En coproducción entre
Francia y Bélgica, Kursk, está
dirigida por Thomas Vinterberg con
guion de Robert Rodat. Un filme
angustioso y claustrofóbico.
Antes de embarcarse en
el submarino Kursk, de la armada rusa, Mikhail Averin (Matthias Schoenaerts) y sus compañeros, deciden celebrar la boda de uno
de ellos, disfrutando de la hermandad que reina entre las familias de los
marineros.
Días más tarde,
concretamente el 10 de agosto de 2000 el submarino Kursk se incorporó con 118
tripulantes a bordo, a los ejercicios de entrenamiento naval más grande de
Rusia, compuesto por cuatro submarinos de ataque, el portaaviones Almirante
Kuznetsov, el buque insignia de la flota Pedro el Grande, diversas aeronaves y
barcos más pequeños.
El día 12, el Kursk
debía disparar dos torpedos sin explosivo a un crucero de batalla, pero uno de
ellos se sobrecalentó y antes de ser disparado, explotó en el interior del
submarino. La armada rusa silenció lo sucedido, mientras los hombres se
debatían entre la vida y la muerte, en aquel infierno. No, no estoy haciendo spoiler, es un
acontecimiento real que saltó a las noticias de todo el mundo, hace 18 años.
Antes de comenzar,
deciros que todas las películas relacionadas con submarinos, me provocan una
cierta desazón, en parte por los espacios reducidos donde se mueven los
personajes y por otro lado, el estar
bajo el mar dentro de un objeto aparentemente con más trampas, que facilidades para
desenvolverse y no digamos sobrevivir; pero lo que Kursk despierta, es rabia e impotencia. Una rabia e impotencia
que crece, no solo al quedar reflejada en las mujeres que han perdido a sus maridos e
hijos, sino en el comportamiento de los propios niños, al negarse a recibir las
condolencias de quien ha llevado a la muerte a sus padres. Momentos donde se
dice más con una mirada o la negación de la misma, que cualquier discurso.
El Director Danés, Thomas Vinterberg, cofundador del movimiento cinematográfico Dogma 95, aunque no haya seguido
siempre dichas leyes, tomándose algunas licencias; es director de filmes como
“La Caza” 2010 o “La comuna” 2016; junto al guionista, Robert
Rodat, logran una narración, que aun conociendo el desenlace de
la historia, consiguen mantener la tensión precisa, jugando en un “partido” a
tres bandas. La tragedia que viven los marinos dentro del sumergible, el drama
de los familiares que no encuentran respuestas a los hechos y finalmente la
dejadez de políticos y militares.
Una película que nos hace
pensar y preguntarnos ¿Cuál es realmente el valor que tenemos para nuestros
gobernantes? La historia nos está demostrando día a día, que muy poco, pues cada
uno de ellos lucha por sus intereses y salvarse cuando están al
descubierto. Nosotros solo somos peones, números
en un fichero e importantes, cuando tenemos que dejar el voto en una urna,
haciéndonos creer durante unos días, que verdaderamente somos imprescindibles. Una
película con una fuerte crítica social, hacia la política y el ejército que nos
tiene controlados con sus engaños y manipulaciones, más en países donde la
democracia, es solo una palabra.
Antony Dod Mantle, nos adentra en la historia a través de
su magnífica fotografía, retratando los diferentes ambientes, en un trabajo entre
planos y tonalidades, según el espacio en el que se desarrolla la acción: la
superficie o las profundidades, en interiores o exteriores; destacando la realizada en los habitáculos del
submarino, gracias a la recreación de Thierry
Flamand, con sus fabulosos decorados. Una fotografía, ésta última,
angustiosa y claustrofóbica.
El ajustado montaje de
Valdis Oskarsdottir y la banda
sonora de Alexandre Desplat, coronan
el filme, entre correctísimas
interpretaciones.
Mi nota es: 7,5
ESTRENO en ESPAÑA: 5 de
Diciembre
REPARTO:
Matthias Schoenaerts, Léa Seydoux, Colin Firth, Max von Sydow, Michael Nyqvist,
Peter Simonischek, Martin Brambach, Guido De Craene, Geoffrey Newland, August
Diehl, Matthias Schweighöfer, Fedja Stukan, Miglen Mirtchew, Jehon Gorani.
PRODUCTORA:
Europa Corp// Belga Productions// VIA EST
DISTRIBUIDORA
en ESPAÑA: A Contracorriente/Films.