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miércoles, 27 de marzo de 2019

LA CAÍDA DEL IMPERIO AMERICANO: CRÍTICA DE CINE


La comedia, con pinceladas de drama, La caída del imperio americano, está dirigida por el quebequés Denys Arcand.
Pierre-Paul Daoust (Alexandre Landry) es un joven repartidor de paquetería, aunque posee un doctorado en Filosofía. Toda su vida gira en torno al pensamiento de los grandes filósofos griegos. Un día mientras está realizando un reparto, se ve en medio de un doble atraco. Dos de los ladrones mueren y otro sale corriendo y herido. Junto a él quedan dos grandes bolsas llenas de dinero, no se lo piensa dos veces y las introduce dentro del furgón entre los paquetes. Espera a la policía y tras la declaración se va con el furgón, aunque los dos policías:  Carla McDuff (Maxim Roy) y Pete LaBauve (Louis Morissette) lo seguirán sin él saberlo. Su aventura no ha hecho más que empezar.
En la filmografía del canadiense, Denys Arcand, encontramos títulos como “El declive del imperio americano” 1986 o sus secuelas “Las invasiones bárbaras”,  que se alzó, entre otros premios con el Óscar a la mejor película de habla no inglesa 2003 y el cierre de la trilogía con “La edad de la ignorancia” 2007 donde tocaba temas como: la familia, la amistad, el amor, las infidelidades, la sexualidad o las enfermedades, entre otros; siempre con esa dosis de drama y sátira sobre la moral de nuestra época.
En la caída del imperio americano, continua con esa ironía entre diálogos perspicaces que nos llevan a la reflexión sobre el sistema, que como ha comentado su autor “Todos estamos sometidos al imperio americano, incluso en los rincones más remotos de nuestro planeta”. “Ese imperio se está muriendo y sus convulsiones nos afectan con toda su brutalidad”.
Aquí nos presenta, de entrada, a un joven inteligente pero poco experimentado en la vida e incluso en la sexualidad, donde parte de sus valores se van al traste cuando ante él se presenta la oportunidad de convertirse en millonario de la noche a la mañana, aunque ese dinero esté manchado de sangre.
Arcand muestra la cruda realidad que nos rodea creando un interesante triángulo entre el filósofo y repartidor Pierre-Paul, la chica de compañía Aspasia (Maripier Morin)  y el motero recién salido de la cárcel Sylvain (Rémy Girard) y así, junto al ingenioso y bien tramado guion entre conversaciones con muy mala leche y crítica despiadada, exponernos, en una gran función y ficción,  las dos caras  de nuestra sociedad; de un lado aquellos que están protegidos y controlan el poder - sin generalizar -, moviéndose entre paraísos fiscales, corrupción política, delincuencia, sobornos, blanqueo de dinero  o prostitución,  y del otro lado, los desamparados, los sin techo, los  invisibles e incluso las ONG´s. Dos caras de una misma moneda, que retrata con  agudeza y elegancia el fotógrafo, Van Royko, diferenciando las clases bajas frente a las clases altas, entre sus exquisitos encuadres e iluminación.
Una tragicomedia que entre risas, sonrisas y carcajadas, nos va abriendo los ojos a una verdad que aunque creamos conocer, en su planteamiento sin tapujos, seremos conscientes de la tela de araña que los más poderosos han tejido alrededor nuestro. Hay instantes que son simplemente magistrales y de estudio minucioso. No, no desvelo nada. Estamos ante un cineasta comprometido con su tiempo y con la sociedad que le rodea.
Una reflexión sobre su país, Canadá, a través de lo que nos muestra visualmente, en medio de frases de grandes filósofos a los que cita constantemente Pierre-Paul, por los que siente devoción y esa visión, de nuevo en la gran pantalla, sobre los sin techo, haciendo  hincapié en el abandono de los nativos, especialmente en los Innus.
Resumiendo, un filme con interpretaciones donde el espectador conecta desde el primer momento, sobre todo, con el trío protagonista, aunque cada secundario cumple sobradamente con su personaje, y un cuidado divertimento, durante algo más de dos horas, a través de una refinada  y feroz dirección. Os dejo con otra de las frases de su director.
“Hago películas intentando, a mi manera, cumplir con una consigna secular: actuar como espejo de la vida y el tiempo”
Mi nota es: 8
REPARTO: Alexandre Landry, Maripier Morin, Rémy Girard, Louis Morissette, Maxim Roy, Pierre Curzi, Vincent Leclerc, Yan England, Claude Legault, Florence Longpré, Paul Doucet, James Hyndman, Benoît Briére, Gaston Lepage, Geneviève Schmidt, Mathieu Lorain-Dignard y Denis Bouchard.
ESTRENO en ESPAÑA: 29 de Marzo
PRODUCTORA: Cinémaginaire Inc
DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Wanda Visión.