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viernes, 25 de marzo de 2016

ENTREVISTA A: COVADONGA GONZÁLEZ - POLA JAQUETE (ESCRITORA Y AMBIENTÓLOGA)

COVADONGA GONZÁLEZ-POLA JAQUETE
Hoy entrevisto a una mujer como tantas que no la gusta perder el tiempo: Es ambientóloga, imparte talleres gratuitos a través de Internet en Talleres Literarios Online y tiene su propia asesoría para ayudar a los escritores noveles a comenzar sus carreras literarias, colaboradora de la revista Culturamas… Ella es Covadonga González-Pola Jaquete.
J.S.- Bienvenida Covadonga a esta tu casa y como siempre hago algunas preguntas personales para que te conozcan los lectores el blog. Todos tenemos un sueño cuando somos niños ¿Con qué soñaba Covadonga de pequeña?

C.G.- Hola Javier y muchas gracias. ¡Yo creo que casi la pregunta sería con qué no soñaba! Siempre estaba inventando historias, organizando juegos y deseando vivir alguna aventura, esperando que sucediera algo mágico y divertido. ¡Y creo que casi sigo igual a estas alturas!

J.S.- ¿Fuiste una adolescente inquieta, me explico, de estar mucho en la calle con los amigos, divertirte… o por el contrario te gustaba más la tranquilidad?

C.G.-  Un poco de las dos…si miro atrás no he sido la adolescente más rebelde, pero sí viví la edad del pavo con intensidad. Aunque disfrutaba también de momentos de tranquilidad, porque me gustaba estar siempre enganchada algún libro.

J.S. La familia,  la amistad y el amor. Algunos de mis temas favoritos. Me gustaría que clasificaras estas tres palabras en orden de importancia y el por qué.

C.G.-  La familia en primer lugar. Porque tengo una familia enorme y nos ayudamos mucho los unos a los otros. La amistad creo que iría después, ya que uno siempre debe tener un amigo que responda al otro lado del teléfono cuando las cosas no van también. El amor lo pondría al final porque cada vez es más rara avis y porque en general creo que tanto la amistad como el amor, si son sólidos y auténticos, llegan a ser parte del concepto de familia.

J.S.- En tu currículum reseñas que eres ambientóloga y experta en sostenibilidad. ¿Qué te atrajo involucrarte en esta especialidad?

C.G.-  Esos momentos en los que crees que puedes cambiar el mundo. Me atraía la idea de ver cómo se intentaba lograr desde los  grandes despachos. Aunque debo admitir que me decepcionó ver la realidad de esto, pero creo que todos  debemos tomar conciencia de su importancia.

J.S.- Tu familia es del norte, concretamente de Asturias, donde aunque todavía parezca increíble hay zonas no contaminadas, como sucede en mi tierra cántabra. En la actualidad vives en Madrid. ¿Qué crees que se debería hacer en esta bendita ciudad para tener un aire más respirable?

COVADONGA GONZÁLEZ-POLA JAQUETE
C.G.- Creo que hasta que no tengamos una cultura ciclista de verdad no podremos despejar la ciudad de humos. Y, aun así, es una ciudad demasiado grande para ir siempre pedaleando. Concienciar a los conductores, dejar espacios reservados para las bicicletas en el transporte público, crear más carril bici y endurecer las multas por el robo de bicicletas… creo que sería un buen comienzo.

J.S.- Además de tu trabajo diario, eres una gran amante de la literatura. Luego hablaremos en tus dos obras, pero antes me gustaría que nos contaras qué te llevó a fundar Talleres Literarios Online y qué te aporta.

C.G.- Me gusta escribir desde siempre y me encontraba muy perdida en cuanto a qué  hacer. No todo el mundo tiene oportunidad de apuntarse a cursos de escritura  ni de ser leído, así que pensé que esta era una forma de hacer la escritura accesible a todo el mundo, allí donde estuvieran, por medio de vídeos y pequeñas clases siempre disponibles en Youtube. Además, a esto se la ha añadido el trabajo de la asesoría personalizada de autores, un proyecto en el que trabajo personalmente con escritores de todo el mundo y que me permite vivir con ellos las  ilusiones de comenzar a escribir.

J.S.- En esta plataforma tienes cerca de 11 000 seguidores. ¿Quién se puede acercar a uno de estos talleres y cómo se debe de hacer por si algún lector estuviera interesado?

C.G.- Simplemente entrar en www.talleresliterariosonline.com o  buscar en Youtube “Talleres literarios online”. Puede suscribirse al canal y también a nuestra lista de correos. Acabamos de lanzar la primera newsletter del escritor, y lo seguiremos haciendo cada mes con contenido exclusivo.

J.S.- Entrando en tu faceta de escritora, entre tus relatos, dos de ellos han destacado sobre los demás. El primero “Yo soy el Anticristo” que ganó el premio del público y que es una precuela de tu primera novela. El segundo relato “Vampiros en La Habana” ha sido publicado en la antología: Bestiario de lo sobrenatural I  Homenaje a John William Polidori. ¿Qué sentiste ante tal reconocimiento, primero como ganadora y segundo viendo un relato publicado en una antología con otros autores?

C.G.- La verdad es que no me esperaba ninguno de los dos. Yo soy el Anticristo es una pequeña precuela de mi primera novela y quedé muy agradecida de recibir tantos votos.
Vampiros en La Habana estaba pensado para una antología de relatos basados en la mitología y la crónica negra de Asturias y al ver la convocatoria  decidí probar suerte.
Así que ahora, además de ahí, podréis encontrarlo a partir de marzo en la obra para la que fue pensado: “El Hombre del Vestíbulo. Relatos de lo mágico y lo oculto en el corazón de Asturias”. Estoy deseando presentarlo.

J.S.- Cuéntanos un poco más sobre esta antología y el porqué de su nombre.

