Todos tienen derecho a librar o
cerrar por duelo y así se lo tomaron al pie de la letra los empleados del
cementerio de la ciudad de la Plata, en Argentina.
No tuvieron el menor reparo de
cerrar el cementerio por duelo a raíz del fallecimiento del hijo de un
reconocido empleado del lugar.
Sin pensárselo dos veces dijeron:
“Pedimos disculpas por las molestias
ocasionadas a los familiares de personas enterradas”
Esta noticia fue con la que se
encontraron los visitantes al camposanto que en un primer momento pensaron que
se trataba de una broma.
Amanda Núñez, una vecina de Villa
Elisa que iba a llevar flores a su madre fallecida, comentó: “Cuando vi el cartel, pensé que se trataba
de una broma porque en casi 80 años que tengo nunca vi que el cementerio
estuviera cerrado por duelo”
La medida del cierre, explicaron
los trabajadores, había surgido tras una asamblea que se realizó en solidaridad
con Rubén Omar Montes, sepulturero que el día antes había perdido a su hijo
Alejandro de 27 años, muerto por asesinado. El cierre del cementerio ocasionó
varios contratiempos, como que las casas de velatorios tuvieron que postergar
las fechas de las inhumaciones, además de informar a los deudos de las personas
fallecidas que deberían mantener a sus seres queridos en un depósito hasta que
se normalizaran los servicios.
La noticia está contrastada y es
real por muy macabra y surrealista que nos parezca, porque creo que si un lugar
no debe de estar nunca cerrado, es un cementerio.
Es algo que me ha llevado los
demonios siempre que he ido al cementerio a llevar flores al panteón familiar
donde está mi madre. Tener que pedir una llave en un bar que hay antes de
llegar a dicho camposanto. Veo normal que se cierre por las noches, pero
durante el día ¿Qué razón tiene para ser cerrado un lugar de estas características?
Y por otra parte, me parece de falta de
respeto y humanidad que no se pueda enterrar a su debido tiempo a un familiar,
con el dolor que ya conlleva pasar por tal trance.
Noticia que me provoca ponerme
serio y con cierto enfado. Lo siento. La semana que viene prometo que será
divertida.
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