Hola de nuevo a todos.
C
reo que en esta nueva temporada voy a traeros a más de un artista
dedicado a la disciplina del personaje de esta semana, y es que la fotografía
siempre ha sido una de mis debilidades. Aunque debo confesar que el arte en
general es mi pasión, a quien en la actualidad, puedo dedicar
algo más de tiempo.
Al
personaje de hoy, lo conocí a través de la red social
Facebook y además tuve el honor de formar parte de un proyecto fotográfico en
el que trabajó hace unos años. Hoy os presento a Carlos Escolástico.
J.S.-
Carlos, siempre comienzo mis entrevistas con algunas preguntas de carácter
personal, para que los lectores te conozcan un poco más. ¿Cómo era Carlos de
niño y adolescente?
C.E.-
Ufff… sí que empezamos bien… - Risas – Es realmente difícil definir cómo era en
unas pocas frases pero bueno, digamos que lo más característico que recuerdo de
mi forma de ser en comparación con mis hermanos u otros niños de mi edad, era
mí carácter reservado. Yo no me calificaría como introvertido, porque si que
tenía muchos amigos con los que disfrutaba y con los que hacía una vida activa,
pero también experimentaba cierto placer con la introspección. Podía pasar
muchas horas solo sin ningún problema, siempre tenía algo que hacer. Me gustaba
mucho dibujar y leer, sobre todo comics y revistas. En aquel momento no tenía
acceso a mucho material, así que devoraba cualquier cosa que cayera en mis
manos. Podía ser lo mismo un suplemento literario, que la Superpop. Cualquier
información procedente del mundo exterior es bienvenida cuando vives en un
pequeño pueblo manchego de 3000 habitantes. Pasaba también mucho tiempo
fabricando pequeños juguetes con instrucciones que encontraba en libros de la
biblioteca. Principalmente puzles y juegos, pero sobretodo cualquier cosa que
volara: cometas, bumerangs o aviones. Me recuerdo con una curiosidad desbordada
y en uno de esos arrebatos descubrí la fotografía.
J.S.-
¿Cuáles eran las inquietudes que tenías en tu juventud?
C.E.-
Si te soy sincero, creo que los dos objetivos principales en mi vida cuando era
muy joven, eran básicamente viajar y ser famoso, ambas metas llevadas al
extremo, lógicamente, así que fantaseaba mucho con ser estrella de rock, ya que
eso me habría permitido conseguir los dos objetivos de un golpe. Pasaba mucho
tiempo escuchando música y traduciendo con un diccionario, palabra a palabra,
las letras de mis artistas favoritos pero lo cierto es que nunca me lo tomé en
serio. Tanteé casi todo como forma de expresión: la música, el teatro, el
dibujo y la escritura, pero finalmente la fotografía fue ganando terreno y
adueñándose de mí tiempo.
J.S.-
Amor, amistad, familia. Tres palabras que siempre están presentes en estas
entrevistas, porque también lo están en mi vida. ¿De qué manera están asociadas
a tu vida y tu mundo?
C.E.-
Son la base de mi vida, los tres pilares sobre los que he construido todo lo
que soy. Tengo una familia muy numerosa gracias a la cual jamás me he sentido
solo y que me ha facilitado beber de fuentes múltiples, a la hora de ir
formando mi personalidad. Tengo buenos amigos que conservo desde muy joven,
algunos desde niño, con los que todavía mantengo contacto muy frecuente. Y en
el amor he sido también afortunado: aunque he tenido varias parejas, mis
periodos de soltería han sido cortos, la mayor parte de mi vida ha sido
compartida. Así que como puedes imaginar, en el juego no he tenido ninguna
suerte, jamás me ha tocado la lotería ni nada parecido… - risas – pero me
alegra que haya sido así. Hoy en día tengo clarísimo que el tiempo para la
gente que quiero es lo más importante en mi vida y no me importa sacrificar
otras áreas, incluso mi carrera profesional, para mantener un contacto regular
y cara a cara.
