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viernes, 17 de octubre de 2014

ENTREVISTA A DAVID VILLA: ESCRITOR


Hoy un nuevo escritor se acerca al blog y con el que ya mantengo una amistad a través de las redes sociales, desde hace tiempo. Su nombre completo David Mario Villa Martínez, pero yo me permitiré acortar su nombre y dejarlo en David Villa, que es como más le conozco. Para poneros en antecedente  deciros que  David es madrileño y estudió de forma vocacional Educación Especial enfocada a las discapacidades psíquicas, físicas o sensoriales.
J.S.- David, por fin en el blog y con mucha ganas de preguntarte  muchas cosas, pues siempre me has parecido una persona muy interesante de conocer. Antes de hablar de tu profesión y aficiones, comentar que en tu juventud fuiste fraile. ¿Qué te llevó a tomar los hábitos?

D.V.- Así es, fui fraile. Hice el postulantado y noviciado, tomando entonces los hábitos a los veinte años, en una congregación que no mencionaré. Durante los primeros años de la transición española di ese paso en un intento más o menos consciente de escapar del mundo y de una orientación sexual que no era capaz de aceptar. Renuncié a todo lo conocido, mi corto pasado, a mis amigos y familia para incorporarme en una comunidad que esperaba me proporcionara paz. Lo que no logré fue renunciar a mí mismo. La soledad, el profundo sentimiento de culpabilidad y vergüenza, las luchas continuas entre mis creencias religiosas y mi homosexualidad me llevaron desde el principio a llevar un diario, que con los años y etapas superadas terminaría siendo “Diario de una impostura” la primera novela que publiqué.
Descubrí que aquello de lo que deseaba escapar se encontraba también entre aquellas paredes y que la homosexualidad practicada era una cosa habitual, al menos en ese convento. Eso supuso para mí un fuerte choque que tuve que digerir, gestionar como pude y decidí salir para intentar vivir a mi manera. Eso de a Dios rogando y con el mazo dando no era para mí. En aquellos años no contábamos con referentes positivos; tan solo las parodias de Alfredo Landa, Fernando Esteso…Como muchos tuve que reinventarme a mi mismo, con todos los aciertos y errores.

J.S.- Me comentabas que en la actualidad no tienes inquietudes religiosas, pero sí espirituales. ¿Crees al igual que yo, que religión y espiritualidad aunque pueden ir de la mano, son conceptos muy diferentes?

D.V.- Tú y yo estamos de acuerdo en ello. Muchos otros lo cuestionarán, lo verán como sinónimo o serán indiferentes al tema. Respeto las creencias ajenas hasta que intentan pisotear mis libertades. He investigado, en mayor o menor grado en otras religiones: judaísmo, islamismo, budismo…También diversas corrientes filosóficas, psicológicas, científicas. Todo ello pareció darme algún tipo de respuestas pero despertaba nuevas preguntas, o esas respuestas simplemente eran válidas, al menos en mi caso, durante un tiempo determinado.
Durante muchos años esa faceta estuvo dormida. Por distintos motivos no me sentía completo aún teniendo todo lo que razonablemente se puede tener. Por lo tanto la cuestión no estaba en lo que tenía, si no en mi. Mi aproximación a la espiritualidad vino mediante el estudio somero de la física cuántica, desde el punto de vista conceptual, no matemático. Más tarde, una cosa me llevó a otra; como se suele decir me dejé fluir con mayor o menor resistencia. Aún lo hago de manera a veces consciente.
Mi concepto de la espiritualidad es personal, complejo y simple a la vez: SOY, somos UNO. Suena loco, lo sé. Así lo viví yo al inicio, pero decidí probar a abrirme a nuevas posibilidades, no sin ciertas reticencias. Tampoco tenía nada que perder. Mediante la práctica de la meditación logré una paz desconocida. Meditar, para los occidentales, es complejo pues nuestra mente es un tren a toda velocidad. Hay que disminuir poco a poco esa velocidad, incluso ignorarla, distanciarse de ella. Hay que tener constancia y disciplina y reconozco que en ocasiones me desvió, pero tampoco me siento culpable. En ese encuentro contigo mismo desde el silencio y distanciamiento, desde el no juicio o prejuicio de lo interno o externo, he ido dando algunos pasos que en apenas dos años han cambiado radicalmente mi vida en todos los aspectos.
Para muchos, como es en mi caso, la espiritualidad es un proceso interno sin tiempo concreto, sin expectativas, en el que la vivencia y cambio de los esquemas o patrones psicológicos, sociales y religiosos son sustituidos por algo que muchos llaman Despertar. Despertar es ser consciente de tu cuerpo, de tus pensamientos, de tu alma por llamarlo de alguna manera; despertar es ser consciente que la realidad la creas tú con tus pensamientos, que uno es responsable de lo que es y siente independientemente de lo que suceda. Si, suena raro. La diferencia fundamental entre una persona dormida y una despierta es que la despierta lo toma todo como una oportunidad de aprendizaje mientras que la dormida lo toma todo como una bendición o una maldición Desde un punto de vista holístico y no como partes de nosotros mismos separadas y etiquetadas fui descubriendo un poco de esa espiritualidad. Somos más de lo que creemos: No somos hombres intentando tener experiencias espirituales, somos seres espirituales teniendo experiencias humanas. Ese ser espiritual es YO, y ese Yo es Nosotros. Somos dioses encarnados que se han olvidado de ello. Entonces con todo esto el miedo tiende a desaparecer y anima a hacer cosas nuevas.
Un ejemplo plasmado puede ser ¿Asignaturas pendientes? Un relato de mi blog.
En fin, me doy cuenta que intento responder de una manera muy extensa y puede terminar siendo farragoso concentrar tantas cosas en tan poco espacio.
Espiritualidad es una experiencia personal que ayuda  crecer, y no lo que otros dicen que tienes que hacer, vivir o sentir; para cada uno es diferente la forma de llegar a ello.

