viernes, 2 de agosto de 2013

MARIO DE LIMA NOS HABLA DE CROACIA


Antes de contestar a las preguntas, ha deseado, como escritor que es – sonrisa – hacer una pequeña introducción:
En septiembre de 2010, con mi amigo Sergio Airozo hice un viaje maravilloso a Croacia.
Volamos de Barcelona a Dubrovnik, donde cogimos un coche y recorrimos la costa de Croacia hasta Zadar, allí cambiamos de dirección hasta el interior del país. Pasamos por el estupendo parque de Plitvice y nos dirigimos a Zagreb, donde, doce días después, devolvimos el coche y regresamos a Barcelona

¿Cuál fue la primera impresión al bajar del avión?

La primera impresión fue la de que estaba realmente realizando un sueño muy especial, ya que era un viaje que había propuesto hacer con mi ex pareja, que había muerto en marzo de aquel mismo año. Jair Panciera era pianista y estábamos especialmente interesados en conocer el “órgano del mar”, obra diseñada por el arquitecto Nikola Basic, en la ciudad de Zadar. Mi sueño, algo infantil, era que el órgano tocase alguna canción que me hiciera volver a escuchar los dedos de mi Jair tocando las teclas de alguna dimensión diferente a la nuestra. El órgano, finalmente, no me tocó nada que se pareciera a alguna canción de Jair, pero fue igual de emocionante.
¿Qué es lo que más impacta del país al turista?

La canción del mar de Zadar es una experiencia única, y también el parque Plitvice, una de las maravillas naturales del mundo. Otra experiencia impactante es caminar sobre la gran muralla de la ciudad vieja de Dubrovinic, observar las señales de las miles de bombas  que cayeron sobre la ciudad durante la guerra civil y presenciar una de las puestas de sol más impresionantes del mundo desde sus terrazas.
¿Qué ciudades visitaste y cuál es la que más te gustó?

Entre tantas ciudades cabe destacar las ya citadas: Zadar, Dubrovnik y Zagreb, pero también Split y las Islas de Hvar y Brac.
Es difícil decir una que más me haya gustado, pero por la simbología y experiencia sensorial, quizás la que más me tocó  fue efectivamente Zadar. Pero todas las otras son preciosas.

¿Qué nos puedes contar de su cultura y tradiciones?

Por ser un país de influencia marcadamente italiana, se nota en sus canciones dicha influencia, con instrumentos como gaitas, bandonión y mandolinas.
Tuvimos la suerte de presenciar un casamiento en una de las plazas de Plitvice, con los novios bailando con los invitados a camino de la iglesia, siendo seguidos por los músicos en una celebración anterior a la boda religiosa.

¿Cuál es el comportamiento de los autóctonos hacia el turista?

El pueblo croata es muy hospitalario y hacen todo lo posible para ayudar a quien pide información. Muchos no hablan otro idioma que no sea el croata, pero intentan comunicarse y buscar la ayuda de otros que comprendan nuestro idioma o el inglés, para no dejarnos sin una respuesta. En general me parecieron encantadores, quizás algo melancólicos por el sufrimiento de haber pasado por una de las más crueles guerras civiles, de la que se tiene noticia.
Háblanos de su gastronomía.
La gastronomía es de fuerte influencia italiana, con pastas y pizzas estupendas. Pero también se come mucho marisco y pescados frescos. Los quesos son sabrosísimos y no hay que dejar de probar el tomate croata, realmente uno de los más jugosos y exquisitos que he probado en mi vida.

¿Aconsejarías el viaje a tus amistades? ¿Por qué?

¡Seguramente! Por las playas, los paisajes, la comida, el contacto con la naturaleza en Plitvice, el mar Adriático y su miríada de colores. Los sonidos semejantes al canto de las ballenas del órgano del mar, la cerveza disfrutada en la plaza central de Split o por la puesta de sol en Dubrovnik. Toda Croacia es un apelo a una visita.
 

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