Al bajar del tren sentí un olor a historia, a cultura, a moda; a una
mezcla de novela y cine. De repente me encontré en un escenario con olor a
vagones de tren, de repente fue como entrar en una novela histórica de aquella
ciudad; fue como entrar en un mundo paralelo… París.
Yo iba a organizar la imagen de la moda pret a porte de ese año y me
inundé de emociones al llegar a París.
¿Qué es lo que más impacta del país al turista?
Quizás la luz que invade al París de noche, sus puentes mostrándose
altivos repartidos por el Sena, y ese olor a historia, a Napoleón, a Chanel.
Quizás te parezca pija, pero creo que los grandes que dejaron huella en París,
residen aún en su ambiente; se siente la presencia de Pasteur, de Coco Chanel.
París es un escenario totalmente cineasta.
¿Qué visitaste de la ciudad?
Fui por trabajo, aunque tuve tiempo de visitar El Louvre, El museo de
Cera, y los sitios más emblemáticos, pero lo que más me gustó y sentí en París,
fue la plaza de Los Sagrados Corazones, llena de pintores, de pianos bar, y
cómo no, el Moulin Rouge. No podía faltar a esa cita, cita con el mundo del
espectáculo, el can can, la música en general. Sin duda, es mi segunda ciudad
para vivir.
¿Qué nos puedes contar de su cultura y tradiciones?
Culturalmente son muy sibaritas y refinados, aunque muchos piensan que
son fríos y mal educados. Yo me sentí como en casa. La moda y la belleza están
muy valoradas en París. Ser maquillador es ser embajador de belleza y allí me
hicieron sentir como una estrella. París es un viaje al pasado, a la cultura,
al arte, a la medicina. La estación de metro de Pasteur es impactante.
¿Cuál es el comportamiento de los autóctonos hacia el turista?
Sinceramente me sentí muy bien acogido en París. De hecho tuve una relación
con un parisino fantástico: Jean Pierre, del que guardo un romántico recuerdo y
él que me enseñó fantásticas cosas de París. Nuestros paseos por Notre Damme
son y serán inolvidables para mí.
Háblanos de su gastronomía.
La gastronomía es buena, si frecuentas restaurantes de alto standing.
Caros, pero tremendamente exquisitos. En mi visita a Maxim`s con Jean Pierre,
la cena fue un placer de dioses.
Cuando pensamos en la gastronomía de Francia, siempre hay tres productos
que automáticamente se nos vienen a la cabeza: El Paté, el vino y los quesos.
Es algo así como relacionar España con la paella. Típico el pensar en cualquier
placita de París, al sol, junto al Sena y degustar una buena copa de vino con
una tabla de quesos o patés. De hecho, es la comida más típica que ofrecen en
los Baton Rouge. Los barcos que recorren el Sena en visita turística. Y qué
contarte de sus chocolates, exquisitos.
¿Aconsejarías el viaje a tus amistades? ¿Por qué?
Aconsejo su visita porque es un viaje muy cultural… Un viaje al pasado,
al romanticismo, al glamour, al arte en general, como ya he dicho antes. Un
viaje que deberíamos hacer todos… Siempre nos quedará PARIS.