La coproducción entre Chad, Francia, Alemania y Bélgica, Lingui, lazos sagrados, está escrita y dirigida por Mahamat- Saleh Haroun. “Es mi vientre! ¡Asúmelo!”
Amina (Achouackh Abakar), que vive con su hija María (Rihane Khalil Alio), trabaja creando y vendiendo estufas hechas a mano con varillas de metal. Un día al regresar a casa, María, a la que ella llama cariñosamente Mamita, no quiere ni que la toque ni que le hable. Amina descubre que su hija está embarazada durante una conversación con la directora del colegio que la ha expulsado, por ser una mala influencia para las demás alumnas. La joven se niega a tener el hijo que espera, aun siendo consciente de que en el país está prohibido abortar por ley y por la religión. Por otro lado conoceremos a Brahim (Youssouf Djaoro), un vecino y hermano de religión, quien le pide a Amina que se case con él, que la ama y que a él no le importa que sea madre soltera, que las quiere a las dos.
El periodista, productor, guionista y director, Mahamat- Saleh Haroun, estudió en el Conservatorio Libre del Cine Francés de París y periodismo en la Universidad de Burdeos. Sus primeros trabajos estuvieron relacionados con el periodismo y saltó al cine con su primer cortometraje “Tal koul” 1991. En 1994 rodó su segundo cortometraje “Maral tanié” para continuar con los documentales “Sotigui Kouyaté, a modern Griot” y “Bord´Africa” en 1995, “Bye Bye Africa” 1998, “Kalala” 2006, “Hissein Habré, une tragédie tchadienne” 2016 y “Interdependence Film 2019” 2019. En el cortometraje ha dirigido “Goï – Goï” 1995, “B 400” 1997, “Un thé au sahel” 1998, “Letter from New York” 2001, “Scenarios from Africa: African Solidarity” y “Scénarios d´Afrique: L`arbre et le vent” ambas en 2004 y “Expectations” 2008 y en el largometraje nos encontramos con “Abouna” 2002, “Estación seca (Daratt)” 2006, “Un hombre que grita” 2010, “GriGris” 2013, “Une saison en France” 2017 y este año nos ofrece “Lingui. Lazos sagrados” 2021, para finalizar comentaros que también ha realizado el telefilme “Sexe, gombo et beurre salé” 2008.
La película ha sido rodada en los suburbios, a las afueras de la ciudad, en donde la gente más humilde trabaja desde que amanece hasta el anochecer, para sobrevivir y sacar a sus familias adelante. Este es el caso de Amina, una madre soltera con una hija adolescente a la que está dando una educación y cuanto precisa, pero como tantas jóvenes, también quedará embarazada, negándose a descubrir la identidad del padre, aunque Haroun nos lo desvelará antes de finalizar la obra. La noticia de que su hija desea abortar, la llevará de cabeza.
Un filme tranquilo en el que el guionista y director africano sabe muy bien dosificar los elementos importantes que quiere destacar a lo largo del metraje, realizando una fuerte crítica social. Temas como la importancia de la familia, los abusos sexuales, la ablación y la negación de algunas madres a dicha práctica con sus hijas o el embarazo no deseado, entrando en conflicto lo que en conciencia se debería hacer frente a lo que la ley les dicta.
Una historia generacional en la cual las más jóvenes se rebelan ante lo establecido, abriendo los ojos, incluso, a sus progenitoras, acostumbradas a obedecer. Una historia de mujeres que luchan o intentan hacerlo desde sus posiciones, aunando fuerzas, frente a esa sociedad que aún las mantiene reprimidas bajo una religión y unas leyes castradoras. Escucharemos en un momento determinado a María, discutiendo con su madre, afirmar que su cuerpo es de ella y que lo demás no le importa. Una frase que oímos con frecuencia en nuestra sociedad y que las leyes deberían tener más en cuenta. La mujer es la verdadera dueña de su cuerpo, por lo tanto será la única que acoja lo que se debe o no gestar en su interior.
Lingui, lazos sagrados, posee un guion con una sólida estructura y frases impactantes que clavándose como puñales, nos invitan a la introspección sobre el cómo viven aún las mujeres en otros países, sometidas al yugo del hombre y una religión que las condena al estrato social más bajo, al sufrimiento, la desesperación e incluso al intento de suicidio; pues entre las nuevas generaciones ya no aceptan esos códigos y están dispuestas a todo y algunas madres, viendo lo que les espera a sus hijas, buscan la forma de eludir su encarcelamiento en vida, con inteligentes estratagemas. Sin desvelar los mejores momentos, hay uno que me llamó la atención y que incluso me atrevería a afirmar que el director de fotografía Mathieu Giombini, encuadra e ilumina de manera diferente. Es el instante en que madre e hija se miran entre ellas, tras la reprimenda que el Imán, el encargado de dirigir la oración colectiva en la mezquita, ha descargado contra Amina. Momento clave para esta madre coraje.
En resumen, estamos ante una historia rodada con pocos medios, pero los suficientes para construir una obra que atrae la atención del espectador ante la verdad que nos ofrece. Disfruta de unas interpretaciones naturales y frescas, con las que se conecta desde el primer minuto. Una fotografía que capta la existencia como si se tratara de un documental y la banda sonora, con música autóctona en la batuta de Wasis Diop, que escuchamos en los instantes en los que la palabra le da paso.
Mi nota es: 8
ESTRENO EN ESPAÑA: 8 de julio
REPARTO: Achouackh Abakar Souleymane, Rihane Khalil Alio, Youssouf Djaoro, Briya Gomdigue y Hadje Fatime N´Goua.
PRODUCTORA: Beluga Tree// Made in Germany// Pili Films// Goï Goï Productions// Cana+ International// Proximus.
DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Wanda Visión.