BILLY ELLIOT
(El Musical) Tres grandes nombres firman esta obra. Lee Hall (Libreto y letras), Elton
John (Música) y originariamente dirigida, por Stephen Daldry, para el cine.
Billy
Elliot, el musical, tras llevar 11 años en Londres y 4 en
Broadway, se ha instalado en el Teatro Alcalá en la Calle de Jorge Juan 62 de Madrid.
Las noticias nos llevan, a través de
un televisor visto por un niño, al año 1984, cuando gobernaba la llamada dama
de hierro, Margaret Thatcher y durante el año de la huelga minera en el Reino
Unido. Una huelga masiva por los mineros británicos y que paralizó en gran
medida la industria del carbón durante 1984 – 1985.
En el condado de Durham tras
declararse dicha huelga, los enfrentamientos entre piquetes y policía, son
continuos. Entre los mineros más exaltados están Tony y su padre. Éste último
se ha empeñado en que su hijo Billy, reciba clases de boxeo, aunque tenga que
sacar los peniques que cuestan las clases, del dinero que se precisa en casa.
Billy un día observa los ensayos de
una clase de ballet impartida por la señora Wilkinson, quien invita al joven a participar.
A partir de ese momento Billy descubre que está hecho para bailar, sabiendo que
no va a ser bien visto por su familia, pues consideran que el ballet es para
niñas o mariquitas.
La obra parte de la película británica
del año 2000, dirigida por Stephen Daldry y que cosechó un gran éxito de
taquilla, ahora y tras la notoriedad que está obteniendo fuera de nuestras
fronteras, llega a Madrid, donde cuenta con una gran acogida, con llenos
absolutos y espectadores complacidos.
Las malas políticas y una sociedad
excesivamente conservadora, serán el detonante de este drama, cuyo protagonista
principal es un niño de 13 años. Un niño viviendo en el seno de una familia humilde, como
es la de cualquier minero. Un padre autoritario, cabeza de familia y clara representación del machismo fuertemente arraigado en una sociedad en la cual las niñas deben jugar a
las muñecas y los niños al balón o como sucede en esta ocasión, los varones boxear y las féminas bailar, todo lo que se
salga de esos criterios, es totalmente inviable.
La ignorancia y una incorrecta
educación recibida, son capaces de provocar el sufrimiento en un ser humano,
tenga la edad que tenga, pero mucho peor y totalmente inaceptable si cae sobre
un niño, rompiendo sus sueños y truncando su vida mientras se “secuestra” su
futuro.
La obra es un canto a la libertad y
los derechos fundamentales del ser humano. Un trabajo y un sueldo digno, para
el sustento de los suyos y la educación de los hijos.
Un canto a la igualdad en la elección de los estudios y el trabajo; en esa lucha por perseguir lo que se añora ser, sin importar lo que otros puedan o no decir.
Un canto a la igualdad de género y el derecho a vivir, sintiendo el respeto de la sociedad. Los tutús, en el epílogo de la obra, serán la parábola perfecta hacia esa igualdad, respeto y libertad del ser humano.
Un canto a la igualdad en la elección de los estudios y el trabajo; en esa lucha por perseguir lo que se añora ser, sin importar lo que otros puedan o no decir.
Un canto a la igualdad de género y el derecho a vivir, sintiendo el respeto de la sociedad. Los tutús, en el epílogo de la obra, serán la parábola perfecta hacia esa igualdad, respeto y libertad del ser humano.
Una obra ágil en la dirección y el montaje, con una magnífica partitura de Elton John, los
acertados números musicales adaptados para la obra original, el cuidado
vestuario y sobre manera, los
maravillosos cambios de decorados ascendiendo o descendiendo ante los
ojos del espectador, mientras una escena da paso a otra, sin que los personajes dejen vacío el
escenario; todo en un excelente
espectáculo, con una precisa iluminación.
Las interpretaciones muy correctas, destacando la figura de Billy Elliot, quien lleva todo el peso de la obra junto al de su padre y la maestra, aunque todos los secundarios están creíbles.
Destacaré, antes de finalizar, dos grandes momentos, al menos desde mi punto de vista: La ensoñación de Billy consigo mismo como adulto, tomando el fragmento de la danza de los cisnes y el baile de su enfado. Si el primero citado emociona, este segundo sobrecoge el alma, mostrando a través del baile, todo el drama que vive en su interior.
Las interpretaciones muy correctas, destacando la figura de Billy Elliot, quien lleva todo el peso de la obra junto al de su padre y la maestra, aunque todos los secundarios están creíbles.
Destacaré, antes de finalizar, dos grandes momentos, al menos desde mi punto de vista: La ensoñación de Billy consigo mismo como adulto, tomando el fragmento de la danza de los cisnes y el baile de su enfado. Si el primero citado emociona, este segundo sobrecoge el alma, mostrando a través del baile, todo el drama que vive en su interior.