Hacía
mucho tiempo, mucho tiempo, que no me topaba con un drama como lo es
“Freeheld, un amor incondicional”.
Basada
en un hecho real el espectador se enfrenta a una historia de amor entre Laurel
Hester (Julianne Moore) una policía querida y reconocida en el condado de
Ocean (New Jersey) y Stacie Andrée (Ellen Page) una joven a la que
conoce en un bar de ambiente, muy alejado de dicho condado, pues en él el
conservadurismo y el machismo están fuertemente arraigados. Con este argumento
ya nos encontraríamos ante un drama social, pero aún hay más, pues a Lauren le
detectan un cáncer de pulmón en fase 4, cáncer que se extenderá al cerebro y
otras partes del cuerpo, hasta aquí es casi hasta soportable, pero como os he
dicho antes, estamos ante un hecho real y la realidad en ocasiones, supera a la
ficción. Laurel que siempre ha creído firmemente en las leyes y la justicia,
sabiendo que va a morir, desea que su pensión, a su muerte, pase a su pareja de hecho,
enfrentándose a los legisladores del condado (Freeholders) que no ven con
buenos ojos a la pareja lésbica e intentaran, rechazarlo por todos los medios…
Desde
el comienzo nos damos cuenta que la película no va a presumir de grandes
alardes técnicos, ni de una dirección sublime, pero si sostenida. Que contará
con un guión bien elaborado, pero previsible aun no conociendo la historia. Lo que sí tiene la cinta en sí, son las interpretaciones
de todos los actores, pero muy por encima sobresalen las de Julianne Moore y Ellen
Page, quienes nos ofrecen unos personajes cargados de sencillez, humanidad y una efectividad tal, que provocan sean creíbles desde el primer segundo.
Peter Sollett si se proponía dirigir
una gran película, no lo ha conseguido; pero sí una cinta personal, relatándonos
una historia real a través del guión de Ron Nyswaner (Philadelphia) otro
gran drama de temática gay, interpretado por Tom Hanks.
La película consigue sus objetivos: Entretiene, pues en ningún momento decae. Provoca que el espectador se involucre ante las injusticias que vive la pareja. Mueve conciencias a través del dolor físico ocasionado por un cáncer y sus terapias, para intentar vencerlo y el dolor psicológico causado por unos hombres sin piedad, fríos y que además tienen sus secretos que han conseguido ocultar, hasta ese momento; y por último, emociona y eso sí lo logra con gran maestría Peter Sollett, pues consigue rasgar y derrumbar las puertas del alma.
La película consigue sus objetivos: Entretiene, pues en ningún momento decae. Provoca que el espectador se involucre ante las injusticias que vive la pareja. Mueve conciencias a través del dolor físico ocasionado por un cáncer y sus terapias, para intentar vencerlo y el dolor psicológico causado por unos hombres sin piedad, fríos y que además tienen sus secretos que han conseguido ocultar, hasta ese momento; y por último, emociona y eso sí lo logra con gran maestría Peter Sollett, pues consigue rasgar y derrumbar las puertas del alma.