Eduardo García nace el 1 de Junio de 1970 en Santo Domingo (República Dominicana) Cursó estudios de Administración Hotelera y trabajó durante 11 años en American Airlines. Tras esta etapa decide dedicarse por completo a ser profesor de Yoga, Tarotista, terapeuta alternativo y escritor. En su faceta de escritor, publica: Feliz cumpleaños, te quiero. Días felices y Adagio en Santiago de Chile, donde residió durante varios años. En el año 2010 toma como lugar de residencia Madrid y será en esta ciudad donde publicará su cuarta novela: Ese amor que hay que callar.
J.S. Por tus venas corre sangre italiana y dominicana. ¿La mezcla de la misma, crees qué ha forjado tú carácter?
E.G. Más que la mezcla de sangres, lo que ha forjado mi carácter son mis vivencias. El haber vivido en tres países muy diferentes, el haber conocido a todo tipo de gente, el haber viajado por todo el mundo mientras trabajaba en líneas aéreas, eso es lo que ha forjado mi carácter.
J.S. Hablas en tu biografía que te sientes chileno de corazón ¿Qué te llevó a vivir a Chile y que te aportó ese país?
E.G. La primera vez que fui a Santiago de Chile, en el 1995, esa ciudad conservaba aquella magia de la que hablaban los poetas de los años cincuenta. Al haber estado tantos años encerrado por culpa del Régimen Militar, tenía algo intacto, y como te digo, una magia muy sutil que se fue perdiendo a medida que se fue modernizando y se convirtió en otra ciudad moderna.
Todavía hay pequeñas ciudades que conservan eso, pero es cada vez más difícil de encontrar. Por eso quise vivir allí, experimentar todo eso que no conocía pero que me tocó profundo desde la primera vez.
Me aportó un gran crecimiento personal, las cosas que viví y experimenté en ese país no las he vuelto a sentir en ningún otro lado. Y bueno, ahí fue que publiqué mis tres primeras novelas.
J.S. A lo largo estos años, has tocado varias facetas, que a mi juicio resultan interesantes y muy distintas entre sí, como he puntualizado al principio. ¿En cuál te sientes más cómodo?
E.G. En todas me he sentido muy cómodo. Todos vamos evolucionando y viviendo procesos en la vida que tenemos que saber aprovechar. Tal vez es porque soy del signo géminis, que dicen que somos muy polifacéticos, pero puedo disfrutar el hacer una clase de yoga para cien personas, como leer el Tarot a una sola, o pasar horas y horas en soledad escribiendo.
J.S. ¿Cuáles fueron los motivos de venirte a vivir a España?
E.G. Aunque aquí la gente diga que el español no lee, yo lo comparo con los chilenos y pienso que lee mucho. Vine para poder continuar publicando novelas.
J.S. Dicen que Madrid es una ciudad abierta al mundo y sabe acoger muy bien a quien a ella se acerca ¿Qué opinas de Madrid como lugar para vivir?
E.G. Yo me he sentido muy bien aquí. Como digo siempre, Madrid es una ciudad viva, está llena de vida por todos lados y eso me encanta.
J.S. En Madrid das clases de Yoga. ¿Qué percibes cuando ejerces dicha disciplina?
E.G. La energía de las personas, siempre me siento muy cercano a mis estudiantes en el plano energético.
J.S. Tus primeras 3 novelas fueron publicadas en Chile. ¿Es difícil publicar novelas de temática gay en Sudamérica? ¿Qué aceptación tuvieron?
E.G. Pues no voy a generalizar en Sudamérica, porque estoy seguro que Brasil y Argentina son mucho más abiertos, así que te diré que en Chile es difícil porque la gente, además de que no lee mucho, todavía vive muchos tabúes con la temática gay.
J.S. Adagio es la primera novela tuya que leí, y sobre ella me gustaría hacerte las primeras preguntas. Retratas a la mujer sumisa al hombre. ¿El machismo aún está tan enraizado en Sudamérica?
E.G. Sí, bastante. Aunque parezca que en Chile hay matriarcado, es todo lo contrario.
El machismo está muy vigente, lamentablemente.
J.S. Adagio va en torno a un secuestro y la venganza tras él. ¿Piensas que la venganza es la mejor solución a un problema o un conflicto vivido?
E.G. Todos los conflictos vividos son muy diferentes, y las reacciones de las personas también. En este caso, la víctima se reencuentra con su victimario y entonces sucede lo que tiene que suceder, pero recuerda que cada cabeza es un mundo, y los personajes de una novela no son la excepción.
J.S. Los fantasmas, o miedos internos, bloquean en bastante medida la libertad de acción de los personajes. ¿Buscabas mostrar de alguna manera la realidad chilena entorno al mundo gay?
E.G. Para nada. En “Adagio” quise hablar de los demonios internos que muchos tenemos dentro, de los motivos y las consecuencias. La novela tiene lugar en Chile, y por lo tanto hablo un poco de la historia reciente de ese país en cuanto a la homosexualidad, homofobia y tribus urbanas, pero es solamente para que se entienda mejor lo que cuento.
J.S. Ángelo es un hombre traumatizado por el amor que siente hacia Javier. ¿Crees qué todo vale para intentar recuperar un amor perdido o imposible?
