lunes, 29 de diciembre de 2014

MI HISTORIA COMO ESCRITOR: CAPITULO V (UN SUEÑO HECHO REALIDAD)


Al poco de terminar mis estudios de Diseño de Moda en Madrid regresé a Torrelavega, mi ciudad natal y tras un tiempo entre diversos trabajos, conocí a Américo Gutiérrez, con el que realicé varios cursos de cine – televisión y vídeo.  Recuerdo que tras el último curso impartido por Américo sobre cine me decidí a escribir un pequeño guión: “La partida” y animé a unos cuantos amigos a que se pusieran delante de la cámara, algo que no dudaron en ningún momento y el jefe, como me gustaba llamar a Américo, me prestó una cámara de SUPERVHS. El cortometraje gustó mucho, ganó un premio a mejor guión en un certamen de cortometrajes y estuvo nominado a mejor vídeo en otro certamen nacional.

Con Américo también colaboraba en su Distribuidora - productora  de Cine, y un buen día junto a otras cinco personas, me propuso unirme a un nuevo proyecto para la ciudad. “Vegavisión del Besaya” Una televisión con firma propia y donde deseaba destacar por su programación exclusiva, y se consiguió, durante los 6 años que duraron las emisiones, hasta que un sinvergüenza arruinó a la cadena llevándose todo el dinero, Vegavisión destacaba entre las televisiones locales de España por ser la que más horas de programación propia emitía a diario. Mi función era Encargado del departamento de Continuidad, aunque también ejercía otras labores como cámara, guionista del programa infantil “Minilanda” y dirigir uno de cosecha propia que se desarrollaba los miércoles en la villa marinera de Suances "Con sabor a sal" 

Fue durante esta gran etapa donde mi imaginación literaria se desarrolló mucho más. Estaba rodeado de cultura, de gentes importantes que vivían y muchos siguen viviendo en mi región natal. Cantabria siempre ha derrochado mucha cultura: Músicos, pintores, Cantantes, Actores, Escritores… Y yo estaba mamando toda esa vida. En cada proyecto que Américo me involucraba, lo seguía sin pensarlo dos veces. Disfrutaba con todo aquel arte.

En muchas ocasiones me tocaba trabajar de noche, controlando las emisiones para que nada fallara, pues entonces se emitía de forma analógica, lo digital llegaría más tarde. Esas noches se hacían muy largas estando solo, por lo que aprovechaba que tenía un ordenador al lado que utilizaba  para preparar parrillas de programación, los guiones del programa infantil, etcétera, y en esos momentos muertos decidí convertir mi primer guión de cortometraje “La partida” en novela corta. Me sentía preparado para dar ese gran paso del relato largo a la novela corta y lo conseguí. Fueron 100 páginas a doble especio y la felicidad que me embargó cuando plasmé la última palabra fue total. SÍ, YA ESTABA, HABÍA DADO EL GRAN PASO.

Muchas horas de aquellas noches las invertí en seguir escribiendo nuevas historias, y de esta forma surgió la primera trilogía de mi vida: Una trilogía sobre el amor, la amistad y la muerte, con tres novelas muy distintas entre ellas: “LA PARTIDA” (El protagonista se enfrentará a la muerte en una partida de ajedrez y donde el amor de la chica por la que aún no se ha decidido a declararse y de su mejor amigo, serán la clave de toda la historia)  MERET” (Relata el viaje de placer de un joven a Egipto durante el cual y tras conocer a una chica de nombre Meret, se verá envuelto en una aventura que nunca soñó vivir) y “TRANSITO” (Un accidente de moto sumergirá al protagonista en un estado de Coma donde viajará a un mundo paralelo al que él vive, semejante en todo y donde tendrá que ayudar a la policía a detener a un asesino de deportistas. Realidad y ficción confundirán en momentos la mente del personaje) A estas tres novelas poco tiempo después se unió un libro de relatos que titulé “Colores (De fantasmas y fantasías)”

Cuatro primeras obras que quedaron registradas en Santander. Cuatro primeras obras cortas que me abrían ese gran camino hacia el mundo de la novela tan deseado y soñado. Cuatro primeras obras que sirvieron para estar preparado, para darme cuenta que si deseaba lograr un escrito sólido, debía contar con paciencia y este camino lo había logrado. Ya estaba preparado y al año siguiente, cuando me propusieron venirme a vivir a Madrid, tras asentarme y vivir junto a una de las mujeres que más quiero en mi vida: Gemma Pindado, emprendería el gran viaje de mi vida, hacia una nueva trilogía que jamás pensé escribir y donde cada día me siento más orgulloso de haberlo hecho. Pero como se suele decir, esa es otra historia..

El próximo capítulo estará marcado por: Tras las puertas del corazón, mi primera novela publicada.

sábado, 27 de diciembre de 2014

TEATRO: DOS HOMBRES SOLOS SIN PUNTO COM... NI NÁ (RESEÑA - CRÍTICA)


Nada mejor para  terminar este mes de diciembre, que disfrutar de una nueva cita con el teatro, el cual ha estado muy presente durante todo este año en mi vida y a través de este blog, os he ido informando de las diversas posibilidades a tener en cuenta.

La obra en concreto ha sido “Dos hombres solos sin punto com… ni ná” producida por Teatro Sí de Jerez y que lleva representándose ininterrumpidamente más de 10 años con un éxito rotundo en sus más de 1.200 representaciones a lo largo y ancho del país (Valencia, Bilbao, Sevilla, Palma de Mallorca, Málaga…), pero como el propio director y protagonista Manolo Medina comentara al terminar la función del martes 23 del presente mes: “Lo que más cuesta es llegar a pisar un escenario en la capital, en Madrid y me siento orgulloso de estar esta noche una vez más en esta ciudad, deseando que hayan disfrutado” Sin duda la última frase …deseando que hayan disfrutado, estaba cargada de emotividad, pues los aplausos nada más finalizar la función, resonaron con gran fuerza y durante largo tiempo, hasta que él mismo pidió silencio para hablar, sin olvidar las constantes interrupciones durante la propia obra.

La función  tiene una duración de dos horas y media, con dos protagonistas en escena: Manolo Medina quien también dirige la obra y Javier Vallespin. El argumento nos habla de dos hombres, Manolo y Javier,  que comparten piso. No son homosexuales. Javier trae el dinero a casa y Manolo es el ama de casa. Pero hay un problema y es que Manolo se ha criado con su madre, seis hermanas y un mayordomo maricón y la gente habla más de la cuenta porque la gente...es "mu mala”.  Con este arranque,  la obra irá girando  en torno a clichés de la heterosexualidad y la homosexualidad hasta convertirse en la obra más desternillante de la escena actual en nuestro país, y anclada en la realidad de la España del siglo XXI, con improvisaciones y ofreciendo al espectador, de forma jocosa, instantes de rabiosa actualidad.

Durante el transcurso de la obra, los protagonistas dialogan, discuten, comentan e incluso se ríen del momento improvisado, ocasionado por las fuertes carcajadas del espectador. Diálogos que darán paso a monólogos para el lucimiento propio de cada uno de los actores, y desde luego que se lucen. Llenan el escenario con su única presencia.

Decir en honor a la verdad, al menos desde mi punto de vista, que Javier está muy bien en su papel, con un monólogo que lo borda, pero Manolo se sale. Sobrepasa los límites de la comedia, hasta el punto que en algunas ocasiones me recordaba a la gran Lina Morgan. Ese desparpajo, esa forma de moverse por el escenario, esa manera de dirigirse al espectador, pues al espectador también lo hacen partícipe de la obra, sin olvidar de las constantes improvisaciones, que sólo otro buen actor, es capaz de no perder el hilo de la historia, y Javier está a su altura en esos momentos.

