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martes, 23 de diciembre de 2014

CRÓNICA - CRÍTICA: SOÑANDO EL CARNAVAL DE LOS ANIMALES (OBRA MUSICAL)


El pasado domingo acudí al Teatro Fernán Gómez (Centro Cultural de la Villa) a DISFRUTAR, y no, no me he equivocado, lo he puesto con mayúsculas porque es lo que todos hicimos a lo grande, los más pequeños que no se sabe bien quien acompañaba a quien a la gran función, y los mayores, con la obra: Soñando el Carnaval de los Animales.

“Soñando el Carnaval de los Animales” es un espectáculo musical que como bien reza en el programa, “está dedicado a toda la familia”, y recalco, sin excepción de ningún miembro, pues desde el más pequeño al más mayor, fantasea durante toda la obra, en un sueño provocado por parte de los músicos, actriz y titiriteros, donde en ocasiones unos se confunden con otros, pues los propios músicos se ven envueltos en la locura que les arrastra la escenografía reinante, mientras interpretan los diversos temas.

Una obra donde arranca con el Preludio a la siesta de un Fauno, de Claude Debussy y continúa con El Carnaval de los Animales de Camille Saint – Saëns y como comenta el director de la obra, entre otras muchas funciones que asume, Enrique Lanz, “debemos imaginarnos el sueño de un fauno soñando con todo tipo de Animales de diferentes continentes. Animales grandes y pequeños, nadadores y voladores, lentos y veloces, prehistóricos, de granja y hasta de orquesta”. ¿De orquesta? Es un sueño, por tanto, soñemos. Soñemos con música que nos hará soñar. Y en ese sueño nos encontraremos con la realidad, al menos la escénica que nos presenta la compañía. Una realidad con un concierto cargado de humor y poesía en toda la expresión de la palabra. Los animales surgirán de la música y entre los músicos y como el propio Enrique comenta en el programa, “hasta los músicos hacen el animal mientras interpretan quince piezas musicales envueltas por la fantasía”,
y yo me atrevo a ir más allá, afirmando de que es la fantasía quien se adueña de cada butaca del teatro, de cada uno que en ella se sienta y de la forma en que personalmente cada uno vive el espectáculo de luz, de sonido, de música envolvente, de animales que te hacen esbozar una gran sonrisa y sorprenderte en otras ocasiones. Una obra donde el espectador verá pájaros en un cielo imaginario, se sumergirá en un acuario donde somos capaces de escuchar los sones de la música, donde los músicos flotan, donde los peces de mil formas y colores les rodean, donde se puede respirar sin precisar oxígeno, pues estoy convencido que son los propios espectadores quienes alientan a los músicos con sus silencios, sus susurros de admiración ante lo que están contemplando, las sonrisas que se esbozan y el entusiasmo que se contagia. Veremos como un violinista viaja a lomos de una gran tortuga y un León se sube a uno de los dos pianos, mientras por la otra esquina, aparecerá un hermoso ejemplar de elefante. Un gran dinosaurio sorprenderá a
pequeños y mayores y… Y todo ello envuelto en la magia de la música, pues es la música y sus intérpretes quienes nos hacen soñar y el sueño se hace corto cuando debemos regresar a la realidad de estar sentado en una butaca de un teatro. Es cuando entonces deseas en lo más profundo, que el sueño vuelva a uno y seguir ilusionándose en un espacio rodeado de otros soñadores, en un loco carnaval de animales.

Termino con palabras del propio programa que rezan así: “Se trata de un soplo de felicidad, una mágica experiencia de teatro, títeres y música que fascina y entusiasma”

HORARIOS: DEL 19 de Diciembre al 4 de Enero

23, 25, 26, 29 Y 30 de Diciembre y 1 y 2 de Enero: 17:30 y 19:30 horas.

27 de Diciembre y 3 y 4 de Enero: 12:00, 17:30 y 19:30 horas.

28 de Diciembre: 11:00, 13:00, 17:30 y 19:30 horas.

24 y 31 Diciembre NO HAY FUNCIÓN

PRECIOS:

14 € ADULTOS   9 € NIÑOS

DURACCIÓN 50 MINUTOS.

