Tres
kilómetros al fin del mundo está dirigida por Emanuel Pârvu compartiendo guion con Miruna Berescu.
Adi (Ciprian Chiujdea) es un joven de 17
años que vive junto a su padre (Bogdan
Dumitrache) y su madre (Laura Vasiliu), en una humilde casa del
Delta del Danubio. Una noche es agredido brutalmente por los hijos del cacique
del pueblo, quien hace valer su poder para evitar que vayan a la cárcel y todo
se vuelva en contra de la víctima. Sus padres le rechazan al enterarse de que
es gay, el cura (Adrian Titieni) administra una especie de exorcismo sobre el joven,
el jefe de policía (Valeriu Andriutã)
busca la manera de manipular las declaraciones y... Estamos ante un filme que
respira tristeza desde el primer fotograma y unos diálogos, que logran captar
la atención del espectador.
El actor, guionista y
director, Emanuel Pârvu, estudió
interpretación en la Universidad Nacional de Teatro y Cine de Bucarest, donde
obtuvo un máster y posteriormente se graduó en la Universidad Nacional Rumana,
en Teatro y Cine. Comenzó su carrera como actor en diversas obras de teatro y
cine. Como director debutó en el cortometraje con “A Family” 2009, “Chicken, fries and a coke” 2012, “Square
One” y “Two (2)” ambas en 2013, “Meda” 2016 y en el largometraje con “Meda sau
Partea un pera fericita a lucrurilor” 2017 al que han seguido “Milado” 2021 y
“Tres kilómetros al fin del mundo”. También ha dirigido capítulos para la serie
“În Puii Mei!” 2009/18 y los cortos “Everything Is Far Away” 2018 y “Better
This Way” 2024.
Una obra que me dejó
con mal cuerpo tras la proyección, pues Pârvu nos involucra en una dolorosa
reflexión de la Rumanía rural. Un filme de denuncia, denuncia contra la
soberbia, el caciquismo que se enquista en muchos pueblos, la intolerancia, la
falta de pudor y respeto hacia la condición humana o de su libertad de acción y
reacción; los miedos que se alimentan de la ignorancia y el temor al qué dirán.
Espacios en los que no pueden faltar las figuras paternas que ante las falsas
apariencias reniegan de su hijo, la de iglesia ortodoxa rumana encarnada en el
sacerdote que cuando algo se escapa a su entendimiento o control, lo considera
obra del diablo; el policía que solo aspira a jubilarse sin ruido o el cacique
del pueblo, quien se cree el dueño y señor de quienes arriendan las tierras. Un
filme fraguado a fuego lento, que nos abrasa a medida que se adentra en la
historia.
El filme resulta
asfixiante incluso en el exterior, entre esos parajes tranquilos y silenciosos,
a través de los cuales la vida se abre camino sin pedir permiso, pero hasta en
esos instantes, Pârvu nos obliga a no distraernos y permanecer alerta ante lo
que pueda acontecer en las mentes retorcidas de las hienas hambrientas que
habitan el lugar y aguardan pacientes, para atacar a la presa frágil y herida.
Tres kilómetros al fin del mundo, toma la homofobia como diana sobre la que
descargar las frustraciones, la incomprensión, el egoísmo, los celos, los odios
y la ignorancia; dominados por una religión manipuladora que alimenta el
sufrimiento en vez del auxilio.
Una película que
recomiendo ver sin prisas, disfrutando de cada instante, respirando ese entorno
virgen y a la vez viciado por los que se han dejado viciar. Cuenta con un
pequeño elenco actoral escrupulosamente elegido, pues cada uno de ellos dota a
su personaje de una voz propia, además de las luces y sombras como atributos de
sus personalidades. Destacan Laura
Vasiliu encarnando a la madre del joven y Ciprian Chiujdea, quien carga con la pesada cruz de Adi. Mención
especial merece la fotografía de Silviu
Stavilã y por supuesto el potente guion que Emanuel comparte con Miruna
Berescu.
Mi nota es: 7,5
ESTRENO EN ESPAÑA: 13
de junio
REPARTO: Bogdan
Dumitrache, Laura Vasiliu, Valeriu Andriutã, Adrian Titieni, Alina Berzunteanu,
Richard Bovnoczki, Vlad Brumaru, Ingrid Berescu, Vlad Ionut Popescu y Ciprian
Chiujdea.
PRODUCTORA: FAamArt
Production// National Cinema Center.
DISTRIBUIDORA EN
ESPAÑA: Vértigo Films.