Manolo hace reír a mandíbula abierta y se ríe sin ningún rubor de sus propias ocurrencias o las de su compañero. Es un actor con el gran don de la espontaneidad, que traspasa hasta el espectador.

Una obra aclamada por crítica y público donde han conseguido el ansiado cartel de “No hay entradas” en la gran mayoría de sus representaciones. Dos horas y media de pura comicidad, de carcajadas sonoras, de sonrisas y risas constantes.

Mis felicitaciones a los dos actores y a la fabulosa dirección y puesta en escena por parte de Manolo Medina. Sólo espero y deseo que sigan cosechando muchos éxitos porque eso significará que siguen haciendo reír al público, algo tan necesario en los tiempos en que nos ha tocado vivir.

Muy recomendable para dejar los problemas fuera, durante más de dos horas.

La obra se está representando en el Teatro la Marquina C/Prim 11

Desde el 23 de diciembre al 6 de enero.

viernes, 26 de diciembre de 2014

CONTESTACIÓN AL TEXTO ESCRITO POR CARMEN RIGALT EN EL MUNDO


Hoy voy a hablaros de un artículo, si se puede llamar así, encontrado en El Mundo, publicado el 23 de Diciembre y escrito por la periodista: Carmen Rigalt en su columna Rigaltísima  y titulado “Las exóticas costumbre del embajador”

Nunca he leído nada de esta señora y desde luego que si sus artículos son tan venenosos como éste, está claro que no volveré a hacerlo. Tal vez ha tenido un mal día, o simplemente desafortunado.
 
Lo más curioso de todo, es que comienza su columna hablando de una boda a la que no ha asistido, pero en cambio, como una gran “periodista, con información de primera mano”, se atreve a criticar. Tras las primeras frases donde no deja en duda su homofobia, entra a trapo contra el embajador, uno de los cónyuges “El embajador francés no es aquel señor de pelo rubio y con cortinilla tipo Oneto que iba tanto a los toros. Ese era el anterior. El de ahora se llama Bonnafont y es un tipo flaco, educado, con pinta de romántico, que nada tiene que ver con los toros. En todo caso, con las gallinas étnicas. Me contó Carmen Duerto, de los Duerto de toda la vida, que las vio en vivo y en directo paseándose por el césped de la embajada como si nada”. Pues ole por el embajador, a estas alturas del siglo XXI, quien anteponga la muerte de un animal  ante la libertad de los mismos, como pueden ser las gallinas étnicas (ejemplo que usted pone), mal vamos, mal vamos Sra. Rigalt. La vida antes que la muerte. SIEMPRE.

Pero las perlas escritas continúan cuando dice: “…no en vano él es hombre de querencias exóticas y tiene el alma impregnada de nostalgia colonial. Esto no es Indochina, sino Serrano esquina María de Molina, y por muchos años” Sorprendido no, lo siguiente Sra. Rigalt.  Posiblemente él, el embajador, sepa mejor que nadie donde vive y si en sus terrenos desea tener gallinas, pollos, conejos, pavos y demás especies de animales, está en su libertad absoluta y total de tenerlos. ¿Quién es usted para atreverse a juzgar lo que otra persona tiene o no en su casa o sus terrenos? Tal vez por su alma “soberana, sofisticada y un mucho provocadora” preferiría entrar en unos jardines engalanados con setos de los cuales broten maravillosas flores dependiendo de la estación. Sin olvidar las fuentes exuberantes con figuras de alabastro y bancos custodiados por árboles que le ofrezcan la sombra mientras le sirven  un café francés. Perdón, disculpe, que usted no es bienvenida a esa finca.  Y por otra parte ¿Discrimina usted acaso zonas de Madrid por el estatus social que en ella habita, para poder vivir de una forma u otra?

Se atreve en su artículo a criticar la forma en que dos personas desean hacer partícipes a sus invitados de su enlace matrimonial. Estas han sido sus gloriosas palabras “Vuelvo a la boda, digo al cumpleboda. El momento sorpresa del día fue cuando “Monsieur l´ambassadeur” anunció que el verdadero motivo de la convocatoria no era para apagar las velas de una tarta sino comunicar a sus amigos que se había casado días atrás con Dany Lalrinsanga, su pareja de muchos años y padre de su hijo Moisés”

Por lo que usted luego cuenta, ya tuvo en su momento un encontronazo con el señor embajador, pues ya se metió con su condición sexual y se intenta defender diciendo  “No pienso renunciar a mi libertad de expresión ni a las palabras bendecidas por la RAE” En primer lugar Sra. Rigalt  hacerle saber que si se escribe una columna seria, en un diario tan serio como es EL Mundo, debería usted usas más la RAE y en segundo lugar me deja estupefacto que enarbole la bandera de la libertad en su especie de artículo y falte el respeto a una condición sexual tan importante y plural como es la homosexualidad, pero es que no queda ahí el insulto, porque se atreve a decir: “No me doblegaré a la dictadura de lo políticamente correcto, y si tengo que describir a un tío, lo haré con las palabras que mejor le cuadren, ya sea negro, homosexual, judío o catalán”. Sra. Rigalt, ¿ha repasado lo escrito antes de publicarlo y reparado en lo dicho? Creo que no. Lea atentamente, por favor: Negro (Racismo) Homosexual (Homofobia), Judío (condición de libertad de culto) y Catalán (Aquí me deja usted intrigado. ¿Vale también madrileño, gallego o andaluz?) Y comienza con la palabra “tío” ¡¿Tío?! Sra. Rigalt, un poco de respeto, por favor. ¿Es usted acaso su sobrina, para utilizar de esa palabra tan “libremente” en un artículo supuestamente serio de un diario tan importante como El Mundo?

Vamos terminando con su columna donde finaliza con una hipocresía del tamaño de las cataratas de Niagara. Felicito al embajador y a su marido por la reciente boda, pero les recuerdo a ambos que el matrimonio es un invento imperfecto, aunque lo adornen. Además, de nada sirve que las mujeres lleven luchando toda la vida contra la división de los roles conyugales si de pronto han venido los gays a rescatar las viejas costumbres con el propósito de jugar a las casitas”

Analicemos a parte este maravilloso e impresionante texto.

Primero.- No sea usted hipócrita a esta alturas del texto, y no la estoy insultando, es una realidad, la columna está llena de odio hacia dicho embajador y la verdad me parece lamentable que un periódico del prestigio de El Mundo haya permitido a uno de sus colaboradores, volcar tanto odio en una reseña. ¿Se atreve a felicitarles después de todo lo dicho? Eso es hipocresía, en cualquier parte del planeta.

Segundo.- Osa afirmar que el matrimonio es un invento imperfecto. ¿Qué pruebas tiene usted para demostrar que es así? No confunda nunca aquellas personas que se casan por amor, a las que lo hacen por intereses o son obligados a contraer nupcias. Afirmar sin demostrar, no es bueno.