C.G.- Se trata de un replanteamiento de todo lo que puede parecer legendario, mágico y oculto en la cultura de Asturias. Son relatos documentados en distintos lugares y fuentes, persiguiendo leyendas y aprendiendo sobre la crónica negra de distintas localidades. Así, podremos ver al vampiro de Avilés, pero también al cuélebre, al diablo, a las xanas y otros muchos, a través de historias más modernas y pensadas para un público joven-adulto para poder hacerlas más accesibles a distintos lectores.
El título de la obra se debe a una historia, contada tanto por mi tío César como por mi abuelo antes de él. Mi abuelo vivió de pequeño en el Palacio de Siero y todos los habitantes de la casa veían de vez en cuando a un señor en la entrada, apoyado en la ventana. Cuando volvían a mirar no estaba. Y así acabaron llamándole. Si queréis saber qué fue de él tendréis que leer la historia :)

J.S.  – Pero no es la primera vez que escribes sobre Asturias.

C.G.- Cuando tenía unos trece años escribí una pequeña novela de aventuras  ambientada en Llanes, donde  una pandilla de amigos iba en busca de un tesoro. Los Cazatesoros de Llanes, se llama. Tras darle una vuelta hace un par de años, la Casa del Cultura de Llanes mostró interés y editamos el libro para presentarlo allí y más tarde en la Feria Infantil de Libroviedo.

J.S. Sobre tu primera novela “El gen. Las ruinas de Magerit” que los lectores pueden leer La Crónica– Crítica Literaria en este mismo blog que te dedicó David Villa, dices Sobrevivir al fin del mundo es algo tan cruel como paradójico. ¿Qué sucedería si la Humanidad se viese destruida por culpa de su propio poder, qué pasaría si finalmente todo el progreso acumulado y el egoísmo de las personas por conseguir su propio bienestar se viesen revertidos, y acabasen con nosotros tan rápidamente como podemos chasquear los dedos?” Muchas historias hemos leído sobre el fin del mundo y el cine se nutre cada determinados años de varias películas, pero siendo realistas ¿Crees que el ser humano tiene el poder de destruirse a sí mismo o como animal racional que es, ese raciocinio se lo impediría como escudo de defensa?

C.G.- Yo creo que ya nos estamos destruyendo poco a poco desde hace mucho. Lo que sucede es que, además de esto, somos muchos los que luchamos por hacer de este mundo un lugar mejor y, por eso, más  o menos, la balanza se equilibra.

J.S.- Como suele suceder en las novelas de catástrofes, surgen los héroes y los villanos, luchando entre ellos por conseguir el poder y el restablecimiento de la ciudad, el país o el mundo. En tu novela los “héroes” son unos niños que se han adaptado a la situación y que se distinguen por llevar una marca blanca en el  costado. ¿Quién crees que realmente ante una hecatombe total, lograrían sobrevivir y restablecer una nueva sociedad más justa, los poderosos con su dinero, o las mentes lúcidas y trabajadoras?

C.G.- Pues decía Darwin que la especie que sobrevive  no es la más fuerte, sino la que mejor se adapta al cambio. Según cómo fuera ese nuevo lugar, el dinero podría valer todo o nada. Así que más bien diría que sobrevivirían al fin del mundo personas que tuvieran una mezcla de buena suerte y de haber sabido jugar bien sus cartas, ya sean de poder o de inteligencia.

J.S.- Hay una frase que suelo decir en muchas ocasiones cuando veo a los niños jugando y derrochando energía “Juventud divino tesoro” ¿Piensas que la juventud es un tesoro que ellos mismos no saben valorar en nuestros tiempos?

C.G.- Creo que a veces se nos va de las manos y salimos a los treinta años como si tuviéramos veinte. Pero también es cierto que afortunadamente ya no hay una sola manera de vivir la vida y que  podemos vivir cada uno como deseemos. Que se parece más a la juventud que antes, pues bueno, cada uno debe elegir cómo vivir su vida con autenticidad.  Si el alma te pide seguir joven, yo creo que es un regalo.

J.S.- Muchos son los que  temen la muerte por no saber si hay algo más allá. Muchos son los que temen la muerte y piensan si habrá un cielo o un infierno, un Dios misericordioso o un Diablo que les sumirá en el fuego eterno. Mucho se habla, sin ser la muerte, del Anticristo y de ese infierno. En muchas ocasiones hablando con amigos, he dicho que el verdadero infierno lo estamos viviendo en vida y que el Anticristo está con nosotros a través de la política, la religión y la economía. ¿Cuál es tu visión ante lo que estamos viviendo en estas últimas décadas, por no profundizar más en el pasado?

C.G.- La verdad es que tengo una visión pesimista, pero siempre me esfuerzo por ser positiva. Pasan cosas terribles, no lo vamos a negar, y hay mucho sufrimiento, pero eso no implica que no vayamos a salir adelante. Cuando algún amigo está flojo le digo que recuerde  que desciende  de alguien que sobrevivió a la peste negra. Yo creo que si Europa salió de aquello con muchos menos recursos,  ahora podemos con mucho más. Tenemos más tejido social y realmente es muy difícil que perdamos por completo la esperanza y las ganas de luchar.

J.S.- En tu novela, la búsqueda y la posesión de los últimos pozos de agua, es una de las grandes prioridades. Además del agua, bien necesario para la supervivencia del ser humano ¿Cuáles serían para ti necesidades imprescindibles para sobrevivir?

C.G.- Pues aquí podríamos hablar de la pirámide de Maslow y las necesidades. Sí que creo que sin tener unos mínimos cubiertos es imposible ser feliz. Pero a veces olvidamos que sin contacto humano tampoco podemos vivir, por lo que y abogaría por un mundo con más encuentros personales, más abrazos y menos Selfis.

J.S.- ¿Tienes proyectos de futuro, además del lanzamiento de esta antología sobre Asturias?

C.G.- No parar es siempre mi objetivo. Ahora estoy revisando la segunda parte de “El gen” y también preparando una antología de relatos feministas, de la que aún no voy a contar mucho, pero  que, aunque me está dando grandes quebraderos de cabeza, puede darnos un punto de vista muy útil y actual para reflexionar.
También podréis ver dentro de poco mi participación con un relato en la antología “Chikara: el poder de la naturaleza”, una recopilación de  relatos de género greenpunk inspirados en la filosofía de Hayao Miyazaki.

J.S.- Pregunta que siempre hago a todos mis invitados. ¿Qué te hubiera gustado que te preguntara y no he hecho?