E.G. En la vida hay que ser práctico, pero no cruel. No todo vale, no podemos obligar a nadie a hacer algo que no quiera.
J.S. No desvelemos más de esta novela y pasemos a “Este amor que hay que callar” ¿Crees que en el mundo homosexual se callan muchos amores por verdaderos que
sean?
E.G. Con el título, lo que quiero decir es, más que nada, cómo hay que callar una manera de sentir, ocultar nuestros deseos, y sí, también amores. En la época de mi adolescencia, en los años ochenta, definitivamente había que callar los amores homosexuales. Eso, por lo tanto, los hacía más intensos.
J.S. Presentas una novela coral contada a tres voces, que transcurre en Santo Domingo en los años 80. Dos de los personajes principales son: Abussadora Collins Y la Chula Evans (dos travestis) ¿Por qué esa referencia a dos personajes de la tele serie Dinastía?
E.G. El verdadero fanático de esa teleserie soy yo, y quería darme el gusto de que estos dos personajes también lo fueran y que por eso usaran esos apellidos.
J.S. Durante la novela se denota una falta de aceptación de los homosexuales hacía sus sentimientos. ¿Es difícil declararse gay en Sudamérica?
E.G. Muy difícil. Tanto para la aceptación en la familia, en los trabajos, en el ambiente social. Mira, la cosa ha ido cambiando bastante desde entonces, pero si hablamos de derechos, no hay ninguno. La homosexualidad sigue siendo mal vista y considerada como una enfermedad.
J.S. Si Abussadora por una parte tiene un corazón de oro que el lector va descubriendo, por otro lado la puede la rivalidad con otras compañeras de profesión. ¿Piensas que las travestis son tan competitivas entre ellas y se ponen más de una zancadilla?
E.G. De la misma manera en que lo son las bailarinas, cantantes, y el mundo artístico.
J.S. La homofobia está presente en toda la novela, incluso entre aquellos a los que les cuesta entender que sienten atracción por otro hombre, por miedo a esa sociedad. ¿En qué país de los que has vivido o viajado, has presenciado la homofobia más latente?
E.G. En el Cairo, me imagino que por la religión que predican.
J.S. Algo que me ha resultado curioso en tu novela, es que por una parte, durante todo su desarrollo apenas hay diálogos, en cambio al terminarla, incluyes monólogos y diálogos de los personajes. ¿Por qué no los insertaste durante la historia?
E.G. Porque me pareció que le iba a quitar un poco de fluidez a la historia. Llevaba un ritmo que quería conservar. Los diálogos, al final, le dan más luz a la historia y es como revivir ciertos momentos de la historia.
J.S. En esta novela aparece una de tus aficiones: El Tarot. ¿Crees qué el futuro está ya escrito y a través de las cartas se puede leer?
E.G. Te explico. El Tarot que yo leo no te adivina el futuro, es más bien terapéutico, te dice por dónde vas, cosas que tienes que saber para darle una luz al camino que llevas, pero no te puedo decir lo que te va a pasar porque entonces te sientas a esperarlo y al final no te ha servido para nada. El Tarot es una herramienta para crecer, no para lo contrario.
J.S. Para finalizar en torno a esta novela, de la cual tampoco deseo desvelar nada, pues espero que sean muchos quienes la descubran, una última puntualización y pregunta: Sumisión, deseos ocultos, falta de aceptación de uno mismo, intrigas, luchas, amores frustrados, venganzas… Son algunos de los temas que tratas en el desarrollo de la misma. ¿Crees que los homosexuales en general, lo tienen más difícil para integrase o por el contrario, en muchas ocasiones, son ellos mismos los que crean fronteras invisibles?
E.G. Pues no te lo digo por quedar bien, pero existen los dos casos. Muchos son realmente discriminados, pero otros ya vienen con la discriminación insertada.
J.S. Recientemente se han otorgado los premios: Besametonto Awards 2012, donde además de ser nominado, compartimos premio. ¿Qué sentiste en ese momento?
E.G. Emoción, mucha emoción. Nunca había escuchado mi nombre ganar ningún premio, ni siquiera he ganado la lotería o un Bingo, así que para mí fue una maravillosa experiencia.
J.S. ¿Qué te pareció la fiesta?
E.G. Increíble, fantástica, divertida, original.
J.S. ¿Cuáles son tus proyectos de futuro?
E.G. Continuar haciendo lo que hago, y otras cositas más, jejeje.
J.S. Como siempre, al finalizar la entrevista, hago la misma pregunta. ¿Quieres apuntar algo que no haya preguntado y desees exponer?
E.G. Que estoy muy contento de haber conocido a colegas maravillosos en Madrid. En Chile, lamentablemente, los escritores no se hablan con los otros, hay un espíritu de competencia espantoso. Aquí me he sentido muy bienvenido por ti, y por muchos otros que no voy a mencionar por si se me queda alguien en el tintero, pero a quienes aprecio mucho y sinceramente.
Hablar con Eduardo es todo un placer. Un hombre tranquilo donde sus ojos azules parecen hablar más que las palabras y hechizar a quien tiene a su lado. Todo lo mejor en la vida para este gran amigo, y para los lectores de este apartado, la próxima quincena otra entrevista a otro de esos amigos que voy encontrándome
por la vida.