J.S.-
De jóvenes siempre tenemos mil sueños de lo que vamos a ser de mayor. ¿Pensaste
en esos años en ser fotógrafo?
C.E.-
Como te comentaba antes, soñar, lo que se dice soñar, soñaba con ser estrella
de rock, pero vamos, a un nivel puramente de fantasía, nunca exploré ese camino
realmente. Cuando yo tenía unos diez u once años mí hermana mayor contrató un
curso de fotografía por correspondencia, en aquella época no era raro. Te
mandaban los libros y todo el material incluyendo ampliadora y papel
fotográfico. Por supuesto me pegué a ella desde el momento que lo recibió y
desde el momento en que vi por primera vez una imagen materializarse en un
papel, como por arte de magia, quedé en un estado de shock que aún me dura. Poco
más adelante, quizás de hace unos 12 años, ya tengo fotos “escenificadas”
utilizando a mis hermanos más pequeños como modelos (ventajas de tener una
familia numerosa, tenía profesora y modelos sin salir de casa) Así que yo diría
que si, que desde esa edad, ya rondaba mi cabeza el explorar aquello de una
forma más seria.
J.S.-
Entremos en materia de estudios. Te formas en fotografía en el ICP de Nueva York.
¿Por qué la ciudad de los rascacielos para estudiar esta disciplina?
C.E.-
En realidad ya había estudiado la parte técnica en España, por un lado con
aquel curso por correspondencia de mi hermana y más tarde en pequeños talleres
o de forma autodidacta. Lo del ICP no lo tenía en mente hasta que llegué a
Nueva York. Me fui allí para pasar unos meses. Había ahorrado algo de dinero y
quería vivir la experiencia de “la gran ciudad” hasta el extremo. Una vez allí
otros fotógrafos me hablaron de esta escuela como una de las más reconocidas
del mundo, así que ya que estaba allí no quise dejar pasar la oportunidad.
Aquella escuela me hizo ver la fotografía con otros ojos, digamos que amplió mi
campo de visión y me introdujo en otra forma de hacer reportaje con mayor
cercanía a la gente. Me sirvió además como excusa perfecta para ir entrando en
esta poliédrica ciudad de infinitas historias. Sin duda hubo un antes y un después
de ese viaje en mi vida.
J.S.-
En Madrid estudiarás terapia Gestalt en el IPG. Una terapia que forma parte de
la Psicología Humanista dentro de la
psicología de la posmodernidad. ¿Qué te llevó a estos estudios?
C.E.-
Pues mi primer contacto con la Gestalt fue a través de la terapia individual. En
aquel momento no tenía un problema concreto, pero si una cierta angustia
existencial. No acababa de conseguir todo el sabor que yo esperaba de la vida y
sentía que me faltaba algo, así que un amigo me recomendó empezar una terapia.
Supuso un salto cualitativo enorme en mi forma de entender la realidad que me
rodea. Me di cuenta que llega un momento en el que por mucho que viajes ya no
ves nada nuevo, a no ser que empieces a viajar hacia adentro, eso si es viajar
de verdad. Una vez que di por terminada la terapia individual me atrajo la idea
de seguir en contacto con aquel nuevo camino recién abierto, así que me apunté
a estos estudios dedicados a la
formación, por entonces sin idea de hacerme terapeuta sino más bien con
el propósito de seguir en contacto con esa vía de autoconocimiento, que
empezaba a descubrir. Una vez terminado, me di cuenta que esa profesión me
encantaba y durante un tiempo me debatí entre abandonar la foto y dedicarme a
la terapia, hasta que finalmente entendí algo que ahora me parece obvio: que
podía hacer las dos cosas al tiempo. Y a eso me dedico ahora.
