LUCKY,
del prestigioso actor John Carroll Lynch,
en su primera obra como director, nos ofrece un filme de belleza, esperanza y
vida.
Lucky (Harry Dean Stanton) tiene 90 años, vive en una pequeña población en
medio del desierto, manteniendo una rutina diaria desde que se despierta, pues
en el pueblo nada parece cambiar, hasta que un día mientras toma el desayuno
sufre un desmayo y cae al suelo. Su médico, Christian (Ed Begley Jr.), tras
realizarle un chequeo, le comenta que está sano como un roble y que no padece
ninguna enfermedad. Sorprendente para la edad que tiene y que no debe
preocuparse. A partir de ese instante, Lucky comenzará a mantener un debate
personal.
Lynch
nos sumerge en un viaje muy especial, el de la senectud, que nos llevará a la
reflexión sobre la soledad, la importancia de nuestro paso por la vida y la
descendencia que podemos dejar. Una soledad, que como bien cita el propio
protagonista, no hay que confundir con el estar solo. No se olvida de la
vulnerabilidad tan propia del ser humano ante la muerte, cuando se es
consciente de ella, percibiendo el miedo. Un filme navegando entre la tristeza,
la nostalgia, los recuerdos, las ganas de vivir y esa chispa de
positivismo y buen humor, que finamente han hilado los guionistas, Logan Sparks y Drago Sumonja.
El director teje un filme donde sí
Lucky, es el centro de la historia, cada uno de los personajes que le
acompañan, tienen mucho que decir. A través de las breves historias, que el elenco
de actores impecables en sus interpretaciones, van relatando a Lucky a lo largo
del metraje en los diversos espacios, irán calando además de en la mente despierta
de Lucky, en cada uno de los espectadores,
sobre la gran verdad que encierra el poder de nuestras existencias.
"El realismo es la práctica de aceptar una situación tal como es. Quieres decir, lo que ves es lo que hay. Pero lo que tú ves, no es lo que yo veo"
Serían muchos los momentos a
tener en cuenta: Los paseos interminables por un pueblo casi fantasma. El
insulto de (gilipollas) a un lugar concreto cada vez que pasa por delante, que
el director nos desvelará casi al final de la película, para conocer el motivo de dicho insulto. Las
conversaciones en su bar de siempre… Pero en particular me quedo con el que para
mí es el momento sublime, cuando asiste a un cumpleaños donde cantará una
ranchera. No solo te sobrecoge la naturalidad de dicha interpretación, sino
el disfrutar de la magnífica composición que tiene toda la escena y el significado
de cada uno de esos planos, demostrando una vez más, la gran capacidad para
recrear ambientes que tiene, John Carroll Lynch.
Recordando la filmografía de Harry Dean Stanton, nos damos cuenta
que ha trabajado con grandes maestros en magníficas obras. El destino le
reservaba al final de su camino, que fuera un director novel, aunque conocido y
cotizado actor, quien le diera el papel de su vida. Lucky es Harry, en cuerpo y
posiblemente con toda su alma, pues la verdad que ofrece al espectador en este
filme, es para quitarse el sombrero. Elegante, socarrón, soñador, misterioso,
incisivo y sobretodo humano, es parte del legado que nos entrega en su último
trabajo antes de reunirse con otras estrellas, en ese firmamento al que no
podemos acceder.
Para terminar, hacer mención de la
delicada banda sonora de Elvis
Kuehn y la sutil y deliciosa fotografía por parte de Tim Suhrstedt, mostrando imágenes impagables del pueblo, los
interiores y el desierto.
“Una
historia triste para la reflexión, que dibuja sonrisas, en nuestro corazón”
Mi nota es: 9
REPARTO: Harry Dean Stanton, Ed Begley
Jr, Beth Grant, James Darren, Barry Shabaka Henley, Yvonne Huff, David Lynch,
Hugo Armstrong, Bertila Damas, Ron Livingston, Ana Mercedes, Sarah Cook, Amy
Claire, Ulysses Olmedo, Mikey Kampmann, Otti Feder, Mouse Pam Sparks, Tom
Skerritt.
PRODUCTORA: Superlative Films/ Divide/
Conquer/ Lagralane Group/
DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: Avalon
Distribución Audiovisual.