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lunes, 11 de noviembre de 2024

EL BAÑO DEL DIABLO: CRÍTICA DE CINE

La coproducción entre Austria y Alemania, El baño del diablo está escrita y dirigida por Severin Fiala y Veronika Franz.

Una mujer camina con su bebé llorando en brazos, se interna en un bosque, le coloca un collar que parece un amuleto alrededor del cuello y desde lo alto de una gran cascada lo arroja al agua. Lentamente regresa al pueblo, llama a una puerta y cuando abren comenta que ha cometido un crimen, dicha mujer es condenada a muerte y expuesta ante todos.

Estamos en Austria en el siglo XVIII. En un pueblo rodeado de bosques en donde vive Agnes (Anja Plaschg), preparándose para casarse con Wolf (David Scheid). Una boda austera y tranquila. La noche de bodas Wolf parece no tener demasiado interés en consumar la relación y así ocurre el resto de las noches y de los días. Viven de lo poco que da la pesca. Agnes contrae una extraña dolencia física y mental y hasta aquí puedo escribir.

El guionista y director, Severin Fiala, se inició escribiendo y dirigiendo cortometrajes en 2009. En 2012 codirigió el documental “Kern” junto a Veronika Franz. Juntos alcanzarían un gran éxito internacional dos años más tarde con “Buenas noches Mamá” 2014. En su filmografía nos encontramos con el mediometraje “ElePhant Skin” con Ulrike Putzer, el largometraje colectivo “The Field Guide to Evil” 2018, la colaboración en la serie “Servant” 2019 y junto a la directora Veronika Franz los ya mencionados “Kern” 2012 y “Buenas noches Mamá” 2014 además de “La cabaña siniestra” 2019 y este año nos presentan “El baño del diablo” 2024. En cuanto a la guionista y directora, Veronika Franz se graduó en la carrera de filosofía. En sus inicios fue crítica de cine, asistente de dirección y guionista para numeras obras de Ulrich Seidl hasta debutar en la dirección junto a Severin Fiala y en las obras ya mencionadas.

El baño del diablo se nos presentas como un duro drama rural con connotaciones psicológicas. El terror no es físico ni visceral y por descontado tampoco gore, pues este se encuentra en lo más profundo de la psique de la protagonista, quien en ocasiones nos confunde entre sus delirios y extraños comportamientos, en unos tiempos nada fáciles para las mujeres, pues además de reinar el patriarcado, merodeaban a sus anchas la todopoderosa iglesia y el concepto de brujería, cuando algo era difícil de comprender o explicar. Hay un instante en que un personaje le dice a Wolf que cree que su mujer ha recibido “El baño del diablo”, quedando patente la ignorancia y supersticiones de un pueblo apartado de toda civilización y subyugado a los señores, a cambio de un trozo de pan negro y poco más.

Inspirada en hechos reales, una vez más la mujer es el centro de atención y sin duda ellas nos regalan instantes muy interesantes, en particular los que rodean a Agnes, quien conquista al espectador con una interpretación dramática, aplastante, sobrecogedora y terrorífica, cuando exterioriza lo más íntimo del personaje o en escenas como las lavanderas en el río, sus momentos de introspección ante el altar que ella misma ha creado o las conversaciones con su suegra que le reprocha que no atiende bien a su hijo con frases lapidarias como “Al Señor (Dios) le molestará que no cocines para tu marido”

A tener en cuenta los aspectos técnicos que intervienen, actuando como personajes secundarios y vitales, entre los que encontramos la fotografía, la banda sonora o el sonido. En su conjunto logran concebir estampas que visten al filme de un extraño manto, de una atmósfera fría por la que deambulan, sin ningún pudor, la hambruna, la suciedad, la soledad, la tristeza o los desengaños. Todo bajo el amparo de una magnífica fotografía austera y sencilla, bucólica y bella de Martin Gschlacht, entre precisos encuadres, colores apagados, la tenue iluminación que se apoya en instantes muy concisos en la luz que desprende, por ejemplo, el fuego. La escena en la que Agnes está cocinando con una rama prendida en su boca, nos pone en situación de la vida en esos tiempos. En cuanto al sonido asfixiante escucharemos, aunque no entendamos o sí, al bosque, al viento, a los arroyos, el crujir de la hierba y las ramas o el salpicar del agua y en cuanto a la banda sonora de Anja Plaschg, logra que estemos constantemente en alerta y angustia.

En resumen, “El baño del diablo” es un filme duro, con un “terror” que se alimenta del alma, del cerebro, de las supersticiones, de la depresión, de lo inhumano y de una religión férrea, cuyas promesas mal entendidas pueden llevar al desastre. Una interpretación magnífica de Anja Plaschg y de una desasosegante Maria Hofstäffet encarnando a la suegra y quizás, el punto negativo se encuentre en el ritmo tan pausado que los directores otorgan al filme. ¿Algunas veces necesario? Quizás. Finalmente lo que sí debo avisar al público que espera una película de terror al uso con sus sustos, desmembramientos, gritos, gore etc., que esta no lo es, pero que merece la pena verla, desde otros puntos, cinematográficamente hablando, muy interesantes.

Mi nota es: 7,5

ESTRENO EN ESPAÑA: 15 de noviembre.

REPARTO: Anja Plaschg, David Scheid, Natalija Baranova, Maria Hofstätter, Lucas Walcher, Claudia Martini, Elias Schützenhofer,

PRODUCTORA: Ulrich Seidl// Film Produktion GmbH// ARTE// Bayerischer Rundfunk (BR) // Heimfilm Gmbh// Österreichischer Rundfunk (ORF)

DISTRIBUIDORA: Caramel Films España.