J.S.- Disfrutas con las nuevas experiencias, pero afirmas que al principio te dan respeto e incluso miedo. Estas sensaciones ¿son debidas a malas vivencias o porque todo aquello que no controlas te hace que lo pienses dos veces?

D.V.- Me gustan las nuevas experiencias, sin embargo algunas de ellas me infunden respeto o incluso miedo. Pero ese miedo puede estar más en mis pensamientos que en consecuencias reales concretas. Entendámonos, no hablo de irresponsabilidades y vivir peligrosamente. Cada uno sabe sus límites, sus zonas del confort o de seguridad. Salir de eso es una cuestión de voluntad y siempre suele haber resistencia. En ocasiones no se intentan cosas por miedo a fracasar, al que dirán, o a como me sentiré…Así pueden pasar días, meses y años en la monotonía, aburrimiento o estancamiento.
Intento borrar las huellas de las malas experiencias que me limitan y considerarlas como aprendizaje. Lo que no controlamos es aprendizaje también; si quiero aprender a conducir al principio no controlaré el coche.

J.S.- “Creo y vivo éste mundo con los ojos abiertos y con la certeza de que es más de lo que aparentemente parece” Una frase muy tuya. ¿Qué crees que hay más allá en ese mundo que la mayoría no percibe?

D.V.- Así lo siento y vivo ahora. Eso no significa que sea todo el tiempo, pero lo intento; me lo recuerdo. Hay que estar abierto primero a que pueden existir otras alternativas a la forma de pensar, vivir o sentir. Cuesta mucho quitarse de encima esquemas mentales, juicios, prejuicios de cómo deber ser uno, los demás, el mundo. Cuando logro abrirme a ello aparecen sincronicidades, lo que otros llaman coincidencias, de una manera muy natural. Si conseguimos dejarnos llevar, aplicando el discernimiento desde luego, podemos descubrir que hay más de lo aparente.
Creemos que somos nuestros pensamientos y emociones, pero si logramos darnos cuenta que nosotros somos sus creadores, podemos crear en gran medida nuestro día, nuestra realidad. Una actitud positiva, agradecida, a pesar de nuestros problemas siempre es más sana y creativa que lo contrario.

J.S.- Como persona espiritual y energética practicas Reiki. Hace no mucho, estuve leyendo sobre grupos de profesionales que antes de entrar en un quirófano se sometían a sesiones de meditación e incluso de Reiki. ¿Crees que la medicina tradicional debería tomarse más enserio otras terapias como apoyo?