Tercero.- El que la mujeres sigan luchando por la igualdad, a mi modo de ver es lamentable, pues nunca debió de existir la división de roles, no ya conyugales, que usted todo lo lleva por lo visto al mismo terreno, sino sociales, culturales, políticas e incluso me atrevo a decir que religiosas. Cualquier mujer le diría cuatro palabras tras leer dicha frase. ¿Roles conyugales? ¿El resto de las diferencias entre hombres y mujeres a usted no le importa? Pues mire, Sra. Rigalt, soy hombre y me encantaría que un día hombres y mujeres estuvieran en el mismo nivel de la balanza social, y como a mí, a muchísimos hombres, algo que parece por lo escrito que a usted lo que le importa son los roles conyugales. 

Y en cuarto y último lugar.- Es usted una atrevida, y me quedo corto en la definición. Los gays no van en rescate de las viejas costumbres con el propósito de jugar a las casitas. Tal vez, y digo tal vez, ya ve que yo no me atrevo a afirmar a la ligera como usted, tuvo alguna carencia en la niñez, algún recuerdo frustrado de la adolescencia o quién sabe si en su madurez ha recibido algún desengaño del cual no se ha recuperado.

Su texto está lleno de odio e ira hacia un embajador que lo único que ha hecho es reunir a las personas que ambos han decidido que estuvieran a su lado,  para comunicarles que se ha casado con la persona a la que ama desde hace años. Y cuando se escribe con tinta envenenada, salen a relucir otras aversiones internas, como demuestra en sus palabras.

Sra. Rigalt, creo que debe dejar a un lado las disputas o no con el citado embajador y retractarse públicamente de este artículo, donde deja entrever que:

Es más normal ir a una corrida de toros que tener gallinas correteando con libertad por una finca.

Que depende en la zona de Madrid que se habite, se debe vivir de una forma u otras. ¿Gallinas en una finca de Serrano? Por favor, que despropósito, eso para los extrarradios. ¿Verdad?

El que es usted homófoba lo deja muy claro, pues ya en su día tuvo un encontronazo con dicho embajador y usted en su defensa enarbola la bandera de la libertad. Disculpe, la libertad es de todos, no sólo suya.

Debe una disculpa muy seria al movimiento LGTB y sobre todo al embajador y su pareja.

Y por último. ¿Jugar a las casitas? Tal vez para usted el matrimonio no tenga ninguna validez, que para usted sea una broma o como bien  ha afirmado “Es un invento imperfecto” Pero recuerde que su forma de pensar no es ley. En el mundo hay miles de millones de personas y usted, lo quiera o no, es una de tantos seres que camina por este planeta. No es usted ni más ni menos que los demás.

Errar es de humanos, retractarse de sabios, y aunque soy sincero, como siempre lo soy, opino que usted de erudita tiene muy poco tras lo leído, pero al menos gánese el subir el primer peldaño.

Formar un hogar y disfrutar de él, no es jugar a las casitas, es vivir en armonía con la persona que eliges hacerlo.

 

A mis queridos lectores les pido disculpas por la extensión de esta reseña y os dejo en enlace del texto escrito por Carmen Rigalt

 




 

 

 

 


jueves, 25 de diciembre de 2014

EL PAJARO DE LAS PLUMAS AZULES: CUENTO DE NAVIDAD 2014


          
Érase una vez un niño que vivía en un pequeño pueblo, donde al llegar los días fríos del invierno se sentía deprimido. Su madre siempre lo intentaba animar contándole mil historias y jugando con él, pero él siempre miraba por la ventana, buscando a sus amigos pájaros, con los que afirmaba que podía hablar.

Aquellas navidades sus padres le preguntaron que deseaba que le trajeran los Reyes y él, además de algún que otro juguete les pidió un pájaro. Sus padres se sorprendieron pues sabían que a su hijo no le gustaba tener a ningún animal enjaulado.

Uno de aquellos días paseando por la ciudad de la mano de sus padres, se detuvo ante una pajarería y observó a un precioso pájaro de plumas azules. El niño sonrió y el pájaro pió con brío.

-          ¡Mamá, mama! Ese es el pájaro que me gustaría tener como amigo.

-          Pero hijo, necesitaríamos una jaula para él y…

-         No, no lo quiero en una jaula. Sé que no se escapará – Se encogió de hombros y miró a su madre – Lo quiero como amigo y si decide irse, es porque no quiere estar conmigo.

La madre suspiró y tras mirar a su marido decidieron entrar en la tienda y comprarle el pájaro a su hijo. El dependiente lo introdujo en una caja  de cartón y agujereó la parte superior para que la avecilla pudiera respirar. El pequeño estaba loco de contento con su nuevo amigo y al llegar a casa, corrió hacia su habitación con la caja entre las manos y la colocó encima de la cama. Se desprendió de sus ropas de abrigo y se tumbó encima de la cama. Respiró con tranquilidad y levantó la tapa de la caja lentamente. El pájaro le observó pero no hizo el menor gesto de escapar, el niño le acarició el plumaje azul y su larga cola del mismo color.

-         Espero que te guste estar conmigo y si un día te quieres ir lo puedes hacer, aunque ahora con el frío que hace, donde mejor se está es en casa – Le sonrió y le acarició la cabecita.

El pájaro pió y el cerró de nuevo la caja dejándola encima de la mesa de su habitación. Corrió hacia la cocina donde se encontraba su madre y le pidió que preparase dos cuencos, uno para la comida y otro para el agua del pájaro. La madre le sonrió y lo preparó todo en dos frasquitos de cristal, el niño lo acomodó dentro de la caja. Esa noche se quedó dormido mirando hacia la caja donde descansaba el animalito.

 Los días iban pasando, el invierno oscurecía las tardes antes de lo deseado y nuestro pequeño se entretenía con su nuevo amigo.

Una de aquellas tarde se encontraba tumbado boca abajo en la alfombra que tenía en su habitación. Alrededor de él varios juguetes permanecían dispersos mientras él leía uno de sus cuentos favoritos. El pájaro de las plumas azules se posó encima de la tapa de cartón de dicho cuento y pió mirando al niño, éste desvió la mirada de la página que estaba leyendo y le observó.

- ¿Quieres jugar?

El pájaro pió y el niño cerró con suavidad su cuento para no pillar las patitas del ave. Voló sobre la cabeza del pequeño y éste se incorporó. Ambos jugaron. El niño intentando atrapar a la avecilla y ésta escaqueándose de lado a lado, con un suave aleteo. El niño se detuvo, respiró con dificultad y estornudó, el pájaro se giró y manteniendo un aleteo rápido, se quedó frente a él.  

- ¿Te encuentras bien?

El pequeño tras limpiarse la nariz con la manga de la camisa se le quedó mirando con los ojos muy abiertos.

            - ¿Me has hablado tú? – Le preguntó mientras sus ojos recorrieron toda la habitación, comprobando que sólo estaban ellos.

            - Claro. Aunque no lo hiciera en tu idioma, tú ya me entendías antes.

            - ¡Qué pasada! ¡Qué guay! ¡Tengo un pájaro que habla! – Se sentó en la alfombra y volvió a estornudar.

            El pájaro se posó sobre una de sus piernas y le observó moviendo la cabecita de lado a lado mientras en niño sacaba el pañuelo del bolsillo y se sonaba.

            -¿Estás enfermo?

            - No, únicamente resfriado, nada más – Acarició el plumaje de la cola y sonrió – Me gustaría tener juguetes adecuados para jugar contigo.

            En la habitación destelló una luz por unos segundos y en zonas libres de la misma, se cubrieron con objetos de plástico de colores. El niño se quedó quieto como una piedra mirando lo sucedido.

            - ¿Qué ha pasado?

            - Concederte lo que has pedido.

