La
isla roja está dirigida por Robin Campillo compartiendo guion con Gilles Marchand y Jean-Luc
Raharimanana.
La película nos sitúa
en Madagascar en los años 70, en el complejo militar francés, la base aérea
181, donde varias familias de militares viven los últimos coletazos del
colonialismo. Allí conoceremos a Thomas Lopez (Charlie Vauselle), un niño de 10 años que disfruta con la lectura
de las aventuras de Fantömette (Calissa
Oskal-Ool). Con una de esas aventuras, se inicia la narración. Tiene como
compañera de juegos a su amiga del
colegio Suzanne (Cathy Pham)
Colette (Nadia Tereszkiewicz) y Robert (Quim Gutiérrez) son los padres del
joven Thomas y de otros dos hijos Alain (Mathis
Piberne) y Michel (Sacha Cosar-Accaoui). En los jardines
de la base, están preparando una comida de bienvenida para los recién llegados,
el matrimonio Huissens formado por Bernard (Hugues Delamarlière) y Odile (Luna
Carpiaux). Se respira fraternidad entre todas las familias, en un tiempo
incierto para muchos de ellos, aunque por lo pronto, disfrutan de su paraíso.
El guionista, editor y
director, Robin Campillo, estudió en
Aix-en-Provence y en el Instituto de Altos Estudios de Cinematografía (IDHEC)
de París. Ha escrito numerosos guiones para Lauren Cantet entre los que se
encuentran “El empleo del tiempo” 2001, “La clase” 2008 o “El regreso de Ítaca”
2014. Debutó en la dirección con “La resurrección de los muertos” 2004, “Los
chicos del Este” 2013, “120 pulsaciones por minuto” 2017 y en este 2023 nos
presenta “La isla roja”
Campillo nos ofrece un
filme relajante, sin grandes sobresaltos, en medio de la monotonía y tranquilidad que
les otorga ese espacio paradisiaco de paz y armonía, en el que parecen vivir
sus habitantes, aunque como iremos viendo, cada uno con sus historias
personales, historias que sirven de chismorreo en los pequeños corrillos como
fruto de las relaciones de los jóvenes y la virtud o no de las chicas. Hay que
tener en cuenta la década en la que se desarrolla y que a la narración le
acompaña un fuerte carácter religioso, entre estampas de ceremonias de misas,
bautismo o la primera comunión, en los más jóvenes. Un lugar en el que todos se
conocen y nada pasa inadvertido.
Si bien los actores
cumplen sobradamente con sus personajes, la principal protagonista es la
cámara. Los movimientos de la misma, los precisos y hasta preciosos encuadres y
la excelente fotografía de Jenne
Lapoirie, se convierten por si mismas en el foco en el que el espectador se
detiene y acompaña por cada recodo que Campillo desea mostrarnos, pues cada uno
de ellos posee su propio interés y lectura, a la vez que nos envuelve en esa
atmósfera creada por el sonido que la naturaleza viva es capaz de establecer,
por momentos, al más puro estilo documental. Uno de esos instantes lo
encontramos cuando los dos jóvenes Thomas y Suzanne, realizan sus paseos en
bicicleta. Hay una escena en particular, cuyo montaje, resulta espectacular.
La imaginación y la
mirada de los más jóvenes nos mostrarán el final de la inocencia, así como la
realidad más presente de los adultos por la que transitan pecados como el
machismo, el alcoholismo, el racismo, los celos, la falta de comunicación o la
prostitución; desembocando en los silencios, las miradas y las separaciones. Un
filme en el que la esencia humana se presenta con sus virtudes y defectos, según
el cristal transparente u opaco por el que se mire y esa nostalgia de un tiempo,
que para algunos fue mejor. Navegaremos entre metáforas que brindan el
desenlace de un pasado marcado por el colonialismo, trastocado por la propia
vida. Para terminar, no quiero olvidarme de la banda sonora de Arnaud Rebotini.
Mi nota es: 6,5
ESTRENO EN ESPAÑA: 20
de octubre
REPARTO: Quim
Gutiérrez, Nadia Tereszkiewicz, Charlie Vauselle, Sophie Guillemin, François –
Dominique Blin, David Serero, Vincent Schmitt, Luna Carpiaux, Vincent Haquin,
Hugues Delamarlière, Franck Mercadal, Amely Rakotoarimalala, Mitia Ralaivita, Cathy
Pham y Mathis Piberne.
PRODUCTORA: Les Films
de Pierre//CNC
DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Surtsey Films.