D.V.- La medicina tradicional ya lo está haciendo. En el caso del reiki, este tratamiento energético complementario redescubierto Mikao Usui, está reconoció por la Organización Mundial de la Salud. Acaba de ser reconocido como una terapia validad en la sanidad de EEUU, lleva algunos años practicándose en hospitales de España como el Puerta de Hierro, Doce de Octubre, Ramón y Cajal, Gregorio Marañón por nombrar algunos en Madrid. Hay reikistas o reikidokas voluntarios hospitales y muchos médicos y enfermeras que lo utilizan. También se ha asentado en sociedades médicas privadas. Que quede claro que el Reiki no sustituye un tratamiento médico, es complementario. Volvemos a la visión holística del hombre; no es solo un cuerpo, un brazo roto, un cáncer, el paciente de la 312. Tratando al ser humano en su conjunto, a sus distintas “capas” se obtienen resultados sorprendentes.
La acupuntura, por ejemplo, es milenaria y muchos médicos la recomiendan.

J.S.-  Cambiando de tema, tus estudios te llevaron a la Educación Especial enfocada a las discapacidades psíquicas, físicas o sensoriales ¿Qué te atrojo de esta disciplina tan complicada?

D.V.-Tras salir del convento tenía clara mi forma de vivir mi sexualidad, a pesar de mis tropiezos. Por otro lado esa actitud de aportar algo a los llamados desfavorecidos, aunque ésta palabra no me agrade en la actualidad, me llevó a dedicar parte de mi tiempo a actividades sociales como voluntario. Hice voluntariado en centros de acogida de inmigrantes, residencias de día de vagabundos, residencias de ancianos y de disminuidos psíquicos. Fue con éstos últimos con los que vi que conectaba mejor y de manera más espontanea; no necesitaba esforzarme y ellos reaccionaban bien. Tenía cierto don, si se me permite usar éste término un poco pretencioso. Por ello decidí dedicarme a ésta especialidad.

J.S.- Tengo algunos amigos y amigas que se dedican a trabajos similares y al igual que les he preguntado a ellos te pregunto a ti. ¿Resulta fácil desconectar cuando sales del trabajo después de ver situaciones tan, llamémoslas complicadas y diferentes a lo que normalmente tenemos a nuestro alrededor?

D.V.- La pregunta puede tener varias respuestas y enfoques. Yo no podía desconectar del todo. Si bien disfrutaba de mi descanso, estaba deseando que llegara el lunes para trabajar. Deseaba probar tal o cual técnica que se me había ocurrido para alumnos determinados, ideaba y creaba material didáctico que no existía o para el cual no había medios económicos. Allí aprendí que lo aparentemente imposible solo tarda un poco más.
En contadas ocasiones no lograba desconectar a causa de determinados alumnos que tenían problemas psiquiátricos asociados a la discapacidad mental y sobre los cuales se habían extraviado, convenientemente sus expedientes hasta que sus pulsiones agresivas nos sorprendían. He pasado varios sustos graves y alguno con secuelas. Pero estos casos fueron o,5 por ciento de mis alumnos. En general, para mí, las relaciones eran estupendas, con un buen equilibrio de disciplina, paciencia, afecto y respeto mutuos.

J.S.- La amistad y la familia ¿Qué parte de ti ofreces a cada una de ellas?

D.V.- Como estoy en proceso de cambios no sabría muy bien que responder. Podría decir que intento que salga la mejor, pero no sería del todo cierto. Intento ser yo, con mis múltiples facetas. Ahora me permito también enfadarme, siempre con respeto si me es posible; no ocultar de mi tantas cosas por miedo, vergüenza o el qué dirán. Intento no aferrarme a ellos o depender; si se marcha amigos dar las gracias por lo vivido y aprender de las experiencias. Hay dolor, hay pérdida evidentemente, pero intento gestionarlo de otra manera. Eso no es sinónimo de pasota, que quede claro.

J.S.- Dejemos las preguntas personales y entremos en materia literaria. Desde hace un tiempo eres integrante del Círculo Literario Mundi Book. ¿Cuál es tú responsabilidad en dicho colectivo?

