miércoles, 11 de septiembre de 2024

SIDONIE EN JAPÓN: CRÍTICA DE CINE

La coproducción entre Francia, Suiza, Japón y Alemania, Sidonie en Japón, está dirigida por Élise Girard compartiendo guion con Maud Amelie y Sophie Fillière. “Escribir es lo único que queda cuando ya no tienes nada”

Sidonie Perceval (Isabelle Huppert)  prepara una maleta mientras observa las fotografías que adornan parte del espejo de su habitación. En el propio aeropuerto duda si viajar a  Osaka, pero finalmente decide tomar el vuelo, pues la esperan con motivo de la reedición de su primer libro como escritora, 40 años después de su publicación. En el aeropuerto la espera su editor Kenzo Mizoguchi (Tsuyoshi Ihara), quien se encargará de todas sus necesidades durante su estancia, incluso pone a su servicio a una intérprete, Noriko Tamaguchi (Yuko Hitomi). Desde el primer día, comienza a percibir y ver cosas extrañas, como que las ventanas estén abiertas o a su marido Antoine Perceval (August Diehl), sentado sobre unas maletas, mirándola fijamente.

La encargada de prensa, guionista y directora, Élise Girard, es secretaria de prensa para los cines Acción y sus inicios en la dirección comenzaron en la televisión con “Sólo los indómitos (o la aventura de los cines de acción) 2003 y “Roger Diamantis o la vida real” 2005 para saltar a la gran pantalla con “Belleville Tokio” 2011, “Pájaros divertidos” 2017 y este año nos presenta “Sidonie en Japón” 2023.

Estamos ante un film que duele desde el mismo instante en que nos detenemos en las miradas y expresiones de Sidonie, encarnada por una excepcional Isabelle Huppert. Su belleza y elegancia quedan, en parte, solapadas por el fantasma del pasado que va pegado a ella, adivinando su alcance a medida que se nos revela, en medio de las preguntas que le realizan durante el curso de las entrevistas a las que acude como la escritora invitada, sus extrañas visiones en la soledad de los espacios por donde deambula, principalmente en la habitación y sus momentos de reflexión sobre la vida, el amor y la muerte, con su editor  Kenzo Mizoguchi, interpretado por un contenido y magnífico Tsuyoshi Ihara, bien en la parte trasera del coche o en sus largos paseos entre museos, escalinatas o el cementerio en el que se encuentra enterrado el escritor Jun`ichirō Tanizaki. Dos actores absolutos para una obra rica en silencios, miradas, deseos, pesares, sueños y preguntas colmadas de matices, sin olvidar las claras diferencias culturales.

Una narración cuyas raíces se alimentan de la pérdida, del amor, de los recuerdos que les atormentan y de las cadenas que no pueden o no desean romper por miedo a caer en la soledad más profunda, no siendo conscientes, de que ya viven con ella; así como del dolor y el afecto que aflorando, hacen latir el corazón del guion. Un dolor que ahoga los sentimientos y que en un momento determinado Kenzo advierte a la escritora, que en Japón los sentimientos nunca se exponen en público, pues forman parte de la intimidad del individuo.

Sidonie en Japón exhibe con cierto pudor una historia melancólica que tiende al renacer emocional, ante la necesidad de volver a sentir y amar. El descubrir las grandes diferencias entre Japón y occidente e incluso la vida de los oriundos de esa tierra del sol naciente; aquellos que se arraigan a sus costumbres, conservando su historia en grandes museos o el amor por los jardines en los cuales florecen los cerezos o habitan los ciervos en libertad, respirando vida y tranquilidad en contrate con los que pueblan la ciudad moderna, estresante y bulliciosa. Es indiscutible el amor que la directora profesa por este país.

La historia transita con lentitud entre planos excesivamente largos, asépticos y vacíos de extras; algo que resulta chocante, más estando en un país tan superpoblado como Japón. Un aeropuerto vacío al igual que las calles, las carreteras, los museos e incluso el hotel; solo hay una pequeña escena, casi al final de la película, rodada en la ciudad ofreciendo la vida tal y como se entiende. ¿Un capricho de la directora? ¿El deseo de crear un mundo en el que nadie distraiga a sus protagonistas?

A destacar, además de lo comentado y lo que me reservo para no desvelar más, la exquisita fotografía e iluminación que nos ofrece Céline Bozon, tanto en interiores como exteriores y la taciturna banda sonora  de Gérard Massini, compuesta prácticamente al piano salvo, llegando al final, algo que me resultó acertadísimo, en donde da espacio a otros instrumentos para resaltar los cambios tras las reflexiones de estas almas heridas, que el destino ha decidido proteger y acercar, desconociendo el motivo.

Mi nota es: 7,5

ESTRENO EN ESPAÑA: 13 de septiembre

MUSICA: Gérard Massini

FOTOGRAFIA: Céline Bozon

REPARTO: Isabelle Huppert, Tsuyoshi Ihara, Agust Diehl, Yuko Hitomi, Yusuke Kitaguchi, Aurore Catala, Keiko Hara, Hiroko Yûka, Masumi Fukushi, Shinya Yoshinaga, Yasushi Handa,  Miyo Takayasu y Tomoko Abe

PRODUCTORA: 10:15! Productions// Film-In-Evolution// Lupa Film// Box Productions// Mikino.

DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Surtsey Films.

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