 

Dramaturgia, escenografía, títeres y puesta en escena: ENRIQUE  LANZ

Iluminación: MARÍA DOMÉNECH (A.I.I.)

Asesor Musical: ORIOL ALGUERÓ

Realización de títeres, escenografía y vídeos: TÍTERES ETCÉTERA.

Intérpretes: ORQUESTA MURTA  ENSEMBLE.

Actriz: NOCHE DIÉGUEZ

Titiriteros: ARACELI GARCÍA, YANISBEL MARTÍNEZ, CARLOS MONTES, MIGUE RUBIO Y ÓSCAR RUIZ

Técnicas de iluminación: LÍA ALVES O NATIVIDAD SÁNCHEZ.

Coproducción: ETCÉTERA Y EL GRAN TEATRE DEL LICEU, CON LA COLABORACIÓN DE LA JUNA DE ANDALUCÍA.

lunes, 8 de diciembre de 2014

CRÓNICA - CRÍTICA DE LOS ALIMENTOS TERRENALES de ANDRÉ GIDE por JOSÉ G. VILLAR


TÍTULO: LOS ALIMENTOS TERRENALES.
 AUTOR: ANDRÉ GIDE
 por JOSÉ G. VILLAR

Llegué a este libro de una forma casual, buscando otros en una pequeña librería de la Gran Vía, hoy ya desaparecida. Un título que llamó mi atención, un autor francés y una fascinación por lo francófono, hizo que sin pensar lo comprara.

El libro pasó un tiempo en reposo, parecía que esperaba su momento en la estantería francesa junto a Malraux, Beauvoir, y como no, el descarado Genet.

Cogí, “El templo dorado”, libro que acababa de comprar, cuando reparé en este libro que había adquirido hacía unos años a lo loco y de nuevo aquel potente título, “Los alimentos terrenales” a mí me parece que el título ya tiene una gran fuerza. Creo que Gide ya en él puso una gran carga de lo que después vendría en su contenido. Creo que ya el título te va introduciendo en cada una de las páginas y cada uno de los versos que contiene.

La primera página del libro tuve que leerla dos veces, la primera no la entendí, incluso aquella segunda vez paré y procuré respirar tranquilo para estar seguro que podría continuar seguir leyendo tranquilamente.  Me di cuenta que tendría que leer muy despacio, que no era un libro de esos que en ocasiones tu cerebro se adelanta un poco a tus ojos. En este libro ojos y cerebro tendrían que ir muy acompasados, tranquilos, sin prisas desenmarañando tejidos ya desenmarañados, escuchando la suave música de fondo que Gide ofrece en este su libro, nuestro futuro libro, Gide ya nos pone en antecedentes del ambiente que nos espera en cada página.

Gide pudo escribir cada libro en pentagramas y este en especial.

El libro es un mundo de cantico epistolar, que se pierde en el universo del propio Gide, ese del joven y enfermizo parisino. Un joven protestante que lucha contra su propia moralidad sintiéndose atraído por el pecaminoso mundo del amor impropio de los hombres, un joven necesitado de amor, el joven concupiscente en busca de los placeres poéticos.

Gide también nos ofrece un cantico medieval de caballeros y príncipes que hace que sea tan sutil que apenas sea perceptible Un cántico a Nathanäel. Crea un cuento de hada, un nuevo Neuschawanstein para cada lector.

Gide es hijo de  una sociedad acomodada francesa, erudita y exquisita. Hay que saber esto para entender los “Alimentos terrenales” porque en ellos se entremezclan los valores represivos adquiridos y los recién expuestos libremente al mundo sin complejos como es su condición sexual.

“Los alimentos terrenales”, te llevan por un mundo de bosques mágicos que esperan a sus lectores para atraparlos o expulsarlos. Hay que reconocer que es un adura lectura en muchas ocasiones, pero siempre merece la pena adentrarse paulatinamente, si no lo consigues, cierto es que mejor quedarse en los recovecos y salir.