D.V.- Pertenezco entre otros a éste Circulo Literario. En general mi responsabilidad se limita, por el momento, a realizar lecturas públicas de relatos de manera gratuita en distintos espacios culturales, como la posibilidad de impartir algún taller literario para principiantes.

J.S.- Eres coordinador de varias revistas digitales y con la que te sientes más comprometido es GAY + ART. ¿Qué te llevó a formar parte de esta revista y cuál es tu cometido en la misma?

D.V.- Fui invitado a participar en el Proyecto de GAY+ART mediante el gran Guillermo Arroniz. Asistí a la presentación de su libro “Pequeños laberintos masculinos” y mantuvimos cierto contacto. Le invité a que participara en mi blog con un relato como autor invitado y me dio un regalo titulado “La Europa de los sueños”. Con el tiempo se fue gestando la revista GAY+ART y fui invitado por él a participar desde el comienzo junto con otros escritores, diseñadores gráficos, poetas, fotógrafos. Está suponiendo una experiencia muy interesante.
Con el tiempo me nombraron uno de los coordinadores. Honestamente debo de dar el merito a Agusti Pericay y a Arniel Levis, que son los que llevan la mayor parte del peso por su preparación en maquetación y diseño. Al César lo que es del César.

J.S.- Tú primera novela publicada fue “Diario de una impostura” Una obra con tintes claramente autobiográficos ¿Por qué decides escribir una historia contando tus vivencias y por qué con seudónimo de Miguel Martín?

D.V.- Como ya comenté “Diario de una Impostura” comenzó siendo un diario personal. Como definición o concepto en un diario plasmas tus miedos, inquietudes, dudas; en definitiva todo aquello que, generalmente, no quieres que sepan otras personas. Es un dialogo interior que plasmas en el papel en un intento de comunicarte contigo mismo y expresar lo inexpresable a otros. Superada esa etapa de dudas, miedos y conflictos con el paso de los años me planteé si mi vivencia podía servir como ayuda a otros, incluso un simple entretenimiento. Comencé a buscar editoriales y la ya conocida espera y respuesta, si es que llegaba, aceptando o negando su interés. Finalmente una me respondió y me sugirió que usara seudónimo ante las posibles demandas legales que podía suponer su publicación. El seudónimo serviría de parachoques y cualquier acusación o demanda pasaría primero por la editorial. Usé el de “Miguel Martín” como un giño a mi pareja de entonces y parte de uno de mis apellidos. Tal como se preveía llegó alguna demanda ante el escándalo que suponía hablar de la homosexualidad dentro de la Iglesia como institución, dentro de un convento…Y pudo ser neutralizada. Estamos hablando del año 1997. Parece que fue ayer, pero las cosas han cambiado mucho, y parece que volvemos a aquella época con los nuevos recortes de derechos, libertades e igualdad conseguidos.
También llegaron a la editorial algunas cartas de otro tono, de religiosos, sacerdotes y frailes que en mayor o menor medida habían vivido lo que yo. A algunos los conocí en persona y fue gratificante poder hablar con ellos, intercambiar opiniones y experiencias y constatar la manera en la que había intentado resolver el conflicto interior.  http://www.amazon.es/Diario-impostura-David-Villa-Mart%C3%ADnez-ebook/dp/B00LJJXFJE 

J.S.- En una entrevista que te hicieron te preguntaban porque utilizabas apodos con los personajes y contestaste que porque te los iban proporcionando los personajes. Al igual que me pasa a mí ¿Tú también mantienes conversaciones e incluso conflictos con tus personajes?