            - Pero… - Le miró fijo a los ojos - ¿Puedes conceder deseos?

            - Sí, todo cuanto desees.

            El pequeño se llevó las manos a la cabeza y abrió la boca. Miró de nuevo al pájaro y le pidió otro deseo, pero no apareció. El niño frunció el ceño.

            - Sólo te puedo conceder los deseos si ejecutas la acción correcta.

            - ¿Cuál?

            - No te lo puedo decir. Recuerda qué estabas haciendo cuando pediste el anterior.

            El niño pensó y se enfadó consigo mismo por no haber puesto atención a lo que había hecho y recordó las palabras de su madre cuando le decía que siempre estaba despistado y que era muy importante prestar atención a las cosas. ¿Qué había hecho? Estaba… Observó al ave y ésta movió la cola ligeramente – ¡Eso es! – Gritó – Te estaba acariciando la cola – El pájaro cumplió su promesa de no decirle nada, pero agitó la cola con más fuerza. El pequeño volvió a acariciar aquella cola de plumas azules – Deseo un balón de reglamento – Y el balón apareció entre sus piernas – ¡Genial! – La madre al escuchar a su hijo gritar entró en la habitación.

            - ¿Te sucede algo?

            - El pájaro es mágico.

            - Me alegro mucho, te lo ha dicho él.

            - Sé que no me crees. Acércate – La madre se acercó – Dime algo que te gustaría tener.

            La madre le obedeció y acercándose le observó con intriga – Quiero para la cena de esta noche un pollo relleno con patatas al horno y una tarta de manzana – Le sonrió – No me apetece cocinar. El hijo tocó la cola del pájaro y lo pidió. Nada apareció, el pequeño frunció el ceño y la madre sonriendo a su hijo y tras acariciarle la cabeza, les dejó de nuevo en la habitación.

            - ¿No decías que podías concederlo todo?

            - Tú espera – Contestó el pájaro y a los pocos minutos la puerta de la habitación de abrió de golpe, tras haberse escuchado gritar a su madre. Miró a su hijo con los ojos muy abiertos y luego al pájaro.

            - ¿Qué pasa mamá?

            - Ven… Ven a la cocina.

            El pequeño se levantó y el pájaro se posó en el hombro derecho, salieron de la habitación dirección a la cocina y al entrar, la madre señaló hacia la mesa sin emitir palabra. Sobre ella se encontraba una gran bandeja con un hermoso pollo asado, relleno y rodeado de patatas, y a un lado sobre una fuente redonda, una exquisita tarta de manzana.

            - ¿Cómo lo has hecho?

            - Ya te he dicho que el pájaro es mágico. Todo cuando le pidamos, nos lo concederá.

            Con aquellas palabras todo cambió en la familia. Esa noche su madre habló con el padre en la cama, le explicó lo sucedido y muy pronto, apenas la luz solar traspasaba los cristales de la casa, el padre y la madre se personaron en la habitación del hijo. El niño preguntó si pasaba algo y el padre le solicitó que demostrara el poder del pájaro. El padre no se conformó con pedir un pollo relleno, no, lo primero que demandó a su hijo fue un coche nuevo a la puerta de la casa y con los papeles en regla. Al instante todos los papeles solicitados y las llaves de un coche, los tenía entre sus manos y al mirar por la ventana contempló con admiración la presencia de un coche en el mismo color que él solicitó. Gritó de alegría y tomando a su mujer entre sus brazos la levantó por los aires.

            - Vamos a ser millonarios. Tendremos todo lo que hemos soñado y mucho más.

            Así sucedió. El padre pensó que en aquellos días que tenía libres de trabajo, aprovecharía para hacer los grandes cambios en la vida de los tres: de su mujer, de su hijo y para él. Lo primero sería dejar el pueblo para no levantar sospechas, así que pidió tener un piso amplio en la mejor calle de la ciudad. Luego abrió tres cuentas de ahorro en tres bancos distintos, y por supuesto la casa soñada cerca del mar. El piso y la casa fueron amueblados con todo lujo de detalles y los armarios contenían abundante ropa de la mejor calidad, sin olvidar las joyas. La vida les cambió por completo. El padre montó su propio negocio para no levantar sospechas y la madre se reunía, cada tarde, con las mujeres de la alta sociedad de la ciudad.

Pasarían dos años y aunque en la casa, parecía que se respiraba felicidad plena, el niño no era feliz. Algo no iba bien.

            Esas nuevas navidades sus padres habían decidido pasarlas en la casa de la playa. El pequeño estaba con su pájaro de las plumas azules sentado en la terraza que daba al mar, con su abrigo puesto. El pájaro había perdido parte de su plumaje al igual que su intenso color azul, que había mutado a un azul celeste y no uniforme. El niño lo acariciaba y el pájaro apenas podía levantar la cabeza.

            - ¿Qué sucede?

            - Creo que pronto te tendré que dejar.

            - No, por favor, eres lo único que tengo.

            - No digas eso amigo, posees cuanto quieres y si precisas más, sólo tienes que pedírmelo, aún puedo concederte cuanto desees.

            - Lo único que quiero es que siempre estés conmigo. Eres el único amigo que tengo. Con el único que puedo hablar y…

            - Pero es ley de vida. Además…

             - No – De los ojos del niño se desprendieron algunas lágrimas – Ya que puedo  seguir pidiendo deseos, quiero que nunca te separes de mí. Quiero…

            - No – Le interrumpió – Ese deseo no te lo puedo conceder. Sobre la vida y la muerte nadie manda más que el propio destino.

            Se mantuvieron en silencio. El niño miró al infinito que le ofrecía el mar, sin dejar de acariciar a su amigo. Pensó cuando se lo regalaron sus padres dos años atrás y los momentos que juntos habían vivido. Sus padres apenas se habían preocupado por él debido a su nuevo estatus social. Sólo su nuevo amigo estaba pendiente de él, descubriéndole lugares que nunca el pequeño pensó conocer. El pájaro le había descubierto otras culturas, como vivían niños de su edad en otros países lejanos, habían nadado bajo cascadas de agua, volado por cielos en plena naturaleza, lo había llevado a la montaña más alta e incluso, aunque su amigo de las plumas azules no pudiera nadar, le ofreció la oportunidad de bucear en mares llenos de peces de múltiples colores. Con su amigo descubrió un mundo de matices, de vida, de intensas situaciones y sobre todo, de emociones que poco a poco enriquecieron su forma de ser. Ahora suspiraba por su compañero, desde hacía unos días lo observaba a cada instante, descubriendo que apenas comía y bebía, y que su piar era muy débil. Su amigo se estaba muriendo y él no estaba preparado para ello. Su mano se detuvo y miró hacia su compañero. La cola del pájaro se había separado del cuerpo y… Las lágrimas rebosaron sus ojos. Su amigo le había abandonado. No supo el tiempo que permaneció sentado allí, en la fría mañana de la víspera del nuevo año. No sería hasta que su madre lo llamó para comer y él no se inmutó. Su madre salió a la terraza y contempló la escena. Posó una mano sobre el hombro del niño y le habló.

            - Ahora será feliz en su mundo, con los suyos. Él nos ha ofrecido todo esto para nuestra felicidad. Además puedes comprarte uno más bonito.

            - No quiero otro, lo quiero a él. Él es el único amigo que he tenido y lo cambiaría por todo lo que nos ha concedido.

