Acudir a ver
una función a la sala Bubulú2120 siempre es un placer, por ser uno de esos
espacios escénicos pequeños, donde el espectador siente mucho más de cerca las
interpretaciones de los actores.
La obra en
cuestión, disfrutada el sábado, fue el conocido cuento de Óscar Wilde “El príncipe
feliz” la acción, en esta ocasión, comienza llegando la golondrina (Pablo
Martín) al lugar donde se encuentra la estatua del príncipe feliz (Oscar
Frendo) y decide descansar esa noche en su viaje hacia Egipto, pues sus
compañeras ya han partido a pasar el invierno y ella se ha entretenido por
estar enamorada de un junco que ha conocido a la orilla del río. La estatúa del
príncipe está cubierta de oro, con sus ojos de zafiros y la empuñadura de la
espada con un rubí. La golondrina se acomoda contra la estatua para descansar,
siente que se está mojando y comprueba que la figura está llorando, le pregunta
el motivo y le responde que porque hay gente que sufre y es pobre en aquel
lugar, le pide a la golondrina que le ayude, ya que no se puede mover de su
pedestal y que quiere que lleve a una mujer pobre el rubí que adorna su espada,
la golondrina acepta y… El resto lo dejo para quienes no conocen el cuento.
Lo primero que
me extrañó es que la obra se presentaba como una función infantil y lo que me
sorprendió es que la magnífica adaptación de Juan José Ballesteros Egido y la dirección de Pedro Entrena
consiguen su propósito: Atrapar a los niños y a los adultos por igual. Dicen
que los niños son los mejores críticos, que si algo no les gusta protestan sin
ningún reparo, pues durante la casi hora que dura la función, no se les
escuchaba ni respirar y eso que como todos sabemos, quienes conocemos la
historia, la trama es muy dramática.
Las
interpretaciones por parte de Pablo Martín y Óscar Frendo están perfectas y
quien maneja la magnífica marioneta que representa perfectamente al alcalde,
muy convincente. Un vestuario y escenografía correctísimo por parte de Ana
Montes y un equipo técnico que apenas se nota que existe, y eso es lo mejor que
puede suceder en una obra teatral, que no se aprecie y que se sepa que está
presente, eso demuestra que su trabajo está más que conseguido. Por último
felicitar a Creaciones del Sako por recuperar un clásico y mostrarlo con tanta
humildad y gran efectividad.
Mis
felicitaciones a todos.