El 23
de septiembre de 2005, con mi primera maleta, emprendía una nueva aventura, la
de trabajar y vivir en Madrid. Aventura que no ha terminado, pues aún quedan
muchos sueños por cumplir.
El 23 de septiembre de 2005, tras despedirme los días antes de todos los amigos, familiares y de mi hermosa y bella tierra cántabra,
regresaba a una ciudad soñada, añorada y amada. Soñada desde el primer día en
que la pisé años atrás, añorada tras los años en que en Madrid estudié y amada
porque Madrid enamora, aunque sea una ciudad tan vertiginosa, tan activa, tan
abrumadora para las gentes de las pequeñas ciudades o de los pueblos. Debo
decir que adaptarme a Madrid nunca supuso ningún problema, porque incluso el
gran bullicio que se origina en pleno centro, me carga una y otra vez de
energía, de esa energía que emanan todos y cada uno de sus transeúntes.
El 23 de septiembre de 2005, me
acogieron unos amigos (Carlos y Rosa) en
su casa y de ella pasé a los pocos días a vivir con Gemma, mi queridísima amiga
y musa terrenal, en un lugar tan privilegiado como es Alcalá de Henares, allí
junto a su hijo Ángel viví, porque fue vivir intensamente, casi dos años. Tras
esos dos años y por mi decisión de estar más cerca del centro, me cambié a una
nueva casa, en la cual vivo en la actualidad.
El 23 de septiembre de 2005, en el autobús
pensaba que me depararía la gran ciudad, pues no es lo mismo vivir en ella como
estudiante, que ya con la responsabilidad del trabajo y del día a día.
Hoy es 23 de septiembre de 2015 y no
me arrepiento de ninguno de los momentos vividos. Algunos han sido sumamente
felices, otros tristes. He vivido amores y desamores. He conocido gente
maravillosa que se han convertido en grandes amigos, que digo, son como mis hermanos, esa familia que he adoptado por deseo propio.
He disfrutado de sorpresas muy agradables y de otras… En definitiva, he vivido
o sobrevivido, pues en los tiempos tan difíciles que nos han tocado vivir a
todos, sobrevivir ya es una victoria.
Hoy es 23 de septiembre de 2015 y
estoy escribiendo estas palabras emocionado, ilusionado y con los mismos sueños
de aquel día, aunque con una diferencia muy grande, la incertidumbre de aquel
día ya no existe, porque he aprendido a no mirar al futuro tras todo lo
experimentado, sino vivir el día a día, el HOY que es lo que verdaderamente
cuenta. MADRID es una gran maestra, siempre lo ha sido para mí.
Hoy es 23 de septiembre de 2015 y
doy gracia al destino, a los elementos, a Dios y a la vida por haberme mostrado
tanto por descubrir, tanto por aprender, tanto por experimentar, tanto por
compartir, tanto por vivir, y tanto...
Hoy me congratulo en celebrar con
todos vosotros los 10 primeros años en esta ciudad a la que amo, con la que sueño y a la que añoro cada
vez que estoy lejos de ella.
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