C.G.- Déjame pensar… ah, sí… ¿me dejas que te invite a un cachopo?  Risas.
Creo que no te has dejado nada en el tintero, la verdad.

J.S.- Acepto dicha invitación. Toda la gastronomía de nuestro maravilloso país me encanta y un plato asturiano, no se puede rechazar, más siendo yo de Cantabria, aunque viva ahora en Madrid. ¡Con lo que me gusta a mí comer! – Risas

viernes, 23 de agosto de 2013

INMA MOLIZ CABELLO NOS HABLA DE: CUBA

¿Cuál fue la primera impresión al bajar del avión?
Cuando bajé del avión lo primero que me impactó fue pasar por la aduana… Eso de que tengas que hacer cola para que casi te hagan una foto y comprueben que tu cara coincide con la del pasaporte y te hagan la pregunta de rigor: ¿Motivo de la visita?  ¡En fin! Pero se te olvida cuando sales fuera y te sumerges en el paisaje que te rodea.
¿Qué es lo que  más impacta país al turista?
Es como viajar a otra época: los coches de los 60, las casas, las calles llenas de música y de olores a comida… A pesar de la pobreza y de las malas condiciones en las que se encuentra la mayoría  de los edificios, es bonito ver el colorido y la sensación que tienes al pasear por las calles y oír música por todos los rincones.
¿Qué ciudades visitaste y cuál es la que más te gustó?
Fuimos a Viñales y Pinar del Río. En Viñales es típico visitar la Cueva del Indio y el Mural de la Prehistoria. Creo que es algo que hay que ver. La verdad que esto último me impactó mucho. Además, hay un paisaje y una vegetación impresionante.
Pinar del Río es un pueblo muy pintoresco y te hace retroceder en el tiempo.
El hotel nos ofrecía, además, todo tipo de excursiones por la Habana, pero decidimos alquilar un taxi que nos hizo de guía por toda la ciudad durante toda una mañana.
A los amantes de los coches antiguos les encantará la Habana. Es algo increíble ver todos esos coches. Es como estar dentro de una película.
También estuvimos en Varadero. ¡Qué playas! Hicimos una excursión en catamarán a Cayo Blanco, una isla con aguas cristalinas y arena blanca donde, como no, comimos langosta. Buenísima, por cierto. También nadamos con los delfines. Esa, creo que ha sido la experiencia más bonita que he tenido. Bueno, la segunda, si contamos con el nacimiento del peque – risas.

¿Qué nos puedes contar de su cultura y tradiciones?
En cuanto a la  cultura y tradiciones impacta ver la cantidad de carteles que había sobre la revolución. Por las calles, sobre todo la gente mayor, va vestida con ropa tradicional y te encuentras con los puros humanos, con los que te puedes hacer una foto a cambio de un euro, y por supuesto la música está muy presente en el día a día. Su mayor tradición, tal vez, es la elaboración de los puros habanos, aprender bailes en academias, cantar en orquestas por bares y por las calles y algo curioso, es que van a la playa todos en familia.
¿Cuál es el comportamiento de los autóctonos hacia el turista.
El comportamiento de los autóctonos en algunas ocasiones me sentí agobiada. Te paran por la calle y te piden cosas. Muchas veces son cosas que no necesitan y ves que ya es una costumbre. Cuando visitamos pueblos del interior, llevamos cosas para los niños (libretas, colores, algunas piezas de ropa, jabón…) La verdad que allí no nos pedían nada y cuando les dabas algo, nos lo agradecían mucho.
Háblanos de su gastronomía.
En cuanto a la comida, hay que decir que todo lo acompañan con arroz o de plátano frito. Es típico comer langosta o pescado. También es típico ir a los Paladares, que son casas particulares que hacen de restaurante. ¡Es toda una experiencia!
Como no, es visita obligada ir a: La Floridita a probar los Daikiris y la Bodeguita del Medio a beber los mojitos. También pasear por el malecón y ver un espectáculo. Nosotros estuvimos cenando en el Café Parisien mientras veíamos su espectáculo. ¡Fue estupendo!

¿Aconsejarías el viaje a tus amistades? ¿Por qué?
Si, lo recomendamos, aunque nuestro viaje favorito, fue a Egipto, donde te conocimos a ti. Aquel viaje no lo olvidaremos jamás. Nos lo pasamos muy bien el grupo que formamos entre nosotros, pero bueno, como me dijiste que hablarías tú de él, lo hago de Cuba, que reúne: lugares de interés, paisajes únicos, naturaleza, buena comida, buena bebida y buenos hoteles. El trato, excelente.
 

viernes, 16 de agosto de 2013

JUAN MANUEL LADO NOS HABLA DE BRASIL


¿Cuál fue la primera impresión al bajar del avión?

Mucho orden y prolijidad. Llegamos y nos esperaba un bus para trasladarnos al hotel. Todo con suma puntualidad.

 ¿Qué es lo que más impacta del país al turista?

La alegría y diversidad de la gente. El colorido de sus paisajes con su abundante flora y fauna, son increíbles y por supuesto el mar cálido y azul turquesa.

¿Qué ciudades visitaste y cuál es la que más te gustó?

Santa Catarina y Canasvieiras. Pero me quedo con Canasvieiras, porque por las noches se llena de chiringuitos con luces de colores y música para bailar, sobre todo samba, mientras se disfruta de una exquisita caipiriña. En el centro los locales están abiertos hasta muy tarde.

¿Qué nos puedes contar de su cultura y tradiciones?

Su música y bailes. Me gustó que en todos los sitios están: cantando y bailando. Desprenden felicidad y energía por todos sus poros.

¿Cuál es el comportamiento de los autóctonos hacia el turista?

Son tremendamente amables, cordiales, saben tratar al turista, te hacen partícipe de sus festejos, bailes… Como muchos dicen, viven de ello, pero lo hacen de tal manera, que te hacen sentir muy cómodo.

Háblanos de su gastronomía.

Muy buena y abundante. Hay muchos tenedores libres (buffet) en los cuales comes hasta reventar y por muy poco dinero.

¿Aconsejarías el viaje a tus amistades? ¿Por qué?