Algo que sí te enamorará si amas la literatura es como Gide usa el idioma, como va hilando, como teje sus frases, como va bordando y bordando hasta ir creando sus historias, sus cánticos, poemas, es un maestro, es un genio y un artesano del idioma. Si hablas francés o puedes tener acceso a él, lo podrás comprender mucho mejor, una buena traducción te orienta, eso es cierto, pero no te da toda la perspectiva. Es extraordinario.

Nosotros los lectores damos la magia a los libros, los hacemos al final y este es uno de esos que lo haces grande, muy grande o lo mandamos por el retrete al no poder entender nada si nos mantenemos fuera de él, demasiados espectadores, si no nos dejamos llevar por Gide, debemos convertirnos en Gide, de lo contrario podemos decir como he escuchado en más de una ocasión que este libro es un coñazo, una mierda o una puta mierda.

Mi recomendación al ser un amante devoto del libro, sabrás cual es.

 

Porque amaba a Lorca amé a Gide. Todo parece interrelacionarse en un extraño juego decadente y literario que pasa por amores malparados entre hombres que aman hombres, donde sangre, carne y sufrimiento se confunden con todas las decisiones que tú tendrás que tomar.

Noche de borrachera.

lunes, 3 de noviembre de 2014

CRÓNICA - CRÍTICA DE JUANÍN Y BEDOYA de ANTONIO BREVERS POR ANA ROSA FERNÁNDEZ

TÍTULO: JUANÍN Y BEDOYA
AUTOR: ANTONIO BREVERS
CRÓNICA- CRÍTICA: ANA ROSA FERNÁNDEZ

Juanín, nació en Potes (Liébana) el 27 de noviembre. De origen humilde, a los 11 años, se pone a trabajar por caer su padre enfermo. A los 17 años tiene muy clara su ideología socialista. Tras el alzamiento militar de 1936 se inscribe en la oficina de reclutamiento en el bando republicano. Acabada la guerra vuelve a Liébana donde inicia una nueva etapa de su vida, llena de sufrimientos y angustias, pues cada vez que la guardia civil, le ve por el pueblo, le llevan al cuartelillo donde le interrogan y le torturan constantemente. Cansado de llevarse palizas por nada, solamente por sus ideas políticas contrarias al régimen, decide tirarse al monte. Donde tiene que sobrevivir pidiendo comida a los vecinos y robando gallinas chorizo y todo lo de comer que pudiera atropar, subiendo corriendo al monte a esconderse en cuevas y pasando de monte en monte. Se encuentra con la brigada machado con la que pasa una temporada, a los meses empiezan las discrepancias con Ce ferino Roiz o sea el apodado Machado. y se va en solitario. 

Se encuentra con Bedoya, el cual tiene una admiración por Juanín y comienzan su andadura juntos

Francisco Bedoya nació en Serdio (Val de Sanvicente) en 1929, algo más joven que Juanín, tiene la cabeza llena de fantasías con respecto a la vida de Juanín, Enseguida se compenetraron y su idea era pasar a Francia, pues estaban hartos de vivir sin vivir de monte en monte, siempre escondidos siempre alerta siempre con miedo a la guardia civil, la cual si les cogían estaban seguros que eran hombres muertos.

El 24 de abril por motivos hoy todavía nada claros Juanín baja del monte al anochecer y en la curva del molino es tiroteado por la guardia civil, cayendo su cuerpo al suelo, recuperando de una vez y sin pretenderlo ni quererlo la tan codiciada LIBERTAD, ya no hay más sufrimiento más traiciones más miedo, llega la paz, ya no hay más. Su muerte se recordara por los siglos de los siglos y quedara en la memoria de los que lo vivieron y de los que lo escucharon. Jamás hizo mal a nadie robo para sobrevivir, vivió sin vivir pero jamás dejo de amar a sus seres queridos. Quedará en la conciencia de quienes le traicionaron  de quienes le mataron y mi pregunta es ¿Por qué?

A los pocos meses en diciembre de ese mismo año muere traicionado por su cuñado Miguel, Bedoya. Cuando se suponía que este le llevaba a la frontera para huir a Francia.