D.V.- En “DE LEVI” (sospecha leve de herejía) fue así. La mayoría de los personajes aparecían como vecinos nuevos de mi edificio; se presentaban, me decían su nombre, me percataba de su apariencia e intuía el tipo de relación de esos grupos familiares. Luego por afinidades incompatibilidades y trabajé en el modo en el que conviviría esa comunidad de vecinos. En ocasiones, como sucede a muchos escritores, algunos personajes tomaban el mando y pedían más protagonismo. Al inicio no sabía muy bien la causa y a donde iría a parar tal actitud, pero me dejé llevar y creo que con un resultado satisfactorio.
He de reconocer que en un inicio me sentí invadido. Algunos personajes llamaban a mi puerta a destiempo; cuando tendrán que haberlo hecho a mitad de la novela. De todas formas les di hospedaje y trabajé en ellos. Cuando quise darme cuenta tenía cerca de cuarenta personajes entre los principales y secundarios contando parte de sus vidas como consecuencia de sus reacciones ante el personaje central Hernán, apodado el Poseso, al que considero el hilo conductor a través del cual intentó mostrar una época en la que imperaba el pensamiento único y no el pensamiento individual. Podemos estar en el llamado Siglo de Oro, pero tan solo para algunos. La plebe vivía en la ignorancia, penurias y supercherías.
Algunos de los conflictos más interesantes aparecieron en los personajes femeninos, que en momentos determinados me pedían más libertad, dentro de sus posibilidades y contexto histórico, evidentemente.
En ocasiones he tenido conflictos en el sentido contrario, la oportunidad de que el personaje evolucionara y no aprovechara la ocasión.

J.S.- “DE LEVI” (Sospecha de leve herejía) es tu segundo trabajo y en esta ocasión te enfrentas a una novela de corte histórico. Por experiencia propia, cuando uno se enfrenta a una novela con toques históricos no sólo se encara a la investigación, sino a contrastar toda la información obtenida. ¿Cómo asumiste el reto de sumergirte en la España del siglo XVII, cuando muchos de los datos que precisabas no estaban aún al alcance de todo el mundo?

D.V.- Efectivamente es el segundo trabajo publicado, aunque tenga algunos más en busca de editorial. Como bien dices ésta novela se comenzó a gestar hace bastantes años y estuvo guardada en el baúl de los recuerdos durante otros tantos. Cuando me percaté de que lo que estaba escribiendo a nivel personal podía llegar a ser una novela me sentí algo intimidado. Internet no aportaba todo lo que necesitaba o los datos podían llegar a ser contradictorios. Al residir unos años en Toledo me di cuenta que era el marco perfecto para parte de la trama. Yo no soy historiador y de hecho abordé el tema con una sensación de gran desconocimiento y actitud de aprendizaje. Me encontré ante una especie de montaña alta a la que miraba desde su base. Simplemente, tras dudar durante un tiempo, decidí dar algunos pasos. Visité Archivos de la Catedral de Toledo, Archivos de la Diputación Provincial de Toledo, Archivos del Museo del Alcázar de Toledo. Servicio de manuscritos, incunables y raros de la Biblioteca Nacional; Archivo Histórico Nacional (Inquisición), Archivo de la Villa de Madrid, Museo del Ejército, Museo Cerralbo, Colecciones artísticas del XVII, Museo Botánico, Museos de Costumbres entre otros. Cada uno fue una experiencia. En algunos eran algo remisos cuando preguntaba, en otros todo fueron facilidades. El personal con el que me encontré fue muy colaborador y me orientó mucho. También he de destacar que en ese camino me encontré con investigadores en otros temas que me “apadrinaron” en cierto modo; debí de caerles simpático y me asesoraron en el propio lugar de búsqueda o mantuvimos cierta relación después de manera más personal.
Algunos empleados de museos se sentían bastante animados a explicar cosas ante el aburrimiento de ver pasar a turistas o visitantes de manera rápida por las salas. Lo mismo sucedió en los museos de costumbres o con ancianos de comunidades rurales. A la gente mayor le gusta que se interesen por los oficios y maneras de hacer las cosas casi perdidos, o ya definitivamente perdidos. En ocasiones tuve la posibilidad de practicar alguno de ellos con mis manos, como en el caso de la cestería o cerámica, lo cual me proporcionó sensaciones adicionales que aportar a la novela.
No soy historiador, como ya he comentado, y siempre me he aproximado a estas cosas con humildad. No me da miedo preguntar lo que no se o lo que no entiendo; prefiero pasar por el apuro de mi desconocimiento que dar la impresión de ser un falso entendido. Creo que esta actitud no solo la aplico en la literatura sino en mi vida, con más o menos miedos que intento superar, como ya hemos hablado. Hay gente a la que le puede desagradar e incitar a mirarme por encima del hombro, pero creo que es la correcta para mi, guste o no guste.

