En
coproducción entre Dinamarca, Francia, Alemania y Suecia, La casa de Jack, cuenta con guion y dirección de Lars von Trier. Un filme difícil de clasificar.
Un thriller abrumador, narrado en cinco incidentes, con claras pinceladas de
documental didáctico.
Jack
(Matt Dillon) es entrevistado por
Verge (Bruno Ganz), al que no
veremos hasta la última parte de la película, pues la obra está dividida en cinco
incidentes. El primero de ellos, el más breve y con un humor más negro, está
interpretado, además de Matt, por Uma
Thurman, la cual da vida a una mujer exasperante y obstinada, a la que mata
con un gato hidráulico, en un ataque,
más que por desearlo, por desesperación. Único asesinato que despierta la
simpatía del público, abriendo camino a un frenesí demencial y paranoico.
A
partir de ese instante, las diversas partes, se van oscureciendo a medida que
se crea una trama compleja, entre los asesinatos, las divagaciones y forma de
ver la vida Jack, un psicópata con un
grave TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) y fuerte endiosamiento; mientras
responde a las preguntas de Verge. Jack
ve arte en cada uno de sus movimientos y actos.
Lars von Trier,
resulta un director incómodo, por los temas que trata y la forma de narrarlos.
Exquisito en su puesta en escena, no deja nada al azar, todo tiene un porqué y
una explicación que se va dilucidando a medida que transcurre la historia. Una
obra perversa, la que nos ocupa, que podría entenderse como una “flagelación”
hacia su forma de percibir el arte y el proceso de creación de sus obras, desde
el momento en que surge la idea en su mente, hasta su conclusión. Una tortura entre
lo terrenal y lo intangible. Lo material (la sangre vertida) y el desenlace (la
muerte)
Su
ego será abducido por Jack, ese ingeniero que desea construir su propia casa y
por más maquetas que realiza en su estudio y más ideas que va plasmando en el
terreno a construir, la casa no toma la forma deseada, en parte por los
materiales utilizados y sus débiles cimientos, teniendo que empezar una y otra
vez desde el principio, lo que le lleva a la destrucción para de nuevo, crear;
entre conversaciones filosóficas y artísticas que compartirá con su interlocutor.
Conversaciones que nos llevan a esa parte documental de la que al principio
hablaba, entre disertaciones sobre arquitectura o pintura.
Pero,
la casa de Jack, es también una gran provocación visual y emocional, mostrando
una absoluta misoginia, en la forma en que se deshace de sus víctimas
femeninas, el presenciar la matanza de
animales o lo más impactante, al menos para quien os escribe, el ser testigo de
la caza y muerte de dos niños y el ritual posterior con la merienda. Todo con
una puesta en escena deshumanizada, cruel y desmesurada, demostrando su falta
de pudor, de escrúpulos y su alto ego provocativo.
Faltan
calificativos para esta obra tan sádica
y vil, en la cual su creador, nos va preparando para llevarnos a los infiernos
en la Catábasis, donde Verges acompañará a nuestro protagonista al inframundo,
haciéndose presente una vez más, el arte, a través del famoso cuadro de
Delacroix “La barca de Dante”, entre el fuego eterno, los lamentos
insoportables de las almas que allí se encuentran, el abismo sinfín y la agonía
que le espera. Una obra que cuenta con una impactante y estudiada fotografía en
la mirada de Manuel Alberto Claro y
una espeluznante banda sonora en la batuta de Víctor Reyes.
Dejo
para el final, la impresionante interpretación de Matt Dillon, al que perdemos de vista desde el instante en que Jack
lo posee. Junto a él viviremos todas las demencias, atrocidades, locuras,
divagaciones, excesos, miedos, obsesiones y egos, entre mucho más, con lo que
debe lidiar su personaje. Una interpretación magistral, asumiendo la
presión de un guion sobrecogedor, con múltiples lecturas que el espectador irá
descubriendo, en sus dos horas y media de metraje. Un ejercicio en el cual se
desgranan las miserias del ser humano, cuando éste pierde la razón.
Debo
advertir a los lectores de esta crítica, que si son aprensivos, no vayan a
verla. Es un filme que se antoja altamente despiadado. Estamos ante una gran película, un diamante en bruto que te destrozará sin piedad, por muy
dura que tengas el alma.
Mi
nota es: 8,5
ESTRENO
en ESPAÑA: 25 de Enero
REPARTO:
Matt Dillon, Bruno Ganz, Uma Thurman, Riley Keough, Sofie Gräbøl, Siobhan
Fallon, Ed Speleers, Osy Ikhile, David Bailie, Yu Ji-tae, Marijana Jankovic,
Robert G. Slade.
DISTRIBUIDORA
en ESPAÑA: Golem Distribución.