Sí, por supuesto. Principalmente por su clima, belleza y calidad de la gente, y además, en los tiempos que corre, es un país muy económico.
 

viernes, 9 de agosto de 2013

CARLOS ESCOLASTICO NOS HABLA DE TOKIO


¿Cuál fue la primera impresión al bajar del avión?
Bajar del avión no fue tan diferente de llegar a cualquier otro aeropuerto. Desde allí tomé un autobús hasta la estación central de Shinjuku y eso sí que fue toda una experiencia. Tiene más de 50 salidas diferentes en varios niveles distintos. El mapa del metro es como un plato de spaghetti de colores y los nombres de las estaciones me parecían virutas de chocolate. El calor era sofocante y me resultó complicado encontrar alguien que hablara inglés y que estuviera dispuesto a pararse un rato a dar indicaciones a un extranjero.

¿Qué es lo que más impacta del país al turista?

Para mí lo más impactante es la educación de los japoneses. Que en un McDonalds puedan dejar tu cámara de fotos o el móvil encima de la mesa mientras vas al baño y que al volver siga en su sitio. El silencio en el metro aunque sea hora punta. La perfecta organización de los millones de personas moviéndose de forma prácticamente sincronizada.

¿Qué ciudades visitaste y cuál es la que más te gustó?

Solamente he visitado Tokio. Una población con 13 millones de habitantes da mucho juego y tengo por costumbre no viajar por viajar así que de momento, cada vez que he vuelto, no he sentido la necesidad de salir de esta megaciudad.

¿Qué nos puedes contar de su cultura y tradiciones?

Actualmente en Tokio se yuxtaponen tradición y modernidad de una forma a veces abrupta. Es fácil encontrar unos típicos baños públicos japoneses junto a una tienda de tecnología punta o en el mismo restaurante varios ejecutivos vestidos de riguroso traje negro junto a extravagantes adolescentes disfrazados de su personaje favorito del manga.

¿Cuál es el comportamiento de los autóctonos hacia el turista?

En general son algo: recelosos de relacionarse con “gaijin” (extranjeros) Al principio pensé que era un comportamiento xenófobo, pero enseguida puede comprobar que es algo más relacionado con la timidez. Son extremadamente vergonzosos y si no están seguros de hablar perfectamente inglés o de poder darte lo que les pidas, lo van a pasar muy mal, así que es lógico que prefieran evitar el contacto. No obstante en las zonas más turísticas la gente con la que uno se puede encontrar es absolutamente abierta y amigable.

Háblanos de su gastronomía.

La comida japonesa es extremadamente popular, supongo que no hay nadie que no la conozca. Yo podría comer todos los días algo de sushi, ramen o empanadillas. En general es una comida más ligera y menos grasa que la occidental, lo cual a mí me encanta. Si al invitarte a su casa te preguntan si te gusta el sushi, aconsejo preguntar primero qué tipo de sushi. No es lo mismo degustar un trocito de atún que comerse un calamar crudo.

¿Aconsejarías el viaje a tus amistades? ¿Por qué?

El viaje es absolutamente recomendable. Por mucho que hayamos oído hablar de Tokio, la experiencia sensorial que la ciudad puede ofrecer, es inolvidable.
 

viernes, 2 de agosto de 2013

MARIO DE LIMA NOS HABLA DE CROACIA


Antes de contestar a las preguntas, ha deseado, como escritor que es – sonrisa – hacer una pequeña introducción:
En septiembre de 2010, con mi amigo Sergio Airozo hice un viaje maravilloso a Croacia.
Volamos de Barcelona a Dubrovnik, donde cogimos un coche y recorrimos la costa de Croacia hasta Zadar, allí cambiamos de dirección hasta el interior del país. Pasamos por el estupendo parque de Plitvice y nos dirigimos a Zagreb, donde, doce días después, devolvimos el coche y regresamos a Barcelona

¿Cuál fue la primera impresión al bajar del avión?

La primera impresión fue la de que estaba realmente realizando un sueño muy especial, ya que era un viaje que había propuesto hacer con mi ex pareja, que había muerto en marzo de aquel mismo año. Jair Panciera era pianista y estábamos especialmente interesados en conocer el “órgano del mar”, obra diseñada por el arquitecto Nikola Basic, en la ciudad de Zadar. Mi sueño, algo infantil, era que el órgano tocase alguna canción que me hiciera volver a escuchar los dedos de mi Jair tocando las teclas de alguna dimensión diferente a la nuestra. El órgano, finalmente, no me tocó nada que se pareciera a alguna canción de Jair, pero fue igual de emocionante.
¿Qué es lo que más impacta del país al turista?

La canción del mar de Zadar es una experiencia única, y también el parque Plitvice, una de las maravillas naturales del mundo. Otra experiencia impactante es caminar sobre la gran muralla de la ciudad vieja de Dubrovinic, observar las señales de las miles de bombas  que cayeron sobre la ciudad durante la guerra civil y presenciar una de las puestas de sol más impresionantes del mundo desde sus terrazas.
¿Qué ciudades visitaste y cuál es la que más te gustó?

Entre tantas ciudades cabe destacar las ya citadas: Zadar, Dubrovnik y Zagreb, pero también Split y las Islas de Hvar y Brac.
Es difícil decir una que más me haya gustado, pero por la simbología y experiencia sensorial, quizás la que más me tocó  fue efectivamente Zadar. Pero todas las otras son preciosas.

¿Qué nos puedes contar de su cultura y tradiciones?

Por ser un país de influencia marcadamente italiana, se nota en sus canciones dicha influencia, con instrumentos como gaitas, bandonión y mandolinas.
Tuvimos la suerte de presenciar un casamiento en una de las plazas de Plitvice, con los novios bailando con los invitados a camino de la iglesia, siendo seguidos por los músicos en una celebración anterior a la boda religiosa.

¿Cuál es el comportamiento de los autóctonos hacia el turista?