            - No digas tonterías, tienes que aprender a madurar. Es un simple pájaro – La madre intentó coger el pájaro y el niño la miró entrecerrando los ojos. Por primera vez sintió rabia hacia la indiferencia que presentaba su madre hacia su amigo.

            - ¡No se te ocurra tocarlo! Ahora me doy cuenta que a vosotros nunca os ha importado más que todo lo que os ha ofrecido. Como me gustaría pedir un último deseo.

            - Nadie puede desear que alguien vuelva a la vida.

            El niño no dijo nada, se levantó dirigiéndose a su habitación. Aún con todo el lujo que tenía a su alrededor, conservaba aquella primera caja de cartón, donde el dependiente introdujera a su amigo cuando sus padres se lo regalaron. Lo colocó en el interior y buscó por su habitación. Miró los cojines que adornaban su cama y tras coger unas tijeras sacó parte del miraguano de uno de ellos, luego salió al salón y buscó entre las cajas de cristal que su madre coleccionaba, tomó la más grande y regresó a la habitación. Cubrió el interior de la caja de cristal con parte del miraguano y acomodó a su compañero, luego cerró la caja con la tapa de cristal y ésta la introdujo dentro de la caja de cartón.

            - Quiero que estés cómodo, pero que viajes también en tu primera casa.

            Salió y le pidió a su madre la pequeña paleta de jardín con la que ella plantaba sus rosas. La explicó que deseaba enterrarlo bajo el árbol en que ellos se sentaban en verano. La madre accedió y se la entregó. El niño se dirigió con paso lento hacia el árbol, clavó la paleta en la tierna tierra y abrió un agujero lo suficientemente grande y hondo para introducir la caja. En todo aquel tiempo no dejó de llorar, de acordarse de su amigo, de  creer sentirlo a su alrededor piando y aleteando, creyó percibir su pequeñas patitas posarse en su hombro y por unos segundos miró hacía dicho hombro. Suspiró y el yanto se hizo mayor. Introdujo la caja de cartón en la tierra, la destapó y contempló a su amigo dentro de la de cristal. Abrió la tapa para colocar la cola que se había desplazado con el movimiento.

            - Querido amigo, no sabes lo triste que estoy. Si hoy pudiera pedir un último deseo sería que todo lo que nos has concedido desapareciera. Mis padres apenas me hacen caso, incluso ellos se ven poco tiempo. Tienen vidas muy distintas de las de hace un par de años, mi madre con sus amistades y mi padre con las suyas. La única persona con la que he compartido estos dos años ha sido contigo, que me has descubierto mil cosas y me has acompañado en todo momento. Te quiero, quiero que sepas que nunca he querido a nadie como a ti.

            Las lágrimas empapaban las plumas del pequeño pajarito, una de aquellas cayó justo entre la cola y el cuerpo, y un resplandor cegó los ojos del pequeño. Apartó la mirada y cuando sus ojos se habituaron de nuevo al lugar, sonrió al verse sentado sobre la alfombra de su antigua habitación. Miró la caja de cartón que se encontraba frente a él, comprobando que estaba vacía. Buscó a su compañero y aquel pájaro de plumas azules descendió de lo alto del armario hasta sus manos.

            - Tu deseo se ha cumplido tal y como has pedido, y aunque te dije que ningún deseo puede hacer que un ser vivo regrese de la muerte, en esta ocasión ha sido volver al pasado y convertirlo en presente, en el cual eras feliz.

            - No quiero que me abandones nunca y espero que mis padres…

            - Tus padres no recordarán nada – Le interrumpió – Para ellos y para el resto del mundo, es como si despertaran a un nuevo día. Mira por la ventana, está amaneciendo.

            - Te quiero, espero que estés a mi lado por muchos años.

            - Aunque ya no puedo conceder más deseos, salvo el hablar contigo, prefiero que la magia de la vida y del destino nos sorprendan a todos. Mejor será que te metas en la cama, tienes que descansar, mañana tenemos muchas cosas que hacer.

            - ¿Ha desaparecido todo?

            - Toca dormir. Yo también estoy cansado – Le respondió evitando la respuesta.

            El pequeño le hizo caso, se introdujo en la cama y miró como su amigo se acomodaba en la caja de cartón.

 

NOTA.-  Aunque tal vez a algunos les pueda sorprender, por el contenido de la historia, éste fue el primer cuento navideño que escribí teniendo 7 años, claro está que al no conservar el original las palabras y las descripciones están adaptadas a estos tiempos. Y sólo he modernizado un detalle. En el cuento original ellos se van a vivir a un castillo, he creído conveniente que ese castillo sea reemplazado por un piso en la ciudad y una casa en la playa, es más propio y menos ostentoso.  En cuanto al resto, el cuento en sí, no se altera en lo más mínimo. Incluso si os fijáis, no se habla de que ve la televisión, ni de teléfonos, ni de ordenadores, ni de edredones de plumas, sino de cojines de miraguano, todo lo he querido mantener adaptado a aquellos años de final de los 60, cuando fue escrito. Espero que haya sido de vuestro agrado.

 

                                    FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO 2015

miércoles, 24 de diciembre de 2014

MI HISTORIA COMO ESCRITOR: CAPITULO IV (APRENDIENDO EN EL CAMINO)

Y fueron pasando los años, se podría decir, y en todos aquellos años no recuerdo haber pasado más de una semana sin escribir algo, aunque luego no se convirtiera en nada concreto. Siempre llevaba una pequeña libreta conmigo y anotaba todo lo que se me ocurría en ese instante: sentado en el suelo apoyado contra un árbol, subido en la verja que daba frente a mi casa, caminando desde mi pequeño pueblo a la ciudad, más o menos un kilómetro y medio… Daba igual el lugar y el momento, si tenía una idea el bolígrafo y el papel estaban a punto, al igual que cuando me iba a la cama, en la mesilla siempre o casi siempre he tenido papel y bolígrafo, pues no ha sido la primera vez que me he despertado con una idea en la cabeza y automáticamente tras incorporarme y dar la luz, escribirla.

Los relatos y los cuentos se iban amontonando unos sobre otros en carpetas de cartón que iba guardando en un cajón. Muy poca gente conocía la existencia de aquellos escritos, salvo algunas amigas/os que les gustaba de vez en cuando echarles un vistazo.

Recuerdo haber escrito dos pequeñas obras de teatro, una de ellas se llevó a escena interpretada por unas amigas a las cuales dirigí: “Días de ensayo, días de estreno” y al año siguiente, otra amiga, del curso de tercero del instituto femenino, me pidió que las dirigiera en una mini obra de una media hora de duración, con guión en verso de una chica de la cual recuerdo las primeras frases: “Van caminando despacio, hacia la puerta central, del edificio negruzco, que algún día pintarán…” Aquel texto en verso, lo adoré desde el primer instante. Aquella chica, con tan sólo 16 añitos, atrapaba con sus palabras. Me di cuenta que tenía mucho que aprender, que lo que hasta la fecha había escrito, no valía nada; pero continué en mi tozudez escribiendo.
Recuerdo mi profe de literatura en el Instituto: Carmen Íñiguez, que me animaba siempre a escribir. Decía que tenía un estilo muy propio a la hora de redactar los comentarios de texto y en 2º de BUP me presenté al concurso navideño con un cuento que está colgado aquí, en el blog: “ÉL” y aquel cuento que había nacido del dolor, de la soledad, del vacío que en aquel tiempo sentía en mi interior, me recompensó con el Primer Premio. Y “Él” se convirtió automáticamente en el pistoletazo de salida hacia una meta que aún veo lejana. Pero también os decía en otro de los capítulos, que mi mayor enemigo era la impaciencia. Idea que tenía, idea que debía estar materializada casi al instante y así surgió otra de mis frustraciones, el no ser capaz de desarrollar una historia en más de cinco o seis páginas mecanografiadas. Además de escribir, era un gran lector y admiraba a aquellos escritores que eran capaces de ofrecer en más de 300 o 500 páginas una historia. ¿Por qué yo no? El relato corto y el cuento me gustaban y me siguen gustando, pero poder abrir todo un mundo de imágenes, de diálogos, de expresiones, sensaciones y emociones… Deseaba ser como ellos, por lo menos tener la oportunidad de una primera obra, aunque fuera sólo una, pero… No, mi relato más largo no sobrepasaba las quince páginas. Me resigné.