J.S.- ¿Cuál fue el motivo principal que  te llevó a escribir “DE LEVI” (Sospecha de leve herejía)?

D.V.- Como en el caso de “Diario de una impostura” comenzó siendo un trabajo interior ante situaciones que debía superar; no fue concebida como una novela. En éste caso el proceso varió un poco. Ya hemos hablado respecto a mi trabajo como educador y algunos de mis alumnos más complicados. En mi último centro había varios de esos casos conflictivos de los que ignorábamos su historial completo y de los que descubrimos rasgos sobre la marcha, por desgracia. En varias ocasiones agredían al personal y a otros alumnos. En mi caso intentaron tirarme por una ventana,  agredirme con un machete salido no sé de donde, me golpearon con el palo de una escoba. Una de las agresiones fue en la cabeza y me causó epilepsia, en la actualidad prácticamente controlada.
Evidentemente eso me supuso un nuevo cambio radical en mi vida. Comprobar que en momentos determinados no eres totalmente dueño de tu cuerpo no era sencillo. Entonces decidí que mi dolencia enemiga tenía que ser enfocada y conocida para ser lo más asimilada posible y llevar una vida lo más normalizada posible. Reconozco que los efectos secundarios de la medicación eran más duros y prolongados que una crisis y los vivía peor. Tenía mareos, visión borrosa, falta de concentración y orientación…entonces…me centré en escribir como un ejercicio de perseverancia y concentración. Que fue jodido. ¡Sí!. Pero creo que fue lo mejor que pude haber hecho en el momento para amigarme con la dolencia.
Investigar sobre ella medicamente, históricamente y desde todos los aspectos posibles me ayudó. Al plantearme los prejuicios que esta situación había generado en la historia se esbozó el situarla en un contexto histórico determinado como una prolongación de mi trabajo personal. Cuando me di cuenta era una posible novela, pero tampoco me animé a buscar editorial, hasta el momento

J.S.- Como bien hemos hablado, tu primera novela es autobiográfica, ¿pero en este segundo libro hay algún personaje con el que te sientes identificado o le has dotado con tu personalidad?

D.V.- Creo que hay unos cuantos que son un reflejo más o menos consciente de mi propia evolución del momento: Hernán (apodado posteriormente como el Poseso), la Meñique, el Quemao y el Abogado Defensor de la Inquisición Don Tomás Ahijado. Cada uno de ellos, y alguno más que aportan pinceladas, matices y aristas que para mi tienen un sentido especial como autor.

J.S.- Estamos llegando al final y estas son mis tres últimas preguntas. ¿Cuáles son tus proyectos de futuro?

D.V.- Estoy creando unas recopilaciones de relatos cortos: aún no se si para uno o varios volúmenes, ya que la temática es muy diversa y puede dar mucho de si. Es muy probable que uno de ellos sea orientado para lectores LGTB.
Estoy trabajando en varias novelas. La que tengo más avanzada requerirá también mucha documentación histórica de diversas épocas, si bien creo que no podría encajar en éste género. Habrá lugar para la fantasía, lo onírico, lo descabellado y con un poco de suerte consiga una fusión de géneros según el espacio temporal en el que se desarrolle parte de la trama.

J.S.- ¿Cómo se pueden adquirir tus dos novelas?

D.V.- En principio en la librería LÉ. Paseo de la Castellana 154, Madrid
http://www.libreriale.es/busqueda/listaLibros.php?tipoBus=full&palabrasBusqueda=david+mario+villa+martinez&boton=Buscar
En breve en la Casa del Libro
Respecto a “Diario de una impostura” estoy en negociaciones con un par de editoriales para su nueva salida a la venta.

J.S.- Y terminamos con la clásica entre las clásicas – Sonrisa - ¿Qué te hubiera gustado que te preguntara y no he hecho?

D.V.- ¿Cuándo tomamos el chocolate con churros? –Carcajada.

J.S.- Cuando quieras, es una buena merienda. Y para finalizar me quedo con una de tus frases: “Más vale un loco feliz, que un cuerdo triste”. Te deseo todo lo mejor en la vida y espero que sigamos disfrutando de este maravilloso mundo de la literatura, por muchos años.