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jueves, 22 de diciembre de 2016

LA CARTA DE NAVIDAD: RELATO NAVIDEÑO 2017


Queridos Reyes Magos:

          Es la primera vez que os escribo y lo hago porque he cambiado de domicilio, mi nuevo papá me han dicho que en este país  es la costumbre, porque de esa forma me podréis traer aquello que os pida y este año… Este año quiero algo muy especial.

          Aunque mi papá me ha dicho que vosotros lo veis todo, os contaré un poco de mí. Me llamo Samir y tengo seis años. Llegué hace unos meses a España. He sido adoptado por un matrimonio que no tenía hijos y que parecen muy buenos, al menos a mí me tratan muy bien. Son muy cariñosos. Mi nueva mamá , que se llama Marta, está pendiente de que nada me falte y mi nuevo papá, que se llama Alejandro, todo el día está jugando conmigo, cuando llego del colegio.

          Soy muy buen estudiante, ya lo era en mi país y en el campo de refugiados me enseñaron a leer y escribir en español, ya que este país sería mi destino. Aún no conozco todas las palabras, pero cuando dudo alguna, se lo pregunto a mi papá o a mi mamá, porque en el colegio no me gusta molestar, la profe es muy amable, pero somos muchos niños y algunos no paran de gritar y llorar.

          No me gusta ver a la gente gritar y llorar, se sufre mucho con ello y… Yo he  visto mucho dolor en mi país con la guerra y aunque en el campo de refugiados nos cuidaban, no podían hacer más por nosotros, aquello era desolador, desde la mañana a la noche.

           Os contaré un secreto, desde que mis papás murieron y me quedé sólo,  no he dejado de llorar ninguna noche, si, todavía lo hago, porque tengo terribles pesadillas. Procuro que mis nuevos papás no se den cuenta. Me levanto todos los días intentando sonreír y lo primero que hago es darles un gran beso y abrazo. El beso y el abrazo son reales, les quiero porque me cuidan e intentan que sea un niño feliz, pero si vosotros lo veis todo, sabéis que no es así. Por dentro hay algo que no me deja ser feliz de verdad.

          No entiendo por qué existen las guerras. No puedo comprender por qué los hombres se matan los unos a los otros. Nadie me ha explicado por qué he tenido que abandonar mi país y por qué está siendo destruido día a día. ¿Por qué? Han muerto muchos papás y mamás, junto a amigos míos.

          Esas son mis pesadillas y en ella veo monstruos de metal echando fuego por la boca. Las casas  caer sobre las aceras y carreteras aplastando todo lo que se encuentran a su paso. Veo a gente corriendo, llorando, gritando y en el camino sangre y personas que no se levanta del suelo. “Están muertos… Ven al refugio” Me gritó un hombre la primera vez que me agaché para ayudar a que se levantara  una mujer. Mis manos se mancharon de sangre y me desmayé.

          Pero no me quiero poner triste y no quiero que vosotros lo estéis, os cuento todo esto porque aunque sé que vosotros no podéis traer la paz, tal vez sí conozcáis alguna máquina especial para que no vuelva a tener pesadillas. No quiero irme cada noche a la cama y al cerrar los ojos volver a sentir todo aquel dolor. Duele mucho, queridos reyes magos, y quiero ser como los demás niños, como todos los que van a mi colegio, que juegan, ríen, se divierten… Yo lo intento, pero algo en mi cabeza no me deja ser como ellos.       

          -¿Qué haces Samir?

          - Estoy escribiendo la carta a los reyes, como me aconsejaste.

          - ¿Ya has pedido todos los regalos?

          - Lo estaba haciendo ahora, voy a pedir uno para mí y…

          - ¡¿Uno?! ¿Me dejas leer la carta?

          - Claro, eres mi papá.

          - Lo soy, cachorro, lo soy.

          Alejandro le acarició el cabello y tomó entre sus manos el folio, leyó la letra infantil de su hijo y una lágrima asomó en su rostro, intentó disimularla, pero Samir se dio cuenta de ello.

          - ¿He hecho algo malo? – Preguntó con la voz entrecortada.

          - No hijo no, no has hecho nada malo, todo lo contrario, eres un niño maravilloso; el mejor hijo que nunca pensamos tener tu madre y yo. Pero… Nos tenías que haber hablado de tus pesadillas, no es bueno que las tengas…

          - Por eso les he pedido esa máquina, seguro que ellos tienen alguna. Si son mágicos, ellos…

          - Ven aquí – suspiró su padre.

          Le tomó de la mano y llamó a su mujer. Alejandro les mandó sentarse en el sofá: a un lado Marta, en el centro Samir y al otro lado él. Alejandro entregó la carta a Marta y como era de esperar, ésta se emocionó.
- Hijo. ¿Por qué no nos has contado nada?

          - La pregunta ahora no es importante cariño – Intervino Alejandro – Te he llamado porque estoy seguro que vas a estar de acuerdo en lo que le voy a comentar a nuestro hijo, y quiero que siempre que algo nos haga sufrir, lo hablemos entre los tres. Somos una familia – Miró a Samir – Sí hijo, en nuestras vidas faltabas tú, para completar esta familia.

          Estos días, junto a nosotros, has visto las luces de colores, escuchado los villancicos, adornadas las casas y los comercios. Estos días has escuchado a niños gritar de emoción y reír de felicidad. Estos días agarrado de nuestras manos, te ha visto rodeado de cientos de familias yendo al cine o a lugares de entretenimiento, donde todos se podían divertir. Estos días, querido hijo, has conocido al resto de la familia, a los abuelos, hermanos, tíos, primos tanto por parte de Marta, como por la mía. Estos días son los que cada año, al finalizar Diciembre, nos unimos más que nunca en una única familia, aunque soy de los que opino que deberíamos hacerlo más a menudo; pero al menos, tenemos estos días, donde todos podemos soñar, conversar, reír, cantar y ser felices. Y tú, mi querido hijo, no necesitas una máquina para dejar de tener pesadillas, porque para eso estamos tu madre y yo, para darte todo el amor que  perdiste un día, para jugar contigo, como el niño que eres; para que cada noche al acostarte tengas sueños de niño, de un niño feliz.

          Samir, tú madre y yo estamos orgullosos de ti, te queremos como jamás pensamos querer a nadie y deseamos que sientas todo ese amor. Cuando de verdad te des cuenta de ello, las pesadillas dejaran de existir. Sólo el verdadero amor, lo puede todo.

          De los ojos de Alejandro y de los de Marta, brotaron varias lágrimas, Samir se quedó mirándoles muy seriamente, con un dedo de la mano derecha tomó una lágrima del rostro de Marta y con otro de la mano izquierda realizó la misma operación, en el rostro de Alejandro. Observó sus dedos, fijó su mirada en aquellas gotas de agua salada.

          - Son lágrimas de felicidad – Les miró a los dos y sonrió – ¿Sabéis una cosas?

          - ¿El qué, hijo? – Preguntó su madre.

          - Creo que no necesito escribir esa carta a Los Reyes, ya tengo el mejor regalo del mundo: Sois vosotros.

 

          FELIZ NAVIDAD PARA TODOS Y UN VENTUROSO 2017