Su muerte fue triste, pero no tan sentida como la de Juanín. Quizás....porque cayeron todas las sospechas sobre el, quizás por cómo se desarrollaron los hechos, la verdad, la sabe cada uno la suya, a nosotros solo nos queda rendir les un sincero homenaje por lo que vivieron por lo que sufrieron por el caciquismo de aquel tiempo, como veo que día  a día está sucediendo de nuevo en España. Mi más sincera admiración a ellos y a todos los que se tuvieron que echar al monte víctimas de la intransigencia de la guardia civil y de sus mandos

Viva la Republica

 

lunes, 27 de octubre de 2014

CRÓNICA - CRÍTICA DE ROMEO Y JULIETA de WILLIAM SHAKESPEARE POR: ADAN CLARK


TÍTULO: ROMEO Y JULIETA
AUTOR: WILLIAM SHAKESPEARE
CRÓNICA - CRÍTICA: ADAN CLARK

No sé exactamente por donde comenzar. No sé siquiera si yo también me he enamorado. Pero lo que seguro, nunca sabré, es de si mi amor tiene el nombre de Romeo, o de Julieta.

Tan solo pasé algunas páginas cuando perdí mis ojos y sin darme apenas cuenta, mis sábanas eran un telón que extendía Verona en su revuelo.

Embarqué el silencio de cada verso que cobraba vida en mis labios y al despertar del sueño inerte, abrían un ajuar de fantasía, lo que solo puede el amor. Una espada que al desenvainarse profanaba la lógica y la razón.

Hasta sollozo como si en mis manos yacieran sus cuerpos. Hasta me duele recordar que he perdido a quienes nunca conocí, a quienes nunca existieron. Hasta el frío se torna si imagino sus besos tibiando mi piel.

Cuando Javier me ofreció hacer una crítica y se escapó de mi boca Romeo y Julieta, me arrepentí pronto y sentí miedo. Sería osado tan sólo imaginar lo que Shakespeare sintió cuando sus versos tiñeron sus dedos con la sangre del puñal que selló el final eterno de la obra más grande de amor que jamás hubiéramos podido imaginar. De un amor tan poderoso como si de la misma Venus y Vulcano se tratara, apoteósico e indescriptible.

No se trata de interpretar el texto sino, de sentirlo y dejar que fluya en la brava y cálida tempestad de nuestra sangre. Dejar que el guión se apodere de nuestro cerebro y su razonamiento, cual Quijote y navegar en el río Adigio, y naufragar en el mar de la ilusión. Sentir el abrazo de Romeo, correr porque Julieta te espera.

 “¡Ah, sigue hablando, ángel radiante, pues, en tu altura, a la noche le das tanto esplendor  como el alado mensajero de los cielos ante los ojos en blanco y extasiados de mortales que alzan la mirada cuando cabalga sobre nube perezosa y surca el seno de los aires!”

 Benditos cuantos actores y actrices han encarnado la poesía que encierran sus hojas. Benditos y sacros cuantos templos de arte bebieron de éste amor inmortal en su escenario. Y benditas las manos que me lo entregaron a mí porque desde entonces oro apelando mi alma a la intercesión de William Shakespeare, porque si muriera hoy, si lo hiciera, si pudiera elegir mi destino elegiría ser un nombre en el verso de su pluma.

Es tan poco lo que os puedo decir y es tanto lo que puedo sentir que mientras escribo éstas letras me encuentro frustrado. Frustrado porque no sé como hacer estallar mi corazón que inquieto busca voz y boca propia para gritar sus latidos cuando una y otra, y otra, y otra vez me escucha recitar como si ensayando estuviera poco antes de que se abra el telón.

 

Ebrio de cada acento, de cada espacio y guión que trenza el romance de la Capuleto y el Montesco que anidan mis más hermosas fantasías y en las primeras horas de la madrugada en las que nace éste día, con mucho cariño y hasta fervor, escribo éstas palabras que tocan su fin cuando os ruego que cabalguen conmigo ésta historia que no concierne, que no entiende de muerte sino de fe, de vida y gloria; la Gloria del Amor. Y es que, ¿Qué más es real que el amor en ésta vida? Y, ¿Qué más podemos ser que amor?; crean en él como el pichón abre sus alas el primer día que emprende vuelo.