El pueblo croata es muy hospitalario y hacen todo lo posible para ayudar a quien pide información. Muchos no hablan otro idioma que no sea el croata, pero intentan comunicarse y buscar la ayuda de otros que comprendan nuestro idioma o el inglés, para no dejarnos sin una respuesta. En general me parecieron encantadores, quizás algo melancólicos por el sufrimiento de haber pasado por una de las más crueles guerras civiles, de la que se tiene noticia.
Háblanos de su gastronomía.
La gastronomía es de fuerte influencia italiana, con pastas y pizzas estupendas. Pero también se come mucho marisco y pescados frescos. Los quesos son sabrosísimos y no hay que dejar de probar el tomate croata, realmente uno de los más jugosos y exquisitos que he probado en mi vida.

¿Aconsejarías el viaje a tus amistades? ¿Por qué?

¡Seguramente! Por las playas, los paisajes, la comida, el contacto con la naturaleza en Plitvice, el mar Adriático y su miríada de colores. Los sonidos semejantes al canto de las ballenas del órgano del mar, la cerveza disfrutada en la plaza central de Split o por la puesta de sol en Dubrovnik. Toda Croacia es un apelo a una visita.
 

viernes, 26 de julio de 2013

CARIS HILTON NOS HABLA DE BERLÍN



¿Cuál fue la primera impresión al bajar del avión?

Me impactó mucho lo pequeño que era el aeropuerto, los carteles en otro idioma, el cambio de temperatura y justo en la puerta, al salir a fumar un cigarro, había un tanque de guerra, ¡que surrealista!

¿Qué es lo que más impacta del país al turista?

Los contrastes, las diferencias arquitectónicas que hay entre el este y el oeste, la diversidad cultura, la oferta cultura, los precios más baratos que en España, aunque ya no se note tanto la diferencia, el clubbing…

¿Qué ciudades visitaste y cuál es la que más te gustó?

La verdad que sólo visité Berlín y eso que he ido cuatro veces, pero es que es una ciudad inagotable.

¿Qué nos puedes contar de su cultura y traciones?

He conocido muy poca gente natural de allí, pero te puedo decir que los alemanes parecen muy serios, quizás un poco fríos, pero muy hospitalarios, más accesibles de lo que aparentan. Hay muy buen feeling con España, aunque no es lo mismo ir de turista, que irte a buscar trabajo. Son muy curiosos los mercadillos navideños.

¿Cuál es el comportamiento de los autóctonos hacia el turista?

Ejemplar diría yo. Considero que tratan muy bien al turista, de hecho es una ciudad que magnetiza, ya sea por su oferta cultural, o por sus gentes. Hacen que repitas seguro.

Háblanos de su gastronomía

Apenas conozco, si te soy sincero, porque como turista, por el día comes Thai y por la noche cenas japonés. En cuanto a comida rápida, te puedo mencionar el CurryWurst, una salchicha alemana con salsa de tomate y curry.

¿Aconsejarías el viaje a tus amistades? ¿Por qué?

Un SI rotundo y en mayúsculas, por lo mágica que es la ciudad, por la oferta gastronómica que tiene, por los mercadillos, por tener los mejores clubs de Europa, sus tiendas, por sus precios, por la cantidad de españoles que viven allí, que estés donde estés, siempre escuchas de fondo alguien hablar en tu mismo idioma y te da esas sensación de estar en casa.
 
 

viernes, 19 de julio de 2013

ENRIC LAFONT NOS HABLA DE ESCOCIA


 
¿Cuál fue la primera impresión al bajar del avión?

No fui en avión, sino dentro de un Tour por toda Inglaterra en coche. Las impresiones de Escocia fueron geniales, ya que el camino elegido fue rural, es decir, no una autopista, sino carreteras de pueblo, estrechas, circulando por valles y montañas, pasando ríos de agua negra (la turba de la zona la hace negra) y en general el camino fue fantástico, pues te puedes parar en pueblos en mitad de la nada rodeados de verde y con un clima para verano, nada caluroso.
¿Qué es lo que más impacta del país al turista?

En general Escocia está a mitad de camino entre el mundo rural y una cierta sensación decimonónica urbana. Me encantó sobre todo las zonas abiertas, los valles, ríos, zonas pantanosas y el estar en mitad de la nada sin ver a nadie en todo el día. Más de una vez me preocupe qué pasaría si el coche se quedaba tirado. El agua negra de los ríos es muy  impactante, fruto del filtrado del agua por los pantanos y la tundra escocesa. Respecto a zonas urbanas, el centro de Edimburgo es medieval y muy bien conservado. Glasgow es más una ciudad post-industrial en decadencia (aunque esto puede haber cambiado en los últimos tiempos)
¿Qué ciudades visitaste y cuál es la que más te gustó?

Las más importantes de Escocia son: Aberdeen, Skye, Glasgow, Dundee, Edimburgo y una multitud de pueblecitos (por llamarlos de alguna manera. Muchos no son más que una casa en mitad de la carretera que sirve de restaurante, albergue, correos y ayuntamiento, que sirven de punto de encuentro para las casas diseminadas por el territorio). Mi favorita fue Edimburgo. Cosmopolita, alegre, preciosa, llena de gente y de actividad. Tengo gratos recuerdos de aquellos momentos. Aunque lo que realmente me gustó fue el viaje en sí. Ir en coche, parar donde te apetece, ver el paisaje, bañarte en ríos gélidos de aguas negras, hablar con los pastores perdidos en mitad del campo. Lo recuerdo como una experiencia de lo más gratificante. Claro que iba muy bien acompañado y eso ayuda mucho. La que menos, quizás, Glasgow. Me resultó muy deprimente. Una ciudad post-industrial medio abandonada (hace 10 años de mi viaje y esto quizás, como dije antes, haya cambiado), y absolutamente horripilante. El cewntro de la ciudad era lo que más se salvaba y ni aún así. Se veía que intentaban insuflar vida en la ciudad con la construcción de un moderno edificio/centro comercial, pero yo no pude verlo.

¿Qué nos puedes contar de su cultura y tradiciones?

Acudí a Edimburgo en verano, en pleno festival y es impresionante. No sólo por el festival; las calles están llenas de actuaciones, de gente joven venida de todas partes del mundo, y donde hablar, comunicarse y también ligar, resulta fácil y agradable.

¿Cuál es el comportamiento de los autóctonos hacia el turista?

