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miércoles, 2 de diciembre de 2020

BEGINNING: CRÍTICA DE CINE



La coproducción entre Georgia y Francia, BEGINNING, está dirigida por Dea Kulumbegashvili quien comparte guion con Rati Oneli.

Yana (Ia Sukhitashvili) abre las puertas del salón del reino de los Testigos de Jehová en donde van acomodándose los hermanos. Cuando el salón está lleno, David (Rati Oneli) esposo de Yana, comienza a platicar sobre el momento en que Dios puso a prueba la fe de Abraham. En medio del acto, alguien lanza al interior de salón un cóctel molotov incendiando el reciento. David intenta buscar pruebas a través de las cámaras de seguridad, pero sabe que la policía no le va a hacer el menor caso, por lo que decide buscar otro espacio para abrir un nuevo salón, teniendo que viajar por unos días. Yana se niega a acompañarle y se queda con su hijo Giorgi (Saba Gogichaishvili), en casa. Su hogar, su mundo. A partir de esos instantes, en esos días de aislamiento y soledad, se agitará su mundo interior.

La directora y guionista, Dea Kulumbegashvili, estudió Dirección Cinematográfica en la Escuela de Artes de la Universidad de Columbia y Estudios de Medios en The New School en Nueva York. Debutó con el cortometraje “Invisible Spaces” 2014, premio al mejor cortometraje en el Festival de Cine Independiente de Roma y “Lethé” 2016, llegando su debut en el largometraje con “Beginning” 2020, que ha obtenido el Premio FIPRESCI en el Festival de Toronto y en el Festival Internacional de San Sebastián, los premios de Mejor película, Mejor Dirección, Mejor Actriz Ia Sukhitashvili y Mejor guion. 

Beginning es una de esas películas inmersivas que nuevamente divide a la crítica y a los espectadores para amarla u odiarla a partes iguales, y posiblemente en ese filo del abismo que algunos realizadores son capaces de situarse, estriba su poder. No es un filme fácil, vaya por delante, nada fácil, pero sí es una obra con un magnetismo especial, que a quien tiene la capacidad de atrapar, lo envuelve en un extraño laberinto de emociones y percepciones que perduran hasta la escena final, la cual te paraliza, al igual que el cierre con ese breve epílogo, que te deja pensando mientras desfilan los títulos de crédito. Hace ya bastante tiempo que un final, no me impactaba y sorprendía a la vez. Por unos segundos reconozco, que me vi perdido en ese horizonte que los guionistas y la propia directora habían  trazado desde el inicio, traspasando la psique de la protagonista y manteniendo esa tensión emocional durante toda la obra, para culminar de manera tan brutal.

Lo que tengo claro es que Beginning es arte en esencia pura, filtrándose en cada fotograma. Cada plano secuencia está exquisitamente planteado y expuesto a través del formato de pantalla que han decidido utilizar, pensando hasta en el detalle más insignificante, desde los gestos en sus personajes hasta llegar a los entornos por los cuales deambulan; marcados por los encuadres, la luz o el color que desembocan en la magnífica fotografía a cargo de Arsheni Khachturan, sin olvidar el extraordinario sonido. Una de mis escenas favoritas es el largo plano corto secuencia en donde Yana se tumba sobre las hojas caídas en pleno campo, adoptando una postura de completa quietud, boca arriba, con los ojos cerrados y las manos sobre el pecho. Por más que su hijo la intenta sacar de su “letargo”, ella no se inmuta, mientras escuchamos de fondo, los sonidos que la naturaleza nos ofrece. En un momento determinado, la cámara decide encontrase con la mirada del hijo que la observa en silencio. Al retorno de esa cámara, en un plano más general, ella comenta a Giorgi, que está junto a ella tumbado, “No estoy muerta”. Una escena absolutamente brillante, cautivadora y seguramente la más reflexiva de toda la película, aunque contiene otras muy potentes.

Una obra sobria en diálogo y lenta en su exposición, tocando temas como la religión, la familia, la maternidad, los abusos sexuales, las vejaciones hacia la mujer, las separaciones, la viudedad, los miedos, el abandono, el perdón, el machismo, la muerte o los engaños, en un gran ejercicio de contención en la dirección e interpretación, destacando a una soberbia e impecable Ia Sukhitashvili, que nos deja sin aliento y alienta a la vez. Cuenta con una cuidada partitura de  Nicolas Jaar. Un filme arriesgado, pero como siempre se ha dicho, quien no arriesga no gana y aquí su directora lo ha puesto todo en el asador para ganar y lo ha conseguido, llevándose cuatro de los grandes premios de San Sebastián en esta última edición: Mejor película, Mejor Directora Dea Kulumbegashvili,  Mejor actriz Ia Sukhitashvili y Mejor Guion que la directora comparte con Rati Oneli. Una obra recomendable para un público que busca la diferencia, alejándose de lo convencional.

Mi nota es: 7

ESTRENO en ESPAÑA: 4 de Diciembre

REPARTO: Ia Sukhitashvili, Kakha Kintsurashvili y Rati Oneli

PRODUCTORA: First Pictures// Office of Film Architecture// OFA

DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Surtsey Films.