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lunes, 24 de mayo de 2021

MÍA y MOI: CRÍTICA DE CINE

 MÍA y MOI está dirigida y escrita por Borja de la Vega.

Mía (Bruna Casí) se ha trasladado a la casa de campo que tenían sus padres, tras morir su madre. Mientras Mía toma una copa de vino blanco y fuma un cigarrillo, llega su hermano Moi (Ricardo Gómez) con su novio Biel (Eneko Sagardoy), a pasar unos días. Moi  se está recuperando de una fuerte crisis nerviosa, ayudado por unas pastillas que no debe dejar de tomar. Mía y Moi son de esos hermanos cómplices, que se lo cuentan y comparten todo y Biel, como le dice en un momento a Moi, lo ama, tal como es. Los tres disfrutan de la naturaleza, de sus baños en la playa y sus conversaciones, hasta que un día esa paz es perturbada por la presencia de Mikel (Joe Manjón), el novio de Mía.

El productor ejecutivo, guionista y director, Borja de la Vega, realizó sus estudios en la Universidad Complutense de Madrid. Ha trabajado en el Departamento de Marketing y Distribución de Fox y Universal. Creador audiovisual en las series de Antena 3 y Neox. Es codirector de Kuranda (Empresa que representa a actores y actrices) junto a su fundadora Katrina Bayonas. Como guionista  y director ha trabajado junto a Carlos del Hoyo en proyectos como la Webserie “Diarios de la Webcam” 2010, que adquirió Antena3 y  la serie de televisión “60m2” 2011. Ahora debuta en el largometraje con “Mía y Moi” 2021. En 2017 escribió y dirigió la obra teatral “Amor de niños” que se representó en la Sala Intemperie Teatro de Madrid.

El filme tiene buenas intenciones y una historia que podría haber funcionado más de lo que lo hace, el problema es que Borja, con su primer largometraje, ha cometido errores de principiante y estoy convencido que lo sabe, pues no es un novato en la industria; pero vayamos por partes, destacando lo que a mí juicio, resulta más interesante; los escenarios que se han elegido para esta obra teatralizada y por supuesto, la fotografía de Álvaro Ruiz, en ese cuidado equilibrio entorno a la iluminación y el color, entre las escenas al aire libre y las que se desarrollan en el interior de la casa, acentuando el aire campestre, relajante, intimista e incluso, minimalista. Minimalista hasta en su banda sonora, en la cual los violines armonizan con los sonidos de la naturaleza, algo que considero acertado, al igual que el sutil movimiento de la cámara, que salvo los bucólicos planos generales, se nutre de planos cortos y medios que buscan la intimidad y cercanía a los personajes y sus historias.

Llegado a este punto, a las historias de los personajes, el guion ha olvidado contarlas, pues en sus 100 minutos de metraje, muy poco llegaremos a saber, salvo unas pequeñas pinceladas y demasiadas preguntas que no son contestadas, ni aclaradas. Personajes que de entrada, por lo poco que se nos ofrece, dan la sensación de arrastrar ese lado oscuro del pasado, de fantasmas y sufrimiento, de sueños rotos, frustraciones, miedos, machismo, rencores, bisexualidad, celos y hasta de abusos; pero todo eso, nos lo tenemos que imaginar nosotros. Demasiados minutos de metraje, a mi modo de ver, para tener que pensar tanto y no mostrar lo suficiente.

Cuatro personajes que si bien los actores, los defienden lo mejor que pueden, se quedan flotando entre las olas, los árboles, el viento o las estancias de la gran casona. Borja se limita a dejarnos con la miel en los labios, jugando a que el espectador comprenda lo que está pensando, sin más. Personajes como Moi, del que se busca saber por qué se comporta como un muerto viviente. ¿Cuál fue el origen de esa crisis que aun no ha superado?, ¿Qué le motiva a jugar con las pastillas?, ¿Por qué esa inapetencia amorosa con su pareja, siendo tan jóvenes?, ¿Cuál es la razón de preferir la compañía en la cama de su hermana a la de su novio? Y no digamos las preguntas que surgen con respecto al cuarto personaje, Mikel. ¿Quién es Mikel?, ¿Por qué ese amor y odio, no solo de Mía hacia él, sino el rechazo por parte de Moi?, ¿Qué pretende Mikel al acercarse de esa manera tan sibilina a Biel? o ¿A qué juega Mikel con Moi, en esas escenas cargadas de sensualidad? Son demasiadas preguntas y aunque podemos crear en nuestra mente, la película que no se nos está contando, mejor si lo hubiera hecho, que tiempo ha tenido en esos eternos 100 minutos. Es por todo esto, que la obra, se vuelve monótona y aburrida. El espectador, por muy paciente que sea, que yo lo soy, llega a tirar la toalla y dejar que los minutos transcurran sin más, hasta que llega ese final, que no sorprende, tras tanto tedio.

ESTRENO en ESPAÑA: 21 de Mayo

REPARTO: Bruna Cusí, Ricardo Gómez, Eneko Sagardoy, Joe Manjón y Raquel Espada.

PRODUCTORA: Paciencia y Baraja // Toned Media

DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Toned Media