 

“El amor corre al amor como el niño huye del libro,

 y, cual niño que va a clase, se retira entristecido”

 

El amor no conoce el final.

 

lunes, 20 de octubre de 2014

CRÓNICA - CRÍTICA DE: EL GEN. LAS RUINAS DE MAGERIT(COVADONGA GONZÁLEZ) POR DAVID VILLA


TÍTULO: EL GEN. LAS RUINAS DE MAGERIT
AUTOR: COVADONGA GONZÁLEZ – POLA JAQUETE
CRÓNICA – CRÍTICA POR: DAVID VILLA.

Sobrevivir al fin del mundo es algo tan cruel como paradójico. ¿Qué sucedería si la Humanidad se viese destruida por culpa de su propio poder, qué pasaría si finalmente todo el progreso acumulado y el egoísmo de las personas por conseguir su propio bienestar se viesen revertidos, y acabasen con nosotros tan rápidamente como podemos chasquear los dedos?
“El fin”, es lo que la mayoría de la gente diría. “Se acabó”, y, a pesar del dolor, no habrá más que llorar hasta que llegue, pues no habrá un mañana. El problema, en nuestro caso, fue que sí hubo un mañana, bajo un sol más gris y más lejos de nosotros, diezmados, agotados, hambrientos y enfermos porque nos tocó seguir en un mundo que ya no debería existir. Hasta los planes del mismísimo Anticristo pueden salir mal.
Esta novela nos sitúa en la supervivencia de la distópica ciudad de Magerit, una ciudad creada a imagen de Madrid que, tras sobrevivir al Fin del Mundo, se ve convertida en la única esperanza de la Humanidad por salir adelante.
En medio de un caos aprovechado inteligentemente por los poderosos para establecer una cruel dictadura, surge un rayo de esperanza: un grupo de niños, señalados por una marca blanca en el costado y que parecen haberse adaptado a las nuevas condiciones de la ciudad, volviéndose más diestros y poderosos. Guiados por un misterioso líder conocido como El Bávaro, plantan cara al poder establecido para tratar de dar a los seres humanos una última oportunidad de sobrevivir.
Con la lucha por el control del metro como única vía de acceso a la ciudad y una guerra por la posesión de los últimos pozos de agua como hilo conductor, conoceremos las vidas de estos niños marcados como elegidos, cuyos poderes van de la mano de sus diferentes personalidades.

Reseña:
"El gen. Las ruinas de Magerit" es una novela de ficción distopica con toques de realismo fantástico, que en un comienzo puede desconcertar, pero que en cada capítulo va desgranando una trama interesante y muy actual. Digo actual porque la novela representa situaciones y vivencias de manera solapada o no tan evidentes, a las que estamos asistiendo.
La novela refleja muy bien la verdadera realidad de las intenciones en el mundo de los poderosos, donde los buenos propósitos son disfraces que esconden el egoísmo y la deshumanización. Es una trama con mucha acción, aventura, muy vertiginosa, donde no dejan de pasar cosas. No es una novela fatalista, sino de esperanza. Esta esperanza está representada por el gen, que significa la posibilidad innata de evolucionar. Y evolucionar significa la posibilidad de salir adelante.
Destacan los personajes femeninos, a los que la autora ha  dotado de una fuerza y protagonismo notables, llenos de matices. En realidad cada personaje tiene sus contradicciones, contrastes y evoluciones que sorprenden.
"El gen. Las ruinas de Magerit" propone un tema para reflexionar: como sería la humanidad después de una catástrofe, como serían las reacciones de la gente ante situaciones extremas como la falta de agua o el regreso a la esclavitud. A mí personalmente el aspecto que más me ha impactado ha sido la sensación de aislamiento y soledad dentro de una ciudad hacinada por los supervivientes, en la que en cierta medida la lucha y la culpa por haber sobrevivido se alternan constantemente. También el contraste entre la superficie y la vida subterránea en la que el metro, más bien lo que queda de él, es como un personaje más. Es muy posible que a vosotros os sorprendan otros aspectos que Covadonga plantea en la novela. Os invito a leer el libro para descubrirlos.