Mis estudios fueron dando tantas vueltas como yo mismo. Emprendía unos y sin ser finalizados eran relevados por otros y siempre con la inquietud de que lo que estudiaba no me complacía. Un buen día vi el anuncio de una escuela de diseño de moda. En mi familia el mundo de la moda lo había visto desde niño en las casas talleres de mis tías y con mi madre que era una mujer muy elegante y la encantaba lucir un buen vestido. ¡Y lo lucía! Tipazo el que tenía. Y me apunté a dicha escuela. Luego los años de especialidad me llevaron a Madrid y cuando terminé el último curso y estaba preparando el proyecto de fin de estudios, decidí enfocarlo al mundo del cine de ciencia ficción y para ello escribí una historia. Por primera vez sobrepasé las 50 páginas en un relato lleno de aventuras, de personajes que parecían rodearme, de lugares soñados y nunca reales. Recuerdo las palabras de mi profesora tutora del proyecto: “Siempre me ha gustado como diseñas, pero creo que te has confundido, lo tuyo no es el diseño, es escribir. No dejes de hacerlo nunca” Al final no entendí muy bien si en realidad me quiso decir: “Anda Javier, no pienses en el mundo de la moda como profesión, porque si no te morirás de hambre” Y salvo alguna temporada no lo ejercí, no porque no me motivara, sino porque lo que contemplé a mi alrededor en ese mundo aparentemente tan mágico y maravilloso de la moda y la creación, por dentro está podrido. La rivalidad es absoluta, el ego alcanza cotas insospechadas, la prepotencia se convierte en mezquindad… Pero no he venido a hablar de moda, eso se lo dejo a los grandes "magos e intelectuales de ese campo"
El próximo capítulo estará centrado en otro campo mágico en mi vida: El mundo del cine y el guión.

martes, 23 de diciembre de 2014

CRÓNICA - CRÍTICA: SOÑANDO EL CARNAVAL DE LOS ANIMALES (OBRA MUSICAL)


El pasado domingo acudí al Teatro Fernán Gómez (Centro Cultural de la Villa) a DISFRUTAR, y no, no me he equivocado, lo he puesto con mayúsculas porque es lo que todos hicimos a lo grande, los más pequeños que no se sabe bien quien acompañaba a quien a la gran función, y los mayores, con la obra: Soñando el Carnaval de los Animales.

“Soñando el Carnaval de los Animales” es un espectáculo musical que como bien reza en el programa, “está dedicado a toda la familia”, y recalco, sin excepción de ningún miembro, pues desde el más pequeño al más mayor, fantasea durante toda la obra, en un sueño provocado por parte de los músicos, actriz y titiriteros, donde en ocasiones unos se confunden con otros, pues los propios músicos se ven envueltos en la locura que les arrastra la escenografía reinante, mientras interpretan los diversos temas.

Una obra donde arranca con el Preludio a la siesta de un Fauno, de Claude Debussy y continúa con El Carnaval de los Animales de Camille Saint – Saëns y como comenta el director de la obra, entre otras muchas funciones que asume, Enrique Lanz, “debemos imaginarnos el sueño de un fauno soñando con todo tipo de Animales de diferentes continentes. Animales grandes y pequeños, nadadores y voladores, lentos y veloces, prehistóricos, de granja y hasta de orquesta”. ¿De orquesta? Es un sueño, por tanto, soñemos. Soñemos con música que nos hará soñar. Y en ese sueño nos encontraremos con la realidad, al menos la escénica que nos presenta la compañía. Una realidad con un concierto cargado de humor y poesía en toda la expresión de la palabra. Los animales surgirán de la música y entre los músicos y como el propio Enrique comenta en el programa, “hasta los músicos hacen el animal mientras interpretan quince piezas musicales envueltas por la fantasía”,
y yo me atrevo a ir más allá, afirmando de que es la fantasía quien se adueña de cada butaca del teatro, de cada uno que en ella se sienta y de la forma en que personalmente cada uno vive el espectáculo de luz, de sonido, de música envolvente, de animales que te hacen esbozar una gran sonrisa y sorprenderte en otras ocasiones. Una obra donde el espectador verá pájaros en un cielo imaginario, se sumergirá en un acuario donde somos capaces de escuchar los sones de la música, donde los músicos flotan, donde los peces de mil formas y colores les rodean, donde se puede respirar sin precisar oxígeno, pues estoy convencido que son los propios espectadores quienes alientan a los músicos con sus silencios, sus susurros de admiración ante lo que están contemplando, las sonrisas que se esbozan y el entusiasmo que se contagia. Veremos como un violinista viaja a lomos de una gran tortuga y un León se sube a uno de los dos pianos, mientras por la otra esquina, aparecerá un hermoso ejemplar de elefante. Un gran dinosaurio sorprenderá a
pequeños y mayores y… Y todo ello envuelto en la magia de la música, pues es la música y sus intérpretes quienes nos hacen soñar y el sueño se hace corto cuando debemos regresar a la realidad de estar sentado en una butaca de un teatro. Es cuando entonces deseas en lo más profundo, que el sueño vuelva a uno y seguir ilusionándose en un espacio rodeado de otros soñadores, en un loco carnaval de animales.

Termino con palabras del propio programa que rezan así: “Se trata de un soplo de felicidad, una mágica experiencia de teatro, títeres y música que fascina y entusiasma”

HORARIOS: DEL 19 de Diciembre al 4 de Enero

23, 25, 26, 29 Y 30 de Diciembre y 1 y 2 de Enero: 17:30 y 19:30 horas.

27 de Diciembre y 3 y 4 de Enero: 12:00, 17:30 y 19:30 horas.

28 de Diciembre: 11:00, 13:00, 17:30 y 19:30 horas.

24 y 31 Diciembre NO HAY FUNCIÓN

PRECIOS:

14 € ADULTOS   9 € NIÑOS

DURACCIÓN 50 MINUTOS.

 

Dramaturgia, escenografía, títeres y puesta en escena: ENRIQUE  LANZ

Iluminación: MARÍA DOMÉNECH (A.I.I.)

Asesor Musical: ORIOL ALGUERÓ

Realización de títeres, escenografía y vídeos: TÍTERES ETCÉTERA.

Intérpretes: ORQUESTA MURTA  ENSEMBLE.

Actriz: NOCHE DIÉGUEZ

Titiriteros: ARACELI GARCÍA, YANISBEL MARTÍNEZ, CARLOS MONTES, MIGUE RUBIO Y ÓSCAR RUIZ

Técnicas de iluminación: LÍA ALVES O NATIVIDAD SÁNCHEZ.

