Cuando hablamos o nos enfrentamos
ante un acto íntimo, consideramos que ese hecho forma parte de esa frontera que
sólo dejamos traspasar a quien queremos
que lo comparta con nosotros.
El pasado viernes día 20 en la
Sala Mood de Madrid tuvo lugar un nuevo acto íntimo de Santi Senso “Orgíame” en una función donde el público estaba invitado a
asistir desnudo o vestido, promovido por las asociaciones nudistas de Madrid.
Una función que comienza en una cama, donde un niño desnudo (Santi) se aburre
antes de dormir y como hemos hecho tantos en nuestra infancia, se pone a jugar
bajo las sábanas con sus juguetes y una linterna. En un momento determinado
mira a través de la sábana y descubre que su habitación ha sido invadida por
sus amigos del colegio (público) a los que invita a acercarse a donde él está.
A partir de esta escena divertida, sensitiva y emotiva por los recuerdos que a
muchos, estoy seguro despertó, Santi se muestra en el escenario como un potro
salvaje y desbocado en el espacio escénico que abre camino entre los espectadores
que han vuelto a sus sitios de origen. Espectadores a los que en ningún momento
considera como tales, sino como amigos, visitantes, compañeros y donde en su
acto íntimo les hace partícipes de esa intimidad que en vez de ser a él a quien
ver vulnerable, consigue que el efecto sea el contrario. Son los espectadores
los que pueden sentir en ellos mismos esa vulnerabilidad o incluso la intimidación por
la euforia natural nunca contenida que muestra Santi, en el escenario.
La obra pasará por momentos donde
la desnudez de la piel de los actores,
queda vestida ante la desnudez de los sentimientos y emociones de los
personajes. Lía y Santi hacen un alarde de escena dramática donde el deseo se
confunde con el amor, el sentimiento con el miedo y el dolor con la resignación.
Nos hablará del poder. De los
elementos de poder que en la sociedad se utilizan y él afirma poseer sus
objetos de poder personales, que con orgullo mostrará sacando de su maletín.
Unos objetos que en ocasiones se pueden
muy bien percibir más que de
poder, de humillación, cuando por ejemplo, muestra una regla y
ofreciéndosela a uno de los espectadores, extiende la mano. El espectador no lo
duda y golpea con dicho objeto su mano, remontando a una gran mayoría de los
presentes en el acto, a la niñez y los golpes provocados por los maestros, o sin
dejar esa niñez y esa adolescencia nos presenta sus cartillas escolares o los chupetes. Pero
Santi aún guarda el que él considera
como el más poderoso y sonríe al mostrarlo mientras relata su historia y los espectadores
se lo van pasando unos a otros. No, no les diré cuál es, es mejor que lo descubran
ustedes cuando asistan a dicho acto
íntimo.
Hay mucho más que contar de un
acto íntimo de Santi Senso, o tal vez no, porque los actos íntimos, como bien
he dicho al principio, se comparten con quien cada uno elegimos hacerlo y Santi
ofrece los suyos a quien va a una de sus representaciones.
Para terminar, comentar que Santi
Senso está magistral utilizando tanto el lenguaje verbal como el del cuerpo, y
donde la expresividad del rostro nos muestra cada estado anímico por el que
está pasando. Lía, su compañera en la escena más dura y cruel de todas, decir
que está soberbia e impresionante.
La ambientación corre por cuenta
de Espacio Escénico Mood, una sala perfecta y adecuada para este tipo de
representaciones y seguramente otras muchas, pues su espacio versátil, amplio y el mobiliario
polivalente, puede crear cualquier ambiente.
La música y luz muy adecuadas
para atrapar, si cabe más al espectador, que no lo es en ningún momento porque
al final pasará a formar parte de ese estado emocional de la obra.
El debate al que Santi invita al
finalizar la función, me resulta muy interesante para comprender o intercambiar
opiniones, pues el espectador ya está completamente entregado.