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lunes, 7 de enero de 2019

EL VICIO DEL PODER: CRÍTICA DE CINE


Sobresaliente interpretación de Christian Bale en, El vicio del poder, bajo la impecable dirección de Adam McKay. Una magnífica tragicomedia tratando un tema serio y polémico.

El vicio del poder nos cuenta la historia del carismático, político y empresario, Dick Cheney (Christian Bale), quien comenzó su carrera como político en 1969 formando parte del gobierno de Nixon, ocupando diversos cargos; pasando más tarde a desempeñar otros puestos bajo las presidencias de Gerald Ford o George H. W. Bush. Con este último presidente fue Secretario de defensa desde  1989 a 1993, abandonando la política para pasar a ser presidente ejecutivo de Halliburton Company. Pero la política volvió a llamar a su puerta en 2000, cuando George W. Bush le pidió trabajar con él. Dick aceptó al presentir las debilidades del nuevo presidente y Bush aceptar ciertas licencias que hasta la fecha no había tenido ningún vicepresidente. Sería el vicepresidente con más poder en la historia de los Estados Unidos, desde 2001 al 2009.

Adam McKay no se conforma con relatarnos en sus 132 minutos una visión discutible de este político norteamericano. Mete toda la carne en el asador y los dedos en los ojos, a través de su magnífico guion, atreviéndose a desenmarañar los secretos y manipulaciones de la política norteamericana, sin ningún pudor, sin ruborizarse y despertando sonrisas y carcajadas por la forma en que ridiculiza a los políticos, entre ellos al ex presidente George W. Bush, al que nos lo presenta como una marioneta manejada por un vicepresidente, que tras descubrir sus debilidades, se arriesgó a llevar a cabo el mejor papel de su vida; o la magnífica escena en la cual varios políticos sentados alrededor de una mesa, escuchan a un “camarero” recomendarles los mejores “platos de la carta”, por supuesto, una carta muy política. Una obra cargada de ironía entre claros simbolismos y metáforas, como las imágenes pescando; para un país donde cada día somos testigos de su doble o triple cara. Adam logra navegar con viento a favor, entre el drama y la comedia, siendo esta última la predominante, incluso en las situaciones más dramáticas, incluyendo los ataques al corazón de Dick. Es todo tan tremendamente “surrealista” dentro de la realidad, que prefieres esbozar una sonrisa, que maldecir.

Christian Bale, es la gran baza con la que cuenta Adam McKay. Acertadísima la elección de dicho actor, transformándose no sólo físicamente, sino que logra filtrarse a través de la piel del vicepresidente, hasta creer que estamos ante él. Me resultó muy interesante la visión que se ofrece de la doble imagen de Cheney. Por un lado el cínico, sin escrúpulos e implacable hombre de negocios y político, quien trabajó con multinacionales militares y del petróleo como Halliburton Company o Lockheed Martín, lucrándose miserablemente durante la invasión a Irak.  Y por otra parte, el amoroso marido y padre, donde su hogar y su familia son su  templo, en el cual sus acciones nunca deberán afectar a ninguno de los suyos e incluso la homosexualidad de su hija, pueda servir para dañarla. Dicen que tras un gran hombre, siempre hay una gran mujer y sin duda en el caso de Cheney así fue, pues su mujer Lynne (Amy Adams), incluso cuando eran novios, se lo dejó muy claro. Le había elegido a él como el compañero de su vida, pero en ningún instante permitiría que fuera un borracho y un camorrista, como lo estaba siendo en aquella etapa de juventud; bastante había sufrido con su padre viendo como maltrataba a su madre. Lynne guiaba cada paso que debía seguir su marido, aunque él llevara dentro el vicio por el poder.

Pero en la obra no solo destacan Christian Bale y Amy Adams, pues solo hay que leer el reparto para darnos cuenta las grandes figuras de la interpretación que intervienen, consiguiendo empatizar cada actor con su personaje, para el absoluto disfrute de los espectadores.

La obra cuenta con una cuidada dirección artística a cargo de Brad Ricker y Dean Wolcott y un espléndido vestuario de Susan Matheson,  reflejando las diversas décadas. Acertadísima la  fotografía de Greig Fraser, la cual coquetea con la parte documental que McKay, ha querido conferir al filme con esa voz en off de un personaje que nos acompañará hasta el final y que sorprenderá saber quién es. No podemos olvidarnos de las notas que rodearán a todo el filme, en la partitura de Nicholas Britell, del extraordinario montaje de Hank Corwin, cubriendo el periodo de finales de los 60 hasta la actualidad, o el impresionante equipo de maquillaje y peluquería.

Comentar para finalizar, que la escena final de Bale, mirando a la cámara, hablando directamente al espectador y soltando su último discurso, cierra la película, con broche de oro.

Mi nota es: 9

ESTRENO en ESPAÑA: 11 de Enero


REPARTO: Christian Bale, Amy Adams, Steve Carell, Sam Rockwell, Bill Pullman, Stefania Owen, Jillian Armenante, Brandon Sklenar, Brandon Firla, Abigail Marlowe, Liz Burnette, Matt Nolan, Brian Poth, Joey Brooks, Joe Sabatino, Alison Pill, Tyler Perry, Shea Whigham, Cailee Spaeny, Fay Masterson, Don McManus, Adam Bartley, Lisa Gay Hamilton, Jeff Bosley, Scott Christopher, Mark Bramhall, Stephane Nicoli y Kirk Bovill.

PRODUCTORA: Gary Sanchez Productions// Plan B Entertainment// Annapurna Pictures.

DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Entertainment One Films Spain.