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martes, 6 de noviembre de 2018

MANDY: CRÍTICA DE CINE


Mandy está basada en una historia escrita por Panos Cosmatos, quien comparte guion con Aaron Stewart-Ahn, en un filme desorbitadamente surrealista y  difícil de clasificar.

Entre los títulos de créditos iniciales, veremos a un grupo de hombres cortando árboles, entre ellos se encuentra  Red (Nicolas Cage) quien vive apartado de la civilización en una cabaña junto a su amada Mandy (Andrea Riseborough), de aspecto pálido y facciones huesudas.

Mandy es una amante de la lectura y un día mientras pasea leyendo, se cruza con una furgoneta donde van los miembros de una secta, liderada por Jeremiah Sand (Linus Roache), este se fija en la muchacha saltando todas las alarmas del deseo por ella. Solicitará la ayuda de los moteros de la noche, cuyos cerebros están gravemente alterados por el uso de las drogas, habiendo perdido la razón y haciéndoles inmunes al dolor, hasta el grado que el dolor para ellos, se convierte en placer. Estos  moteros del infierno, raptarán a Mandy y Red.

Panos, con su segundo largometraje tras “Beyond the Black Rainbow” 2010, donde ya se perfilaba como un director incómodo y muy personal, nos somete a un extraño y duro viaje sensorial obligándonos a agudizar los sentidos del oído y la vista, hasta el límite que cada uno pueda ofrecer, en el más puro sadomasoquismo narrativo. Cosmatos se toma la licencia de cubrir la primera hora, presentándonos las obsesiones de Jeremiah Sand, por Mandy y cuando ve que ni drogándola consigue los favores de la chica, ante los ojos de Red, la prende fuego; es entonces cuando entrando en la última hora, caeremos junto al protagonista, al abismo del infierno, donde el dolor se vuelve gozo, donde la sangre corre como ríos, donde las mutilaciones, vísceras, hachazos, cuchilladas, cabezas rodando y todo aquello imaginado e incluso inverosímil, se acompañará de instrumentos variados, entre hachas creadas para la ocasión, cadenas, ballestas y  motosierras; todo ello entre colores estridentes y una banda sonora que va turbando con cada nota, nuestros oídos, de la mano del maestro,  Jóhann Jóhannsson.

Lo primero que me vino a la cabeza, tras los primeros minutos de metraje, fue que estábamos ante un cómic filmado. Diálogos cortos y sencillos con largos espacios de silencio, mientras las imágenes nos van sumergiendo en un laberinto incómodo, hasta caer en los más bajos instintos éticos y morales. Una gran riqueza de planos, maravillosamente filmados por Benjamin Loeb, dotando a la fotografía de encuadres saturando los colores, distorsionando las imágenes, desdoblando los cuerpos y rostros e iluminando cada escena de forma milimétrica, en un alarde de psicodelia pura y dura. La percepción de Cosmatos sobre lo visual, es mágicamente perturbadora y magistralmente cautivadora. Nos crea la sensación de haber sido drogados, justo en el momento en que la sala se queda a oscuras.


Creo haber comentado en otras ocasiones, que Nicolas Cage, ha encontrado hace tiempo el género en el que se siente como pato en el agua. Increíblemente fantástico y soberbio dentro de su sobreactuación. La escena apareciendo en ropa interior manchada, sentándose frente al objetivo de la cámara  y con la única compañía de una botella de alcohol entre sus manos, estoy seguro que todos los espectadores la recordarán por mucho tiempo, además de las altas escenas de violencia, a las que ya nos tiene acostumbrados. Creo que cuando escribí la crítica de "Papá y mamá", estrenada hace unos meses, preguntaba si Cage sería capaz de superar aquella interpretación, pues aunque os parezca increíble, lo ha hecho y ahora sí que no voy a preguntar, porque este monstruo de nombre Nicolas, es capaz de todo lo que le ofrezcan.

Para finalizar, resumir el filme como un viaje delirante, propio de una alucinación bajo los efectos de las drogas más duras que tal vez no se hayan inventado, donde lo visual roza la perfección, plano a plano o viñeta a viñeta, pues por instantes, como he comentado, parece que estamos ante un cómic filmado. Un filme, no apto para todos los públicos, ni para todos los paladares.

Mi nota es: 7,5

         ESTRENO en ESPAÑA: 9 de Noviembre.

REPARTO: Nicolas Cage, Andrea Riseborough, Linus Roache, Bill Duke, Richard Brake, Hayley Saywell, Line Pillet, Ned Dennehy y Clément Baronnet.

PRODUCTORA: Picadilly Pictures// Son Capital// SpectreVision// Umedia// XYZ Films// Legion M.

DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Surtsey Films.