Live is Life: La gran Aventura, está dirigida por Dani de la Torre con guion de Albert Espinosa, que adapta su propia novela. “La mayor aventura, es disfrutar la vida en su plenitud”
Estamos en el último día de clases del año 1985 y como cada año, Rodrigo (Adrián Baena) junto a sus padres y su hermana (Lua Carteron), viajan a Lugo, a la casa de su Abuela (Mercedes Castro) y su Abuelo (Fernando Morán). Apenas pisa la casa, Rodri sale en busca de sus amigos, la pandilla formada por Suso (David Rodríguez), Garriga (Javier Casellas) y los gemelos Maza (Raúl del Pozo) y Álvaro (Juan del Pozo), que recientemente ha sufrido un cáncer. Juntos deciden emprender una aventura en busca de una flor que dicen que posee poderes curativos.
El guionista y director, Dani de la Torre, estudió Imagen y Sonido en Ourente. Comenzó rodando cortometrajes: “Minas” y “Lobos” 2004 y “Bos días” 2006 y “X-Nada” 2009. Un año más tarde dirigió episodios para la serie “Mar libre” 2010 y en 2015 debutó en el largometraje con “El desconocido” 2015 continuando con “La sombra de la ley” 2018 y ahora nos presenta “Live is Life” 2021. También ha dirigido “Álex y Julia” 2018 y para televisión el Spot de los Premios Goya 2022 y la serie “La Unidad” 2020/22.
Sentado en la sala de cine poco antes de la proyección y por lo poco que había leído de la sinopsis, pensé que muy seguramente iba a disfrutar con una película con cierto aire de “Los Goonies” 1985 de Richard Donner, pero al finalizar y comenzar los títulos de créditos, las imágenes me habían transportado, con sus diferencias, a “Cuenta conmigo” 1986 de Rob Reiner. Dos filmes de aquella década de los 80 en la que se centra la nueva película de Dani y que irremediablemente bebe de ellos. En esta ocasión, lo que el grupo decide localizar, en esa aventura que han decidido vivir, es una flor que posee propiedades curativas, si se recoge en la noche de San Juan, antes de que salga el sol y que florece en lo más alto de una cima. “Live is Life: La gran aventura” de Dani de la Torre, muy bien puede sacar pecho, coquetear y jugar con estos dos clásicos ya mencionados y que forman parte de la historia del cine y cuyos protagonistas, se pueden ir de aventuras con los componentes de las otras dos pandillas. Seguramente se llevarían muy bien.
De la Torre es capaz de sumergirnos en un angustioso thriller psicológico con “El desconocido”, llevarnos al mundo del gansterismo en “La sombra de la ley” o como acontece en este su tercer filme, envolvernos en la nostalgia, el calor de la amistad en esa edad que recordamos, generalmente, con más sonrisas que tristezas, y la importancia de la familia, aunque en esa etapa tan maravillosa y complicada a la vez, se prefiera a los amigos, con los que correr mil aventuras y conversar sobre lo que en esos momentos se considera de importancia, entre juegos y escapadas.
Los amigos de confianza y de toda una vida, que formando pandilla daban pie a abrirse en canal, como les sucede a estos cinco jóvenes que representan a millones de adolescentes de otras décadas, pues no sé si para fortuna o desgracia, ya no se vive con la misma intensidad. Aquellos jóvenes se curtían con las experiencias y no pegados a un móvil o siendo engañados y manipulados a través de las redes, peligrando en ocasiones sus vidas. Despertaban la imaginación fantaseando mil y una historia y lo más importante, producto de esas pandillas, los jóvenes, sin ser conscientes de ello, aprendían a compartir, convivir, a defenderse de los matones de turno y a fomentar los nexos que darían paso a la complicidad y la unidad de grupo, que hoy apenas se ve, salvo en algunos pueblos, pues el individualismo impera entre la juventud. Aquellos adolescentes que vivían aventuras estivales que de una forma u otra, nos recuerdan a las nuestras, mientras aprendíamos que la vida no era tan sencilla, que en el camino existían los problemas, los miedos, las enfermedades y la muerte, teniendo que buscar la manera de vencerlos. Un filme que nos habla de un tiempo pasado con nostalgia en el cual la bicicleta era el mejor aliado de un niño, de un adolescente y un joven que sin ser consciente de ello, con cada pedalada dejaba atrás una etapa para entrar en otra nueva, con lecciones bien aprendidas.
Un retrato de la vida interpretado de forma natural y creíble por cinco jóvenes noveles que recorrerán la Ribera Sacra de Lugo con sus bicicletas, como lo hacía el propio Dani, cuando era un niño, los cuales experimentarán el poder de la amistad, la aventura en busca de un objetivo, las peleas con los matones o los mayores, como nosotros llamábamos a las pandillas de aquellos que habían dejado atrás la adolescencia y sobre todo, los primeros acercamientos al amor, esos besos furtivos que se guardan como un tesoro. Cinco jóvenes que provocan, a quienes ya tenemos una edad, el desempolvar nuestros recuerdos y que espero que a los jóvenes de hoy, les inviten a pensar que la adolescencia solo se vive una vez y que no debe de estar supeditada a encerrarse en una habitación con un ordenador o charlando a través de un móvil. Hay que vivir la vida de frente, cara a cara con los demás, aceptando y aceptándose como somos y compartiendo vivencias, sueños y hasta miedos. El título lo dice todo, como así nos lo recuerda la canción principal del filme “Live is Life” de Opus. Para finalizar hacer mención especial a la magnífica fotografía de Josu Inchaustegui, retratando con gran acierto, los lugares idílicos que la película nos muestra.
Mi nota es: 7,5
ESTRENO EN ESPAÑA: 3 de junio
REPARTO: Adrián Baena, Juan del Pozo, Raúl del Pozo, David Rodríguez y Javier Casellas.
PRODUCTORA: 4 Cats Pictures// Atresmedia Cine// Live is Life AIE.
DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Warner Bros. Pictures España.