La coproducción entre
España y Francia, La trinchera infinita,
está dirigida por Jon Garaño, Aitor
Arregi y José Mari Goenaga y
guion del propio José Mari Goenaga y Luiso Berdejo.
Higinio (Antonio de la Torre) y Rosa (Belén Cuesta) llevan unos meses
casados, cuando estalla la Guerra Civil. Es denunciado por uno de sus vecinos y
logra escapar, pero decide regresar por la noche, por el amor a su mujer, a quien no está dispuesto a abandonar. Improvisarán un escondite provisional, en un hueco
que tienen en la propia casa, del cual solo sale por las noches, pues durante
el día, el hogar está vigilado. El miedo a ser fusilado, le llevará a tomar una
terminación más drástica.
Hasta la fecha el trío
de directores nunca habían trabajado juntos, el único que ha repetido en los
tres filmes, ha sido Jon Garaño, del que hablaré en esta reseña. En “Loreak” dirigió con José Mari Goenaga
y en “Handia” junto a Aitor Arregi. Era cuestión de tiempo o de tener un proyecto
que les motivara a los tres, para verles unidos en la dirección, y parece que
si los duetos han funcionado con sus anteriores obras, con esta tercera, no iba
ser menos.
El guipuzcoano, Jon Garaño, es productor, guionista y
director de cine. Estudió Periodismo y Publicidad en la Universidad del País
Vasco y Cine en el Aula de Cine Sarobe de Urnieta. Tras dirigir varios
cortometrajes y desempeñar determinadas funciones en algunas producciones,
funda junto a otros compañeros, en 2001, la productora Moriarti, trabajando en
ella, como director y guionista para diversos proyectos audiovisuales. Entre su
filmografía nos encontramos con los documentes, “Sahara Marathon” 2004, “The
Dragon House” 2005 y “Perurena” 2010. Los cortometrajes documentales: “FGM” 2008,
“Asämara” 2009, “El método Julio” 2010 y
de ficción: “Miramar Street” 2006,
“On the Line” 2008 o “Urrezko Eraztuna” 2011, entre otros. El salto al
largometraje lo daría junto a José Mari Goenaga en “Loreak” 2014, “Handia” 2017 con Aitor Arregi y este tercer
largometraje “La trinchera infinita” lo han firmado los tres: Jon Garaño,
Aitor Arregi y José Mari Goenaga. Sobre los otros dos directores, ya habrá
tiempo de escribir, espero que muy pronto.
Una obra basada en un hecho real, dividida en 13 capítulos: Campeada, esconder,
detención, peligro, encerrar, aliado, década, apartado, cambiar, franco,
desenterrar, amnistía y salir. Una historia sobre los denominados topos, durante
la Guerra Civil Española. La pareja protagonista, vivió aislada más de 30 años,
sobre todo él, confinado a una habitación creada entre dos paredes, pudiendo salir por las noches, a través de un pequeño armario. Ella se encargaba de sacar
adelante la casa, teniendo que enfrentarse a los caciques del pueblo. Los topos, vivían ocultos en zulos, para evitar
represalias políticas e incluso la muerte. Una etapa oscura de nuestra
historia, que no hay que olvidar nunca, pero tampoco regodearse en ella. Las cicatrices deben cerrarse, para no despertar
los fantasmas y el dolor, de muchas familias.
La trinchera infinita
es una película triste y pausada, con un ritmo medido al milímetro, para la historia que se quiere contar. Un filme descorazonador y claustrofóbico, tanto en el texto escrito, como a través de las imágenes que desfilan ante
nuestros ojos, junto al sentir de sus protagonistas. Imágenes retratadas en la espléndida fotografía de Javier Agirre Erauso,
quien ya obtuvo un Goya por Handia, y la sobrecogedora banda sonora de Pascal Gaigne, quien también corrió la
misma suerte, con el Goya a la mejor música original. Dos elementos técnicos
que logran crear una impactante y envolvente, atmósfera.
Una película
terrorífica, que va atrapando al espectador en una historia que
desgraciadamente vivieron cientos de hombres, “enterrados en vida” y sus
respectivas familias, encarando al miedo. Día a día, mes a mes, año tras año.
Higinio y Rosa, les representan con gran dignidad y credibilidad, con dos
grandes interpretaciones. Antonio de la Torre, encarna a un personaje con
múltiples matices que iremos divisando en su transformación, a medida que pasan
los años, con su innata naturalidad; pero, sin duda, quien
brilla con luz propia, en un estado de gracia absoluta, es Belén Cuesta.
Maravillosa, increíble, conmovedora y todos los adjetivos que se le deseen otorgar.
Una interpretación de Goya.
Un nuevo tanto el que se
marca este trío imparable, de directores. Sorprendentes con cada una de sus
películas, bien sea dirigiendo en dúos o como en esta ocasión, en un trío bien
avenido. Un prometedor futuro el que tienen por delante, entre sus elaborados guiones, la magnifica realización general y sobre todo, el cuidado en la dirección actoral; logrando
extraer lo mejor de cada uno de ellos, por muy secundarios que sean.
Es un auténtico placer, cuando
el cine español nos regala joyas que se pueden codear con las grandes obras, de la cinematografía mundial. Dos
horas y media, que el espectador no puede dejar de mirar a la pantalla. Dos
horas y media, que el espectador siente: el dolor, la soledad, los miedos, la nueva vida, la pérdida de la razón, el paso del tiempo, el amor, el odio y los
enfrentamientos, las rencillas, la paciencia y esos años de guerra, postguerra
y dictadura, que dividió a este país. Dos horas y media, que en la sala solo hay
silencio y a la salida, conversaciones, originadas por la trama del filme.
Mi nota es: 9
ESTRENO en ESPAÑA: 31
de Octubre
REPARTO: Antonio de la
Torre, Belén Cuesta, José Manuel Poga, Vicente Vergara, José María del Castillo
y Carlos Bernardino
DISTRIBUIDORA en
ESPAÑA: Entertainment One Films Spain.