J.S.-
En realidad como suele ocurrir con tantos artistas, nunca has dejado de
adquirir conocimientos y por tanto has estudiado: Nuevas tecnologías aplicadas
a la imagen y el Arte Contemporáneo
2002-2003 (CEFIRE- Alicante), Fotografía documental con “André
Lambertson 2006 (International Center of Photograpy de NY), Curso con Cristina Pereyra 2008 (Nuevo
Fotoclub Argentino, en Buenos Aires) y así un largo currículum hasta llegar al
2014 donde realizas un taller con Paco Pelegrín (Fotografía de moda) ¿Crees que ha finalizado tu búsqueda del
conocimiento de la fotografía?
C
.E.- En absoluto. Esa curiosidad desbordada de la que te hablaba en la infancia,
sigue tan viva en mí como cuando tenía seis años. Mi búsqueda del conocimiento,
en la fotografía o en cualquier otra área, terminará cuando muera. Bueno, o
quizás entonces empiece otro tipo de conocimiento, no lo sabemos. Para mí
conocer es el sentido de vivir.
J.S.-
Desde el año 2003 te dedicas profesionalmente a la fotografía, aunque como
hemos visto, sigues aprendiendo con otros maestros. Te especializas
principalmente como freelance en empresas y publicidad. ¿Qué tipo de trabajos
suelen solicitarte?
C.E.-
He pasado por muchas etapas, en el pasado he hecho mucha fotografía de prensa y
fotografía para teatro y cine. En la actualidad ha cambiado bastante y lo que
más suelen pedirme son retratos particulares o los talleres sobre fotografía
que estoy desarrollando.
J.S.-
Paralelamente a este trabajo, llevas a cabo tu verdadera vocación artística que
enfocas al retrato ¿Qué te atrae del rostro de un ser humano, para decir,
quiero fotografiarlo?
C.E.-
Desde que recuerdo mis fotografías siempre han sido retratos. Cuando era
pequeño me gustaba mirar a la gente, a los adultos, me fascinaban las caras,
pero me di cuenta que la gente se ponía nerviosa si un niño les miraba
fijamente. Entonces no entendía porqué, pero ahora entiendo que podría resultar
inquietante… - sonríe – como en una historia de Stephen King. Al llegar la
fotografía a mi vida me encontré con que podía mirar aquellas caras tanto
tiempo y tan fijamente como quisiera, sin molestar a nadie. Supongo que quería
descubrir el misterio, tras las vidas de los demás. Qué sienten los otros. Cómo
es ser otro. Es un misterio que sigo sin resolver y eso me lleva a seguir
buscando rostros para fotografiar. Siempre hay un misterio tras cada foto, una
vida, una historia enorme. Y simplemente está ahí, tras esos ojos, y es solo
cuestión de mirar con suficiente atención para que la fotografía desaparezca y
la historia te llegue. Por eso mis modelos casi siempre miran a la cámara. Nos
ofrecen su historia, su misterio. Para descifrarlo solo hay que esperar.
J.S.-
También buscas y utilizas recursos procedentes de la psicología destina a la
fotografías ¿Nos podrías dar algún ejemplo?
C.E.-
Por ejemplo si quieres que alguien sonría ante la cámara, un fotógrafo
tradicional diría “¡Vamos, sonríe!” Lo que yo hago es pedirle al modelo que me
cuente algo de su vida que le haya hecho feliz. De esa forma consigo una
sonrisa de verdad que viene de dentro y no de una orden externa. En principio
puede parecer sencillo pero la experiencia en el mundo de la psicología me
permite profundizar a un nivel que alguien que no tenga esta preparación, no
podría llegar para producir en el modelo una emoción genuina de una forma
cuidadosa.
J.S.-
Entre tus trabajos encontramos en tu currículum, los realizados para el Diario
Información de Alicante entre los años 2003 – 2005. En Nueva York en el 2006
para la Revista Time Out, Ling Magazine y como prensa para diarios como el de
Sevilla, Día de Córdoba, Granada Hoy, Europa Sur, Málaga Hoy, El Almería,
Diario de Jerez, diario de Cádiz… y para el diario 20Minutos desde el 2007 ¿Qué
buscan estos medios de comunicación escritos, en tus trabajos y que es lo que
más te piden?