Escocia en general y Edimburgo en particular, tienen una economía bastante orientada al turismo, así que los locales no se preocupan en exceso de ti. Vive y deja vivir. Además en verano, Escocia está llena de turistas, por lo que no encontré grandes problemas. Creo que en el tiempo que pasé allí (unas dos semanas) mi interacción con los locales quedó ceñida solamente a la solicitud de servicios y a la gerente del albergue en el que nos encontrábamos (mi ex y yo). El trato fue amable y cordial.

Háblanos de su gastronomía.

No puedo comentar nada aquí, ya que como turista pobre, acabas comiendo la misma mierda que aquí: italianos, sándwiches, algún chino, fish and chips y lo que encuentras a medida que caminas por la ciudad. En este sentido cabe decir que no encontré nada autóctono. También es verdad que con un presupuesto más grande quizás podría haber descubierto alguna delicia, pero el dinero era más interesante gastárselo en cervezas, espectáculos y diversión.
¿Aconsejarías el viaje a tus amistades? ¿Por qué?

Claro que sí. El paisaje es precioso. Edimburgo es increíble como ciudad. Hay una tienda de kilts que te los deja probar, claro que el precio desaconseja su compra posterior, pero es divertido. Durante el camino nos alojamos en un castillo situado en lo alto de un acantilado que fue una auténtica pasada (por unas 20 pounds la noche), y si te gusta el Whisky, hay una cantidad enorme de destilerías abiertas que te permiten un recorrido por las mismas. El whisky es barato en las destilerías, bueno, más barato que fuera de ellas, al menos.

viernes, 12 de julio de 2013

CARLOS HUGO ASPERILLA NOS HABLA DE: NUEVA YORK


¿Cuál fue la primera impresión al bajar del avión?

Pues la primera impresión al pisar suelo americano fue la de expectación. Expectación porque, aunque no tenía muchas expectativas sobre Nueva York, si tenía curiosidad. Era la primera vez que hacía un viaje tan largo Madrid-Londres  Londres- Nueva York, y desde entonces, si puedo evitarlo, no pienso tirarme ocho horas con el culo clavado en un asiento a no ser que una línea aérea me prometa compañeros de viaje al estilo “Los Amantes Pasajeros”. Porque el viaje se me hizo largo, pesado, interminable y excesivamente incómodo. La vuelta fue muchísimo peor, admiro profundamente a la chica que se durmió en cuanto despegó el avión y despertó ocho horas después.
También he de decir que el grupo de amigos con el que viajaba no era el adecuado. No les conocía mucho, y me apunté porque era una oferta que fue difícil rechazar y… porque estos “amigos” me lo daban todo hecho. Bien, desembarqué en el aeropuerto JFK, y, la verdad no me impresionó nada del entorno. Eso sí, se respiraba otro aire, algo muy difícil de describir y que solo se experimenta cuando te trasladas de un continente a otro. Pero si algo me llamó poderosamente la atención, fue algo que había en el Taxi que nos llevó hasta el hotel situado – creo – en la calle 34. Había un cartel que decía algo más o menos como que: SI VES A ALGUIEN DIBUJANDO UN GRAFITI, LLAMANOS Y TE DAMOS 500 DOLARES… y después el teléfono de la policía. Así que había que abrir bien los ojos, no sea que haciendo de buen ciudadano me saliera el viaje gratis.
¿Qué es lo que más impacta del país al turista?

Nueva York – ciudad -, escuché decir alguna vez, no se puede mantener por sí sola, tienen que desembolsar dinerito el resto de los Estados para que siga manteniendo su estatus de capital del mundo, y eso se nota. Se notan los excesos. Y eso es lo que más impacta. Y no te queda otro remedio que sentirte como Paco Martínez Soria cuando llega por primera vez desde Zaragoza a Madrid con la gallina en la jaula. Miras hacia arriba, ves los rascacielos y te sientes pequeño. La ciudad está llena de los tópicos que hemos visto en las pelis… Y si alguien se piensa que se va a encontrar a un negrazo de dos metros sentado en la calle con un portátil imposible escuchando “rap”, pues í, hay uno en cada esquina. Lo que se ve en las pelis es todo cierto, es todo verdad. Cuando visité la ciudad – solo estuve cinco días -, me llevé unos pantalones de floripondios que, según me enteré después, era una prenda que no suelen usar los caucásicos. Y yo, tan contento con mis pantacas, dándome mis paseos por la Quinta Avenida… ¿Y cuando me enteré de que había un conflicto cultural entre mis pantacas de floripondios y yo?... pues cuando el tercer afroamericano me paró para preguntarme que donde me los había comprado. Incluso unas señoras de color – color negro –, se empeñaron en hacerse una foto conmigo. Las pobres se debieron pensar que era autóctono y quisieron inmortalizarme con un producto genuinamente americano, ya ves tú, con la pinta de turista de libro que tenía.

¿Qué nos puedes contar de su cultura y tradiciones?

La verdad es que la cultura americana es un referente, las cosas como son. Y en mi viaje yo perseguía cosas muy distintas que el resto del grupo con quien viajaba. En las fotos que adjunto al cuestionario puede notarse que yo perseguía el Nueva York de Edward Hooper, de Norman Rockwell y de Warhol. Estoy tan influenciado por el Jazz, por el cine negro de los años 40, por el Swing, por el Rock´n´roll de los cincuenta… que la Gran Manzana me decepcionó completamente.
Busqué durante el tiempo que estuve en la ciudad cualquier reflejo de todo esto y no encontré ni una miserable juke – box de monedas en ningún bar. Y algo que me llamó la atención fue que había muchísimas referencias a Los Soprano… Había hasta PinBall de la serie. Tengo que confesar que los mejores momentos que pasé en la ciudad fueron los paseos que daba yo solo por Times Square. Me ponía los cascos con Ella Fitzgerald mientras caminaba y esa era la única manera de contactar con el Nueva York que tenía idealizado.
 

viernes, 5 de julio de 2013

RUBEN BESAMETONTO NOS HABLA DE: MILAN


¿Cuál fue la primera impresión al bajar del avión?