Coproducción: ETCÉTERA Y EL GRAN TEATRE DEL LICEU, CON LA COLABORACIÓN DE LA JUNA DE ANDALUCÍA.

lunes, 22 de diciembre de 2014

MI HISTORIA COMO ESCRITOR: CAPITULO III (MI PRIMERA FRUSTRACIÓN COMO ESCRITOR Y MI PRIMER DESCUBRIMIENTO)



Mi madre también fue la primera persona que me enseñó a escribir y la  “adopté” como mi gran maestra. Lógicamente como todos los niños, con mis 5 añitos comencé al colegio tras haber pasado un año de párvulos, pero cada vez que dudaba como escribir una palabra iba corriendo donde mi madre y ella me mostraba como hacerlo.  De esta forma no sólo aprovechaba lo que el profesor o profesores me enseñaban, sino que jugaba con ventaja, como se suele decir: En casa.

Cursaba tercero de EGB cuando llegaron los días antes de las vacaciones de Navidad y desde cada curso escolar se organizaban diferentes talleres manuales. Yo me apuntaba a todos. Las mañanas de los sábados eran de las más felices de mi vida yendo unas horas a clases de manualidades. Me podía la impaciencia. En cuanto veía algo o sabía lo que deseaba hacer, lo tenía que tener YA ejecutado. Los profesores y más concretamente las monjas que daban estas actividades, se volvían locas diciendo que tenía que tomarme mi tiempo. ¿Tiempo? ¿Qué  era eso? Yo quería tener hecha mi casita de palillos y como me sobraba tiempo, terminaba creando todo un pequeño pueblo. O intentaba dibujar aquel dibujo imposible. ¡Qué malo he sido siempre dibujando! Y entre todas aquellas actividades de los sábados por la mañana, estaban las redacciones, los cuentos, los relatos y una de aquellas primeras frustraciones era que deseaba escribir más y desconocía las palabras en su forma escrita. Sí, vocabulario me sobraba, era un gran charlatán desde muy niño, ¿por qué entonces no podía escribir las palabras que surgían por mi boca? Una pregunta demasiado compleja para un niño de unos siete años. Había una monja que era muy paciente conmigo y me lo intentaba explicar, pero yo era demasiado cabezón. Bueno, en ocasiones debo confesar que todavía lo soy.

Con mucha paciencia, con demasiada, tanto mi madre, mis profesores y algunas de aquellas monjas, consiguieron que mi habilidad para plasmar las palabras sobre una hoja tuviera sus frutos y en aquel tercero de EGB, por fin me lancé a presentar mi primer cuento navideño. Claro, por supuesto que recuerdo el título y la historia. “El pájaro de las plumas azules” Un cuento, que será el que este año os ofrezca a todos como regalo navideño, aunque a estas alturas de mi vida, las palabras que use serán más variadas que en aquella temprana edad. Yo estaba convencidísimo que ganaría el premio y no fue así. No os podéis imaginar lo mal que lo pasé, hasta el punto que me prometí no volver a presentarme a un certamen de relatos o cuentos a no ser que me lo dijera alguien en quien confiera plenamente. Y así sucedió, a partir de aquel tercero de EGB continué escribiendo, prácticamente a diario, pues para mí era todo un reto, un juego donde me involucraba contando historias y creando personajes que iban llenando mi mundo interior, un mundo, que como sucede con el cosmos, no tiene fin, y donde pasados los años, muchos desde aquel primer cuento, sigo opinando de la misma manera. La magia de la escritura es total.
Creo que no tenía los ocho años cuando mis ojos se abrieron a otro nuevo mundo. La máquina de escribir. Sí. Os he hablado de mi impaciencia. Necesitaba terminar una cosa en cuanto podía para emprender una nueva y un día, no sé el motivo exacto, iba con una monja caminando por uno de los pasillos de las aulas y entró en una de ellas. De aquella clase surgía un sonido repetitivo y metálico provocado por unos objetos negros de metal que contenían las letras en unas teclas redondas  negras de metal. Estas teclas al ser golpeadas por un dedo terminado salían disparadas hacia arriba y aquella letra quedaba grabada en el papel. No me lo podía creer, aquellas chicas, porque era una de las actividades femeninas, eran capaces de escribir muy deprisa sin usar el lápiz o el bolígrafo. No os olvidéis que estamos hablando de los años 60 en un pequeño pueblo con raíces muy conservadoras donde hombres y mujeres eran diferentes, hasta el punto que niños y niñas no jugaban ni estudiaban juntos y en una gran mayoría, en la propia iglesia hombres y mujeres se sentaban en zonas diferentes. Pues bien, aquel aparato se quedó grabado en mi mente y cuando llegué a casa, se lo dije a mi madre.


Ella me explicó que se trataba de una máquina de escribir y que lo que hacía era dejar impreso a través de una cinta de tinta que golpeaba la tecla las letras deseadas. Y claro, la frase mágica fue cuando dijo: Lo que hace es que cuando uno aprende va más deprisa escribiendo que si lo hacemos a mano. Más deprisa, más deprisa, más deprisa. Sí, aquello era lo que necesitaba y quería aprender y llegó el drama. Yo no podía aprender a escribir a máquina, no porque fuera un chico, sino porque a mi edad tenía los dedos muy débiles para golpear con fuerza y sobre todo por la falta de vocabulario escrito. ¡Una mierda! Soy un cabezón y cada día al despertarme martirizaba a mi madre con que necesitaba aprender a escribir a máquina, durante las comidas, antes de ir a dormir, antes de asearme. A todas horas hasta que la mujer desesperada acudió donde las monjas y les imploró que al menos intentaran darme una clase, que seguro al ver que era muy complicado desistiría y que así todos contentos. La monja accedió y una tarde tras las horas lectivas mi madre me acompañó a aquella aula, que quedaba prácticamente frente a mi casa, nada más cruzar la carretera. Debo reconocer que los primeros días los dedos me dolían muchísimo, pero en ningún momento dejé de ir a una de aquellas clases y ante el asombro de la monja y de mi madre, en aquel primer curso, mi mente retuvo todo el mágico proceso de escribir a máquina sin mirar al teclado. Lo había conseguido. Ahora tendría que estudiar la forma de tener una de aquellas máquinas en mi casa.

P.D. La primera máquina es similar a la que mis dedos tocaron por primera vez y aprendí en ella, la segunda, es idéntica a la que mis padres me compraron un año por reyes.

El próximo capítulo tratará de mi primer premio por un cuento navideño.


domingo, 21 de diciembre de 2014

BIENVENIDO INVIERNO 2014/15


La noche del sábado al domingo ha resultado  la noche más larga del año y en consecuencia la mañana del domingo se convierte en la más corta. Por otro lado, tras este solsticio, o “Sol quieto”, ya que durante varios días la altura máxima del astro rey no cambia al medio día, provocará que el transcurrir del tiempo, de nuevos pasos  hacia días más luminosos.

Creo que ya os he explicado alguna vez y muy seguramente sabréis la gran mayoría, que las estaciones vienen dadas por los instantes en que nuestra madre Tierra se encuentra en una determinada posición en su órbita alrededor de mi amado y querido Sol. En el caso del invierno esto sucede cuando el Sol alcanza su máxima declinación Sur (-23º 27´)

Aunque hoy domingo estoy dando la bienvenida al invierno, este acontecimiento no tendrá lugar este año hasta las 00:03 horas de mañana lunes. Lo que es lo mismo, durante el transcurso de la noche de domingo al lunes.

