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martes, 2 de febrero de 2016

TECHO Y COMIDA: CRÍTICA DE CINE


Desde los primeros fotogramas de “Techo y Comida” nos damos cuenta por una parte, que estamos ante una nueva película de drama social y por otra, nos enfrentamos a un thriller sencillo técnicamente hablando y con una puesta en escena sin más pretensiones, que la historia que nos desea contar.

Juan Miguel del Castillo, asume en su ópera prima las funciones de director, guionista y montaje. Tal vez un exceso para ser su primera obra, aunque entendible si nos damos cuenta de la falta de recursos económicos, con los que ha contado para sacarla adelante.

En “Techo y Comida” Juan Miguel nos narra la historia de una joven madre soltera, Rocío (Natalia de Molina) que se enfrenta a la vida sin recursos e intentando sacar adelante a su hijo de ocho años, Adrián (Jaime López) Desde esos primeros planos, palpamos el sufrimiento en el que vive esa mujer, en el silencio amargo de no querer mostrar su realidad a los vecinos y el no tener con quien compartir sus pesares. Ese silencio se filtra en toda la obra, pues incluso Juan Miguel prescinde de toda banda sonora sinfónica, para recrear con mayor austeridad y realidad, los acontecimientos en los que se verá envuelta Rocío. Será entonces cuando entren en juego otros sonidos, como son los del vecindario, las pisadas, el chirriar de las puertas, las respiraciones, los crujidos de las sábanas, los llantos…

Sin ningún tipo de duda, lo mejor de toda la película es la soberbia interpretación de Natalia de Molina. Borda el personaje de esa mujer coraje que nos la creemos desde principio a fin, junto a su hijo en la ficción, el jovencísimo Jaime López, que enamora a la cámara y a los espectadores con sus gestos inocentes, sus palabras infantiles y sus miradas profundas, que buscan respuestas a lo que no le cuentan. 

Un exceso, a mi juicio, es el uso de la cámara al hombro, donde por momentos ese ligero movimiento, distrae de la tensión que debe ser proyectada al espectador. Se agradece que además Juan Miguel haga un montaje que no sobrepasa la hora y media de metraje y con ello crear una dirección contenida y ajustada a la realidad de lo que observamos, y de los sentimientos que no desea que se desborden, pero sí que entren como flechas en nuestros corazones.  

Lo peor es que cuando salimos del cine, creemos que no hemos estado en él,  sino viviendo una situación más del día a día en esta España que parece condenada a seguir sufriendo el calvario de la crisis, mientras otros se enriquecen.
 
Mi puntuación es: 6,5

 

Reparto: Natalia de Molina, Jaime López, Mariana Cordero y Mercedes Hoyos.

            Fotografía: Rodrigo Rezende y Manuel Montero.

            Montaje – Guión y Director: Juan Miguel del Castillo.

MERECIDÍSIMO EL GOYA A LA MEJOR ACTRIZ 2016. FELICIDADES