Mis
opiniones políticas van siempre desde el conocimiento que como ciudadano uno
puede tener. No se precisa ser ningún analista político para darse cuenta de
las manipulaciones de algunos políticos hacia los ciudadanos y que estos
políticos además, se rían a papo lleno de todos.
El
domingo fueron las elecciones en Cataluña y aunque no han logrado la mayoría
absoluta que esperaban, el resultado ha sido muy favorable para los
independentistas, no así si se computara el número de votos. Pues según los
votos, habría salido un NO a lo que el Mas deseaba, que es ese apoyo a la
independencia, y es que señoras y señores, ni el propio Mas quiere la
independencia de esa maravillosa región que es Cataluña. No la quiere porque
sabe positivamente que sería la ruina para ellos, por muchos motivos y solo
citaré dos de ellos: La salida de la UE y la deuda que tiene contraída
Cataluña.
Lo que
se busca es la presión hacia el Gobierno Central, una presión que ya en su
tiempo ejercían personajes como Jordi Pujol cuando apoyaban a determinado
partido político para gobernar, beneficiándose en ese pacto, donde luego hemos
visto las consecuencias y los “supuestos” fraudes cometidos. Una presión que en
legislaturas recientes no han podido ejercitar porque ya no era partido bisagra
y de esta forma, no ser necesario para una coalición. Todo esto les ha llevado
a una pataleta de niños inconformistas de patio de recreo por no poder seguir
tirando de la manta y provocar situaciones desagradables, queriendo dividir al
pueblo catalán.
La
estrategia ha sido muy buena, aunque está claro que el lobo siempre es lobo,
por muy buen disfraz que lleve de dulce oveja. En todo este debate de
independencia que han provocado y que además ha traspasado fuera de nuestro
país, se juega también al despiste de ocultar la realidad de los “supuestos
fraudes” cometidos en la región por determinados políticos durante años de
democracia y que les ha provocado una deuda no deseada, una deuda que arrastra
todo el pueblo catalán, como también ocurre en otras regiones españolas, y que
ellos atribuyen al Estado Central, intentando esconder y limpiar lo que ya es
imposible hacer.
La
independencia catalana de España no la quiere realmente nadie, porque saben que
sería la ruina total para ellos. La salida de la UE sería inmediata, lo que
ocasionaría pérdidas millonarias en la economía catalana, sin olvidar la deuda
que tienen los catalanes con el Gobierno Central y Europa, balón que han
intentado lanzar fuera, como que eso no va con ellos. Pues sí señores, va con
ustedes y lo saben muy bien. No olvidemos en este tema, las empresas que
abandonarían Cataluña y que muchas ya lo han avisado públicamente.
El apoyo que esperaban desde Europa, les ha
salido mal, porque incluso han sido reprendidos públicamente, que su estado de
rebeldía no tiene el menor sentido.
Por otra
parte es muy curioso, que mientras en Europa se tiende a que desparezcan
fronteras, unos pocos políticos pretendan crear una dentro de un país tan
pequeño como es España, con el único objetivo de presionar al Gobierno Central
y con ello conseguir mayores competencias en la región.
Yo soy
cántabro de nacimiento, viviendo en Madrid por decisión propia y me considero
ciudadano del mundo, porque a él pertenezco como pertenecemos todos. Amo y
disfruto de la variedad que forma el gran abanico de las regiones que componen
el estado español. Siempre he considerado que en la unión está la fuerza y que
las divisiones solo provocan el caos, más cuando esa división está siendo
manejada por hilos de inconformistas. Todos tenemos los mismos derechos y
obligaciones, y desde el puesto que nos toca ejercer, todos somos iguales,
aunque esa igualdad es la que desean romper los frustrados en mantenerla. Dejemos
por tanto de provocar situaciones innecesarias que nadie quiere y que tanto
daño están ocasionando en la sociedad, solo porque determinados personajes,
pretenden ser los actores principales de una película que es la vida y donde
ellos mismos, saben que pueden ser reemplazados en cualquier momento y patalean
a la desesperada.