Este año la duración de esta estación será de casi 89 días, a falta de una hora y terminará el 20 de marzo con el comienzo de la estación más colorista.

Mientras tanto, en una gran parte del planeta, durante estos 88 días y 23 horas que dura el invierno, tendremos que soportar las inclemencias del tiempo frío, de los días de lluvias, de las nevadas, de los cielos plomizos con sus nubes grises y negras. Días donde el refugio del hogar se convierte en nuestro aliado y con ello el acercamiento a la familia, como sucede en estos días en que ya estamos celebrando anticipadamente la Navidad; mientras en otra gran parte del planeta, es el verano quien comienza a ofrecer el abrazo cálido de mi hermano Sol.

Antes de finalizar esta reseña, para los amantes de la astrología, comentaros que durante este invierno, los planetas Venus y Marte serán fácilmente visibles mirando hacia el oeste al ponerse el Sol. Saturno se verá hacia el Sur-este antes de amanecer. Júpiter será visible entrada la noche, y el 6 de febrero alcanzará su máximo brillo anual.  

Invierno, eres necesario para el gran ciclo de la vida, y por tanto nada que objetar. Así que bienvenido invierno un año más, e intenta ser generoso y benévolo con quienes no somos muy partidarios del frío y donde tantas horas de oscuridad, nos suele sumir en la nostalgia.

jueves, 18 de diciembre de 2014

A LA VENTA: AL FILO DE LA PASIÓN, LA NOVELA ERÓTICA DE JAVIER SEDANO


Hace unos días os informaba de que en breve estaría a la venta la primera novela de corte erótico heterosexual escrita por mí. Una novela dedicada a todas las mujeres del mundo y que además puede también ser leía por los hombres, pues estoy seguro que el contenido de la misma, va a sorprender a más de un/a lector/a.
 
Al filo de la pasión está publicada por Amazon, la fotografía de la portada es de Shalem Photograper y el montaje de la novela ha corrido a cargo de Rubén Besametonto.
 
La podéis adquirir en el enlace abajo indicado. Creo que es un magnífico regalo para estas fiestas navideñas. Sorprended a vuestras parejas y amistades con un libro :-)
 
LA SINOPSIS DE LA NOVELA
AL FILO DE LA PASIÓN es la primera novela de temática: erótico heterosexual del escritor Javier Sedano, autor de la  exitosa trilogía de “Tras las puertas del corazón” y su última obra “Corazones en libertad”           

AL FILO DE LA PASIÓN cuenta las aventuras de Carmen, una treintañera española de clase alta, apasionada, inteligente, hermosa, afincada en París donde trabaja junto a su padre en una gran multinacional, y que junto a sus padres pasará las navidades en España, concretamente Madrid. En la fiesta que organizan cada año unos amigos de los padres de Carmen, conocerá al hijo de éstos: León, de quien quedará encandilada desde el primer momento. León es unos años más joven que ella, estudiante de medicina, con un físico espectacular, ingenioso, de mente abierta y una sonrisa arrebatadora, y que en su pensamiento siempre ha estado la idea de perder su virginidad cuando de verdad sienta algo especial o el verdadero deseo carnal por una mujer. Los dos se atraerán sexualmente y durante el transcurso de la historia navegaremos por momentos eróticos de alta tensión, sin olvidar la trama que Javier va creando a través de la misteriosa Carmen, quien guarda un secreto.

AL FILO DE LA PASIÓN mezcla el erotismo más elevado, junto con el romanticismo más medido, haciendo despertar sensaciones en el lector/a que tal vez nunca ha experimentado antes.   

miércoles, 17 de diciembre de 2014

MI HISTORIA COMO ESCRITOR: CAPITULO II (ABRIENDO MI MENTE A LA IMAGINACIÓN)


En el primer capítulo os hablé de mi madre y en este capítulo estoy obligado a seguir haciéndolo, porque como os dije, ella fue la maquinaría perfecta que me preparó para absorber la cultura por el placer de hacerlo.

En algunas entrevistas, ante la pregunta cómo nació mi afición por la escritura, siempre lo he dicho y lo seguiré repitiendo, fue mi madre quien  abrió los canales de mi imaginación con su forma de jugar conmigo, sencilla, natural y divertida. La gran paciencia la caracterizaba y en aquellos años, las prisas, como hoy se conocen, no existían. ¿Estrés? Demasiado moderna esta palabra para la forma de vivir en aquellos años 60.

Como todos los niños tenía mis juguetes, pero la mayoría del tiempo lo pasábamos sentados, mi madre y yo, frente a frente, sobre una alfombra cerca de la cocina de carbón y leña, donde ambos con un objeto cualquiera nos sumergíamos en toda una historia por vivir esa tarde.

Recuerdo que uno de mis juguetes favoritos era  un tractor grande de metal, con todos los componentes. Recuerdo que se abría los laterales donde iba el motor y se podía despiezar y que sobre el asiento se encontraba un muñeco de goma a escala y con todos los detalles, incluido su buzo de trabajo. Solía ser ella quien tomando aquel muñeco y tras jugar un rato con él entre sus manos, moldeándolo y deformándolo para hacerme reír, empezaba a relatar una nueva historia, como si fuera algún instante de la vida de aquel ser inanimado. El muñeco pasaba a mis manos y era yo quien debía continuar con la aventura. Así nos pasábamos largos tiempos en aquellas tardes, sobre todo largas tardes de invierno, ofreciéndonos el muñeco el uno al otro para escuchar lo que la otra persona deseaba expresar. Luego llegaba el momento en que mi madre tenía que regresar a los fogones y al resto de los quehaceres domésticos y yo, muchas veces con aquella historia ya comenzada en mi mente, seguía con ella hasta la hora de la cena. Así fueron los inicios, y donde sigo creyendo que esa forma de jugar muchos padres con sus hijos, debería continuar en vigor. Es una pena, que nuestra mente de infante, abierta a todo tipo de experiencias, no se explote más a esas edades. Demasiadas vídeo consolas, demasiado ordenador, demasiados juguetes que lo hacen todo y en la gran mayoría, demasiada individualidad del niño. El niño necesita abrir su mente y compartirla con los demás. Escuchar y ser escuchado y que de esta manera el lenguaje fluya con tal libertad como lo hace el oxígeno en nuestro organismo.

Todo esto se remonta a mi más tierna infancia, creo que estaría entre los 4 y 5 años como mucho y entonces en mi casa no había todavía televisión, pienso que llegó cuando tuve los 7 años.  Bueno, ni en mi casa, ni en la gran mayoría del pequeño pueblo, por lo que la radio, como dije en el primer capítulo, era la gran compañera y luego la lectura. Libros juveniles como los del Club de los 7 secretos, o los grandes clásicos de Julio Verne, y sin olvidarnos de los comics: El capitán trueno, el Jabato, Roberto Alcázar y Pedrín, el famosísimo TBO y tantos otros.

La habitación la compartía con mi hermano, un año menor que yo, y como nos llevaban  pronto a la cama a dormir, él me pedía que le contara un cuento, pero no se conformaba con los que se amontonaban entre las estanterías, él quería uno nuevo cada noche y no se le podía engañar. Ese hecho me obligaba a crear una nueva historia en mi mente y de aquella manera, con aquellas palabras que poco a poco se hacían pesadas en mi mente y ya apenas podía pronunciar y menos ser escuchadas en la habitación, nos quedábamos dormidos los dos.

Próximo capítulo Mi primer cuento y mi primera frustración.