmbh// Österreichischer
Rundfunk (ORF)
DISTRIBUIDORA: Caramel
Films España.
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