Hermanos del viento. Una
deliciosa fábula sobre la amistad, rodeada de naturaleza en su estado puro,
dirigida por Gerardo Olivares (Entre
Lobos) y Otmar Penker, director de
fotografía; rodada prácticamente en El Parque Natural de Hohe Tauern en los
Alpes austriacos.
“Érase una vez en el viento, un
águila” Así comienza lo que podría haber sido simplemente, un magnífico y espectacular
documental sobre la naturaleza y la vida de un águila real, trayéndonos
recuerdos de la obra maestra de Jean-Jacques Annaud, “El Oso”, pero si en aquella película la presencia de
los humanos, estaba muy limitada y la voz en off era inexistente, aquí sus dos
directores: Gerardo Olivares y Otmar Penker, unen todo su ingenio para crear
una película de una belleza fascinante.
Bajo una idea de ambos, dejan el guion en manos
de Joanne Reay, para recrear esa
historia entre humanos y animales en estado salvaje. Personajes
viviendo en plena naturaleza. Un guarda forestal, Danzer (Jean Reno). Un hombre viudo, Keller (Tobías
Moretti), sumido en los recuerdos de la pérdida de su mujer, María (Eva Kuen) y su hijo, Lukas (Manuel Camacho), quien siente el
rechazo de su padre, tras la muerte de su madre y quien se convierte en
protagonista principal de las aventuras, que vivirá junto a la cría de un águila real.
El polluelo es arrojado del nido por
su hermano mayor, como dicta la naturaleza, el fuerte ante el más débil y será
Lukas quien lo encuentra por casualidad. Mientras el polluelo se hace adulto y
la naturaleza nos ofrece los cambios en las diferentes estaciones, la amistad
entre el ave y el chico se hará más intensa. El distanciamiento existente entre
padre e hijo, más doloroso. La soledad del guarda forestal será mermada por el
acercamiento del chico, quien recibe sus consejos para cuidar del ave. Todo
ello de la mano en gran parte, por la voz en off de ese guarda forestal, pues las conversaciones son escasas.
Recordando un pasaje del Génesis,
Lukas, buscando que nombre poner al águila, pensará en la historia de Caín y
Abel. En esta ocasión, Abel sí vivirá, porque será
cuidado, alimentado, adiestrado y mimado por el joven.
Una película con todos los ingredientes para que el espectador disfrute desde el comienzo hasta el final, y además lo haga de forma relajada, pues todo está a su favor. Naturaleza viva en imágenes tan poéticas, que nos invitan a traspasar la pantalla, con la soberbia fotografía de Óscar Durán y Otmar Penker y como broche, la banda sonora que dirige con maestría Sarah Class, evocando los sentimientos que nos enraízan con la naturaleza.
Las interpretaciones ajustadas a sus
personajes, siendo Manuel Camacho, quien ya trabajo con Gerardo en la siempre
recordada “Entre lobos”, quien emociona al espectador con su naturalidad ante
la cámara y las situaciones que vivirá en esta aventura.
Una
película que recomiendo a todos los amantes de la naturaleza y que debería ser
vista en familia.
Mi
nota: 7
ESTRENO
EN ESPAÑA: 23 de Junio
REPARTO:
Jean Reno, Manuel Camacho, Tobias Moretti, Eva Kuen
DISTRIBUIDORA
EN ESPAÑA:
Wanda Visión.