C.E.-
Cuando se trata de prensa tradicional me temo que mi opinión es que cada vez
son menos exigentes. La mayor parte de las veces lo único que se pide es que el
hecho esté documentado lo más correcto posible, es decir, una fotografía del
acontecimiento que te han encargado, correctamente enfocada e iluminada. Nada
personal. Desde mi punto de vista es un error, ya que no creo que exista una
objetividad como tal ante un hecho, sino únicamente puntos de vista. El
periodista que redacta la noticia está ofreciendo su punto de vista, y lo mismo
ocurre con el fotógrafo. Si se trata de otro tipo de publicaciones como semanarios,
entonces hay un poco más de libertad y creo que si recurren a mí, es por esa
posibilidad de obtener algo más de un modelo, que la típica fotografía de
pasaporte, especialmente cuando la persona a fotografiar puede resultar
“difícil” bien, por su carácter o por su falta de hábito ante la cámara.
J.S.-
Has participado también en trabajos visuales como: Videoclip UBETS, o en Cine
(Foto Fija) y Teatro. ¿Qué diferencia existe entre la fotografía para el papel,
a la fotografía para un medio audiovisual?
C.E.-
En principio el planteamiento es el mismo, contar una historia, hablar de un
personaje, lo que cambia es la manera de trabajar. Para mi la principal
diferencia es el hecho de que generalmente el medio audiovisual requiere la
participación de un equipo mayor, mientras que la fotografía tradicional es un
trabajo más solitario. El tener que ponerte de acuerdo con más gente requiere
más coordinación y un trabajo extra, para no perder la espontaneidad por un
exceso de planificación.
J.S.
También como muchos artistas, ejerces de profesor de fotografía, en el 2013
realizaste cursos de fotografía consciente en fotomotora.com ¿En la actualidad sigues realizando algún
curso?
C.E.-
En 2013 estaba dándole vueltas a cómo fundir mis recientes conocimientos adquiridos
sobre psicología y lo que sabía sobre fotografía. Así nació la idea de una
plataforma que pudiera dar salida a experiencias que fusionaran dos campos en
principio tan diferentes como el medio audiovisual y la psicología. Descubrí
que aunque parezcan campos lejanos en realidad son absolutamente
complementarios. La psicología es una fértil vía de exploración de los procesos
creativos que finalmente nos llevan a una obra de arte como medio expresivo.
Por su lado la fotografía, como cualquier arte, es en sí misma un proceso
terapéutico transformador que nos ayuda a conocernos un poco mejor, con cada
disparo siempre que prestemos la suficiente atención. Con este planteamiento fundé FOTOMOTORA, para dar salida a esta
innovadora fusión y servir de apoyo a cualquiera que quisiera participar en la
aventura. Desde entonces hemos llevado a cabo más de 30 talleres a lo largo de
la geografía española, con un éxito considerable sobretodo teniendo en cuenta
lo experimental del planteamiento. En la misma web se pueden consultar las
próximas fechas. http://carlosescolastico.com/taller-consciente
J.S.-
No podemos dejar sin tocar el mundo de las exposiciones. Tu primera exposición
colectiva es en el 2003 titulada “La Calle” en FNAC (Alicante) y la última en
Madrid 2016 en la titulada “Una barba para dos”
Durante todos estos años, has expuesto en Nueva York, Rusia, Suiza,
Tokio, Japón, Texas… ¿Cómo vive un artista el ver sus obras expuestas en
galerías de todo el mundo?
