martes, 5 de noviembre de 2024

EL MÉTODO KNOX: CRÍTICA DE CINE

     El Método Knox está dirigida por Michael Keaton con guion de Gregory Poirier.

Es de madrugada y John Knox (Michael Keaton), un asesino a sueldo, se reúne en un bar de carretera con Thomas Munciel (Ray McKinnon). John comunica a su compañero que tiene que salir unos días de la ciudad. Tras las pruebas médicas que se realiza John en un hospital, el especialista le informa que padece un tipo raro de demencia, la enfermedad de Creutzfeldt-Jackob, un trastorno neurológico serio  que evoluciona a gran velocidad. Decide aceptar un último trabajo junto a Thomas y además de liquidar a su objetivo, elimina a la mujer que se encontraba con él y en la confusión, a su propio compañero.

Esa misma noche recibe la visita de su hijo Miles (James Marsden), quien nervioso le comunica que ha matado al hombre que ha violado a su hija, le tranquiliza y se hace cargo de todo. Knox percibe que la enfermedad se desarrolla más rápido de lo que pensaba y decide hablar con su amigo Xavier Crane (Al Pacino), que conoce muy bien su profesión, para que le ayude a preparar su testamento. La cosa se complica al entrar en el juego la detective Emily Ikari (Suzy Nakamura), quien ha relacionado las muertes.

El actor y director, Michael Keaton, estudió en la escuela secundaria, Montour High School en Robinson, Pensilvania y en Kent State University en Ohio. Se inició como actor en 1976 en la serie de televisión “El vecindario del Sr. Rogers” y en el largometraje con “Un tío muy especial” 1978, Cuenta con un gran número de películas en su filmografía como actor interpretando a personajes como “Bitelchús” y “Batman” de Tim Burton o bajo la dirección de directores como Quentin Tarantino en “Jackie Brown” 1997 o Aaron Sorkin en “El juicio de los 7 de Chicago” 2020. En la dirección debuta con “Caballero y asesino” 2008 y este año nos ofrece “El método Knox” 2024.

Un filme oscuro, axfisiante, desconcertante, doloroso y demoledor. Las imágenes juegan constantemente con las elipses entre destellos que duran segundos, tiempo suficiente  para que el espectador asuma por lo que está pasando el protagonista, lo que origina, que a medida que avanza el metraje la angustia se apodere de la sala, de Knox y de cuantos espectadores la están viendo. Nos atrapa en ese caos de crimen que por instantes creemos ver la luz de la esperanza y en otros la penumbra de la realidad. No he visto muchas películas sobre el deterioro de una persona que impacte tanto como “El método Knok”. Estamos ante un ejercicio abrumador y realista que te hace plantearte la existencia y la vulnerabilidad del ser humano.

Mientras la historia policial sobre los asesinatos cometidos por padre e hijo, van tomando cuerpo, asistimos al dramático deterioro y la pérdida de las funciones mentales que Knox padecerá a lo largo de varias semanas. Acciones tan naturales y cotidianas como el olvidar su nombre real o no recordar que taquilla, del gimnasio, pertenece a la llave que posee como cliente; hasta llegar a tener que desbloquear el móvil, por consejo de su amigo y cómplice Xavier. Este drama anímico y físico por el que Knox transita entre esos estados provocados por el cerebro, están magníficamente personificados por el actor y director Michael Keaton. Una interpretación que sin duda se encuentra entre las mejores de su filmografía, logrando atraparnos en ese laberinto misterioso por el que la mente navega, entre la cordura y la demencia. Un hombre que busca el retiro anticipado antes de que la enfermedad le consuma y para ello, se ve en la obligación de dejar todo zanjado.

Junto a Keaton nos encontramos con un nutrido elenco actoral que va enriqueciendo este drama psicológico, destacando al siempre bienvenido Al Pacino, en una breve y socarrona interpretación para dar vida a un importante mafioso que sabe ayudar y aconsejar, cuando se requieren sus servicios o Joanna Kulig en la piel de Annie, la prostituta con la que queda una vez por semana y que termina traicionándole. Dos ejemplos que junto a los ya citados y al resto del reparto, materializan un complejo thriller que te deja con al cuerpo.

Keaton ha tardado 16 años en ponerse detrás de las cámaras y sinceramente creo que la espera ha merecido la pena. Este filme Neo-noir, nos demuestra que es capaz de dar vida a un personaje complejo y sombrío en su estructura y a la vez dirigir con mano firme y elegante, una obra que bebe del cine más clásico, de ese cine negro de otros tiempos con el que disfruta y nos da la oportunidad de sumergirnos sin prisas, entre los fotogramas de la extraordinaria e inquietante fotografía de Marshall Adams, la banda sonora de Alex Heffes y el milimétrico montaje de Jessica Hernández, un elemento muy importante en este film.

Termino comentando que estamos ante uno de esos films al que hay que prestar la máxima atención, pues las diversas historias que se abren e irá cerrando con acierto, nos exigen un pequeño esfuerzo para disfrutar de cada segundo de la narración. Cuanto se tiene que contar será contado, siempre a su debido tiempo en ese juego, no sé si llamarlo macabro, de redención en el que Knox busca hacer las paces consigo mismo a la vez que intenta garantizar el futuro de cuantos ha dejado atrás en el pasado, debido a su profesión, como es la familia, a la que nunca ha olvidado. El tratamiento de la demencia, personalmente, me dejó sobrecogido, quizás, lo mejor de toda la película.

Mi nota es: 7,5

ESTRENO EN ESPAÑA: 8 de noviembre.

REPARTO: Michael Keaton, Al Pacino, James Marsden, Marcia Gay Harden, John Hoogenakker, Suzy Nakamura, Joanna Kulig, Ray McKinnon, Lela Loren, Charles Bisset, Dennis Dugan, Chad Donella, Jay Paulson, Anthony Molinari, Ansa Woo, Roberto Portales, Sasha Neboga, Lee Dawson, Marisa Echeverria,  Sarah Stark,  Benita Krista Nall, Adrian Gaeta, Morgan Bastin, Skip Howland, Evan Shafran y Kaleti Williams.

PRODUCTORA: Brookstreet Pictures// Sugar 23

DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Diamond Films España.

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