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jueves, 16 de febrero de 2023

EL TRIÁNGULO DE LA TRISTEZA: CRÍTICA DE CINE

La coproducción entre Suecia, Francia, Reino Unido y Alemania, El triángulo de la tristeza, está escrita y dirigida por Ruben Östlund. “Por momentos la amas, por instantes la repudias”

Carl (Harris Dickinson) es un joven que se presenta a un casting para ser modelo, junto a otros chicos. Yaya (Charlbi Dean) es la novia de Carl y una importante influencer. Ambos graban juntos sus aventuras para complacer a sus miles de seguidores. A Yaya la invitan a un crucero de lujo, pasando a ser los únicos pasajeros de clase media, pues el resto son millonarios excéntricos en un barco dirigido por un capitán alcohólico  (Woody Harrelson). Una travesía interesante de ser analizada.

El guionista y director, Ruben Östlund, estudió cine en la Universidad de Gotemburgo, tras graduarse junto a Erik Hemmendorff, fundaron la productora Plattform Produktion, en la que desarrolló sus conocimientos de secuencias estructuradas a la vez que produce sus películas. Se inició con los mediometrajes “Free Radicales” 1997 y “Free Radicales 2” 1998, para debutar en el largometraje con “The Guitar Mongoloid” 2004, “Involuntario” 2008, “Play” 2011, “Fuerza Mayor” 2014, “The Square” 2017 y este pasado 2022 estrenó “El triángulo de la tristeza”. También ha dirigido el cortometraje “Let the Others Deal with Love” 2001, el videoclip “Mustasch: Down in Black” y el documental “Family again” ambas en 2002 y los cortos “AQutobiographical Scene Number 6882” 2005,  “Nattbad” 2006 y “Incidente by a Bank” 2010.

El filme se divide en tres partes: 1.- Carl y Yaya, 2.- El Yate y 3.- La Isla. En la primera conoceremos a los dos personajes principales, Carl y Yaya, representando a una gran parte de la juventud de hoy en día, que afortunadamente no son todos, pero sí aquellos que están más preocupados y abducidos por las redes sociales, aumentar el número de seguidores y elevar su estatus social, sin importarles las consecuencias y convirtiéndose en mercancía de un escaparate en el que exhiben sin ningún rubor una parte de realidad, una mayoritariamente ficticia y en su conjunto, situaciones programadas y secuestradas por ellos mismos en relaciones por conveniencia, suscitando envidias y deseos en una triste existencia de postureo y artificialidad, hasta precipitarse en el olvido de lo más importante. Vivir. Por su parte el Yate de lujo, irá enmascarando y desenmascarando a los pasajeros y la tripulación en esa más que evidente diferencia de clases sociales, exponiendo  y evidenciando la ruindad y las excentricidades de los poderosos. Una de las escenas que mejor lo representa la encontramos cuando una millonaria consigue detener todos los trabajos en el barco, porque se le antoja que toda la tripulación nade durante unos minutos, en mar abierto. Metáforas perfectas de una sociedad capitalista, consumista y destructiva, situada en lo más alto de la cadena y que parte o gran parte de la humanidad, conociendo de su existencia y extravagancias, desconoce su descomposición moral. Asistiremos a la triste realidad de que la esclavitud no quedó en el pasado, aunque ahora se intente maquillar, pues el látigo físico que marcaba las pieles dejando cicatrices visibles, ha sido sustituido por uno aún más doloroso, si cabe: el vil metal y las perversiones de mentes viciadas y enfermas por el poder, que nos manejan con sus hilos invisibles y cuyas huellas se graban a fuego en las mentes de los más indefensos. Para terminar, tras la larga, escatológica, delirante y subversiva escena de la tormenta y el ataque, solo un grupo llegará a la isla, que sin desvelar el final, muy poco original, pues ya lo hemos visto en otros filmes,  Östlund da una última vuelta de tuerca para ofrecernos otra verdad.

Una narración salvaje y crítica, desde el principio, censurando al mundo de la moda en una exhibición elegante y acertadísima, en la que saca a la luz las miserias y la hipocresía que esconden las pasarelas internacionales. Sin la menor discusión, son los minutos con los que más he disfrutado del filme, en medio de ese postureo e insolencia, desde las frases y preguntas que el entrevistador lanza a esos jóvenes semidesnudos que esperan pacientes para pasar o no el casting, hasta llegar al propio desfile, en el que leeremos en la pantalla el eslogan “Cinismo enmascarado como optimismo” para terminar fusionándose con la potente escena del final de la cena entre Carl y Yaya,  como colofón tras el desfile. Cada uno de los diálogos de esa conversación y cada expresión corporal que realizan, merecen su propio estudio sociológico.

El triángulo de la tristeza, que agradezco a Ruben nos instruya en que parte de nuestro cuerpo se encuentra, algo que desconocía, se escenifica sin ningún pudor a modo de sátira mordaz sobre los pecados más inconfesable y por otra parte, sobradamente públicos, de nuestra corrupta sociedad, en un tono disparatado a través del cual, Östlund no dejará títere con cabeza, apoyándose en un  guion escrito con muy mala baba, denso y oscuro que confina nuestra mente, hasta finalizar la proyección; sin apenas darnos tiempo para analizar cuantos temas abarca, desde los abusos sexuales, la discriminación, el racismo, la opulencia, el capitalismo y el socialismo, el patriarcado y por ende el matriarcado, la soberbia, los roles de género, el ego, los celos, el esnobismo y tantas debilidades que va arrastrando y sembrando la sociedad moderna y porque no decirlo, de paso, liberarnos de algunas utópicas, pues bastante tenemos con los aluviones que queriendo o no, nos bombardean diariamente, los medios de comunicación. Una película que te hace sentir muy incómodo sin olvidarnos de ese humor escatológico, que parece estar de moda tanto en películas como en series, sin entender muy bien el porqué, pues personalmente me resulta de mal gusto y repugnante. Resumiendo, un filme extraño, extravagante y no apto para todos los públicos entre esos diálogos que como puñales atraviesan las falsas morales, las escenas delirantes y otras tan difíciles de digerir, hasta el punto de que por momentos la odias y por instantes la amas, pero ante todo, no deja indiferente. Concluyo felicitando la excelente dirección actoral con la que cuenta el filme y a quienes encarnan a los diversos personajes.

Mi nota es: 7,5

ESTRENO EN ESPAÑA: 17 de febrero.

REPARTO: Harris Dickinson, Charlbi Dean, Zlatko Buric, Dolly De Leon, Woody Harrelson, Vicki Berlin, Henrik Dorsin, Sunnyi Melles, Jean-Christophe Folly, Iris Berben, Arvin Kananian, Amanda Walker, Alicia Eriksson, Malte Gǻrdinger, Nana Manu, Hanna Oldenburg, Oliver Ford Davies, Linda Anborg, Carolina Gynning, Beata Borelius, Shaniaz Hama Ali, Camilla Läckberg y Mira Uszkureit.

PRODUCTORA: Plattform Produktion// SVT// Film I Väst//Arte// Coproduction Office// arte France Cinéma// Eurimages// ZDF// Arte// Imperative Entertainment// BBC Films// Essential Filmproduktion// Sovereign Films// Svenska Filminstitutet// Medienboard Berlin-Brandenburg// Det Danska Filminstitut// British Film Institute// Nordisk Film// Radio (DR), Bord Cadre Films// Canal+// Ciné+// Heretic// Piano Producciones// Creative Europe Media.

DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Avalon Distribución Audiovisual.