C.E.-
Pues con mucha ilusión, la verdad. Cuando hago las fotografías no estoy
pensando en la exposición pero es cierto que una vez están hechas es como haber
tenido un hijo. No puedes guardarlo en casa, vas a necesitar darle alimento y
educación. A las fotografías les gusta ser vistas y si las dejas en el fondo de
un cajón, o de un ordenador, se enfadan y no paran de gritar y molestar, así
que si quiero dormir tranquilo periódicamente tengo que darles salida. Para mi
lo más llamativo es que donde más he conseguido exponer sea en sitios tan
remotos como Japón o Rusia. También en España pero proporcionalmente mucho
menos. Supongo que cuanto más lejos más exótico resulta mi trabajo. En
cualquier caso siempre es muy impactante ver las fotos colgadas en una galería.
Veo todo el proceso resumido en ese momento y resulta muy emocionante.
J.S.-
Y para ir terminando, creo que un momento importante para un fotógrafo, es que
su obra quede plasmada para la eternidad; aunque no sé si la palabra eternidad
es acertada, pues la fotografía, aunque quede reflejada en un lienzo, considero
que su mayor verdad es el momento en que es capturada. Pero dejemos la parte
romántica de la fotografía y vayamos a la práctica. Algunas de tus obras han
sido recogidas en publicaciones como el libro “GOOD AS YOU” Representaciones de la homosexualidad en el
arte contemporáneo del autor Juan-Ramón Barbancho. Publicación en el artículo sobre el proyecto
Thaipussam en Diario Crítico y en el artículo que sobre tu persona realizó el
Diario La Tribuna de Albacete. ¿Consideras que tu obra es un referente dentro
de la fotografía actual?
C.E.-
Bueno… ¡ya me gustaría! – risas – pero no, no lo creo. Creo que lo que yo hago
es un tipo de fotografía bastante clásica sin más pretensión que hablar de lo
que me llama la atención ofreciendo al mundo, mi punto de vista. El resultado
es un trabajo absolutamente entregado y puedo asegurar que honesto, pero de ahí
a que sea un referente hay mucha distancia. Eso no quita para que en el campo
del retrato pueda ser una referencia para determinados fotógrafos o
aficionados, lógicamente será una cuestión de gustos. Me consta que tengo un
buen puñado de fans incondicionales a los que aprovecho para darles las gracias
por su presencia y sus ánimos.
J.S.-
¿Cuáles son los nuevos proyectos de Carlos Escolástico?
C.E.-
Pues tengo varias cosas en marcha, creo que demasiadas. Mi eterno problema es
la dificultad para centrarme. Constantemente me brotan ideas que me cuesta desechar
así que como soy muy optimista, me
convenzo de que podré con ello, pero es verdad que al final terminar un
proyecto en condiciones requiere muchísimo esfuerzo, tiempo y dinero. Para este
año me conformaría con terminar mi proyecto “1A1”, una reflexión sobre las
raíces y el paso del tiempo en la que me he propuesto fotografiar a todos los
habitantes del pueblo donde nací (unas 3000 personas). Ya lo llevo bastante
adelantado, así que mi idea es exponerlo este próximo verano, ya veremos cómo
lo hago. Tengo también otro proyecto colectivo en el que participo llamado
“Filosofía en la calle” en el que participo con varios profesionales del mundo
de la fotografía que también está previsto se exponga en la segunda mitad de este
2017. Aparte de esto continúo con los talleres de fotografía, los encargos que
van surgiendo y dos o tres proyectos más, todavía en fase de germen, de los que
todavía no puedo hablar, para no gafarlos ;-)
J.S.-
Y mi pregunta final. Siempre es la misma, al igual que suelen ser las primeras.
¿Qué te hubiera gustado que te preguntara y no he hecho?
C.E.-
Pues yo creo que has sido bastante exhaustivo, por otro lado en cada pregunta
quizás a veces me haya apartado un poco del tema planteado, así que no me quedo
con la sensación de que falte algo. Si alguien se queda con alguna duda pueden
ver mi trabajo o contactar conmigo a través de mi página web www.carlosescolastico.com
Aprovecho para darte las gracias por tu interés y el de tus lectores, a los que
mando un fuerte abrazo.