Bueno, tenía una falsa idea de Italia, supongo porque siempre que he pensado en Italia me han venido imágenes a la mente del sur, seco, plano. Pensaba que me encontraría con la versión italiana de Andalucía, pero a medida que me acercaba en avión, y veía los Apeninos de lejos, nevados y los valles verdes, me parecía que estuviera aterrizando en Francia. Tenía pocas referencias de Milán, la verdad que aparte de los desfiles de moda, poco más. Italia no ha sido nunca un país que me haya interesado mucho.  Ahora bien, la primera impresión al bajar del avión, pues no tuve ninguna impresión, quiero decir con ello, que cuando aterrizas en una ciudad europea, no hay un contraste tan grande. Cuando salimos (porque no viaje sólo) fue cuando me di cuenta que había algo en el aire que distinguía a esa ciudad, la elegancia de la gente, y sobre todo el coche con su chofer que nos esperaba a la salida. El, vestido de Armani de arriba abajo, y el mercedes de alta gama no, lo siguiente. Así que uno de pronto se hace pequeño de pronto.

¿Qué es lo que más impacta del país al turista?

Bueno, Italia es tan distinta al norte y al sur, que supongo que hay muchas cosas que impactan, y son distintas dependiendo de la ciudad a la que viajes, en el caso de Milán, sin duda alguna es la clase, la elegancia, el estilo, que fluye por todas las calles, aunque fluye mucho más por Vía Napoleone o Vía Manzoni. Pero creo que ese es el primer impacto que provoca esa ciudad. Es sin duda la ciudad de la moda.
¿Qué ciudades visitaste y cual es la que más te gustó?

A parte de Milán, he visitado Roma, me parece la ciudad histórica por excelencia, es una ciudad museo, hay tantas cosas que visitar que necesitas tener los pies preparados para caminar. También he ido a Pisa, lo más impactante es ver de lejos la torre de Pisa, de cerca vale mucho menos. Palermo, terrible y horrible, no se merece ni una frase. Pero de todas y aunque no haya mucho que visitar, si no es el Duomo y las galerías Victorio Emanuelle, es la que más me gusta sin duda para pasar un fin de semana.

¿Qué nos puedes contar de su cultura y tradiciones?

Bueno, de su cultura, es bastante Mediterránea con un toque francés, moderno, supongo que cuando se habla de Italia, hablamos de cultura gastronómica. Pues bueno, si te alejas de los sitios turísticos, hay sitios muy buenos donde comer, pero acabas de pasta y pizzas tan harto, que luego estás un mes sin probarlas.
¿Cuál es el comportamiento de los autóctonos hacia el turista?

Pues te tratan fenomenal en cualquier sitio, luego hablando de autóctonos gays, es muy fácil ligar con chicos que nunca imaginarías que podrías ni tan siquiera saludar en España. Así que son mucho más abiertos, sin rodeos.

Háblanos de su gastronomía

Pues como en todos los sitios, hay un poco de todo. También es verdad que hay sitios realmente buenos, en la última planta del hotel Armani (Hotel que recomiendo a todo aquel que quiera pegarse un lujazo o un capricho, y tenga la oportunidad de hacerlo) se come genial, y el tiramisú es el mejor que he probado en toda mi vida. En el restaurante del Hotel Boscolo también hay un buen restaurante donde sólo sirven pescado, pero te reconcilia con los peces.

¿Aconsejarías el viaje a tus amistades? ¿Por qué?

A Milán claro, si quieren ir de compras un fin de semana, o unos días, vivir la noche de Milán, que es extremadamente caliente, sobre todo en sitios como el dépot, o el illuminated, que vayas el día que vayas, siempre hay jaleo. Hay buenas discotecas. Eso sí, recomiendo ir en el mes de junio.

viernes, 28 de junio de 2013

DANIEL VALERO NOS HABLA DE: NUEVA ZELANDA


¿Cuál fue la primera impresión al bajar del avión?

Tras 30 horas de viaje partiendo de Alicante hacia Londres y de ahí con Air New Zealand vía Hong Kong aterricé en el aeropuerto de Auckland a las 11 de la mañana.  En el momento de descender el avión ya me estaba imaginando que llegaba a un país diferente. Al bajar del avión (pensando en fumar un cigarrillo) me dirigí al control de pasaportes y de equipajes y me agradó la amabilidad de todo el personal que trabajaba en el aeropuerto. La primera palabra que me chocó y veía en muchos carteles fue Kia Ora (luego hablaré de ella). Tras salir de la terminal, la cual era bastante nueva, me encontré con un día nublado pero me sorprendió la pureza y calidad del aire. Vinieron a recogerme al aeropuerto y me dirigí a la ciudad.

¿Qué es lo que más impacta del país al turista?

Lo más impactante es la variedad de población existente en Auckland, con gente de todas las civilizaciones. Resulta exótico comprobar la convivencia entre los aborígenes (maoríes) y los colonos británicos. Al mismo tiempo por las calles se podían ver asiáticos (chinos, filipinos, malayos, indonesios, vietnamitas, etc.) así como de Papúa Nueva Guinea, Islas Fiji, y de las Islas de la Polinesia.

¿Qué ciudades visitaste y cuál es la que más te gustó?

Nueva Zelanda está formada por 2 islas, la Isla Norte y la Isla Sur. En la isla norte visité y estuve 2 semanas en Auckland,  lo que me permitió conocerla bastante a fondo. Sobre la ciudad destaca sobre todo la Sky Tower donde en la parte superior hay un restaurante, con unas vistas increíbles en 360°C de toda la ciudad. Es la estructura más alta de Nueva Zelanda con 328 metros de altura (más alta que la torre Eiffel).
Auckland es una de las pocas ciudades del mundo que dispone de dos puertos y a su vez a 2 aguas diferentes: Mar de Tasmania y Océano Pacífico, uno de los cuales es el principal puerto comercial y el segundo de recreo, donde más veleros se pueden observar a lo largo de los muelles (de hecho se le conoce como la ciudad de las velas y veleros). Otra de las peculiaridades de Auckland es que está construida entre y sobre los volcanes (más de 48, pero que destacan sobre todo 7). La ventaja de Auckland es que en tan solo 20 km puedes estar en playas y calas de ensueño. Puede que Auckland no sea la capital de Nueva Zelanda (que es Wellington) pero es la ciudad más importante del país y junto con Christchurch en la isla del Sur (de la cual hablaré a continuación), la puerta de entrada más importante a los placeres que ofrece este diverso y bello país. También es de destacar la isla de Waiheke, una pequeña isla a 35 minutos en ferry desde Auckland, y cuya visita es más que recomendable por sus playas y vegetación.
Por motivos de trabajo, me tuve que desplazar a la ciudad de Napier, al sur de la Isla Norte donde estuve 5 días. Para ello tomé un vuelo local (de duración de 50 minutos). Me sorprendió que una vez que has entrado en el país, te mueves libremente sin necesidad de control de pasaporte. Tú mismo emitías la tarjeta de embarque, la etiqueta de la maleta y la depositabas tú en la cinta (eso mismo lo pude comprobar en un segundo vuelo hacia la Isla Sur). Napier está situada en la parte este rodeada de Hawke's Bay (Bahía de Hawke), y es básicamente una ciudad de recreo para las neozelandeses. En 1931 un terremoto de 7.8 grados en la escala Richter, balanceó la ciudad de Napier durante 3 minutos consecutivos provocando derrumbamientos e incendios que en pocos minutos se esparcieron por casi toda la ciudad reduciéndola a cenizas. Por tanto, todo en la ciudad es nuevo. En la playa principal aún hay restos de cenizas sobre la arena. En la reconstrucción de la ciudad destaca la arquitectura Art-Deco en muchos de los edificios, algunos de ellos muy destacables por su belleza. Pero si por algo se caracteriza Napier es por la gran cantidad de vinerías a lo largo de los alrededores, algunas de ellas fundadas por monjes españoles, que según dicen introdujeron el arte de elaborar el vino.
La tercera ciudad que visité de Nueva Zelanda fue Christchurch, la principal ciudad de la Isla Sur en la provincia de Canterbury. Cuando les dije a mis amigos de Nueva Zelanda que quería visitar Christchurch me dijeron: ¿Para qué? Es la ciudad más británica de Nueva Zelanda!!!!! De ello se puede desprender que los neozelandeses odian todo lo británico, y especialmente a la Reina. Y yo pensé para mis adentros que si había pasado 2 años en Inglaterra estaba seguro que me iba a gustar. Efectivamente, recomiendo su visita. La ciudad surgió en el año 1849 por miembros del Christ Church College de la Universidad de Oxford (de ahí el nombre de la ciudad) y patrocinada por el Arzobispo de Canterbury junto a la Bahía de Pegasus. El objetivo era crear una nueva Jerusalén en Nueva Zelanda, una comunidad anglicana de clase media en la que la moral victoriana pudiese prosperar. Nada más lejos de la realidad actual. En el avión pude comprobar algo que no había visto antes, y era a la derecha unas montañas altísimas, siendo el pico más alto el Mount Cook (la montaña más alta de Nueva Zelanda) y a la izquierda el perfil de la costa. La ciudad sorprende por sus grandes parques (muy verde) rodeada por el rio Avon (vaya, una vez más estaba junto a otro rio Avon, que es una de las principales atracciones de Bristol, en el oeste de Inglaterra, por tener las segundas mareas más grandes del mundo). Pero lo que sorprende es la cantidad de góndolas de paseo a lo largo del rio. En el centro se encuentra el edificio más importante de la ciudad, y es la catedral (Cathedral Square). La vida nocturna es bastante agitada, con muchos pubs, bares y restaurantes.

¿Qué nos puedes contar de su cultura y tradiciones?, ¿Cuál es el comportamiento de los autóctonos hacia el turista?

Hoy en día, Auckland es conocida como una ciudad multicultural, que se refleja en la gran variedad cultural de la ciudad y sus habitantes. El centro (CBD, Center Business District) es de una belleza espectacular. Dar un paseo por la calle Queen Street, la calle principal de la ciudad (y la más gay, siempre La Reina), permite darse cuenta de la multitud de lenguas que se hablan. De ser un país bicultural, poblado por  los maoríes y los europeos,  Nueva Zelanda es ahora el hogar de una multitud de culturas diferentes.
Tal como he comentado la población autóctona de Nueva Zelanda son de origen maorí procedente de la Polinesia. La palabra maorí significa "común, normal", en la lengua maorí, pero nada más lejos de la realidad. Se caracterizan por sus innumerables y vistosos tatuajes por todo el cuerpo. A diferencia de otras colonizaciones, los británicos y maoríes llegaron a un acuerdo de convivencia, por lo que se evitaron muchas luchas y derramamiento de sangre.

 Háblanos de su gastronomía

Con respecto a la gastronomía, como islas rodeadas de mar, el pescado es de excelente calidad (y sobre todo los mariscos) junto a los vinos, anteriormente comentados. También son populares los platos de carne, sobre todo cordero No obstante, y dada la multiculturalidad, existen infinitos restaurantes de origen asiático, siendo muy popular la comida japonesa y su excelente sushi. Al contrario de en Europa, el sushi se encuentra a un precio razonable en Nueva Zelanda. Con respecto a la fruta, está claro que es el kiwi, pero aquí conocemos un par de variedades, si bien allí existen más de cien variedades, que oscilan del tamaño de una cereza hasta el de un mango. Otra fruta muy popular es la fruta de la pasión. De influencia maorí el plato típico es el Hangui. Consiste en poner carne o pescado, acompañado habitualmente de kumara (patata dulce), en cestos y cocinados al vapor.
¿Aconsejarías el viaje a tus amistades? ¿Por qué?

Si alguien me pregunta o me pide consejo para visitar Nueva Zelanda, mi respuesta es un rotundo SI. El único inconveniente es la distancia (está justo en las antípodas de España). Por tanto recomiendo una estancia de al menos 2 o 3semanas. Al mismo tiempo, es un buen sitio de salida para ir a Australia, a esa maravillosa ciudad que es Sydney (tal como hice yo). Pero eso es otra historia que espero contar en una nueva contribución. Cuando me volvía para España pregunté el significado de Kia Ora, y me comentaron que es Hola en maorí. Me gustó la palabra y la sigo usando a veces.