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jueves, 18 de septiembre de 2025

ON FALLING: CRÍTICA DE CINE

 

La coproducción entre el Reino Unido y Portugal, On Falling está escrita y dirigida por Laura Carreira.

Conocemos a Aurora (Joana Santos), una mujer inmigrante portuguesa que trabaja en Escocia de picker en un almacén, preparando los pedidos que la empresa enviará a los comercios que los han solicitado. Su vida transcurre entre dos espacios: El almacén y el piso compartido en donde todo resulta natural entre conversaciones de lo más triviales.

Laura Carreira, estudió Comunicación Audiovisual en la Escuela de Artes António Arroio de Lisboa y en la Universidad de Edimburgo, licenciándose en Dirección Cinematográfica. Debutó con los cortometrajes “Monday” 2017, “Red Hill” 2018 y  “The Shift” 2020 y en el largometraje con “On Falling” 2024.

Vaya por delante que cuando salí del pase, pensé que había visto una película monótona en la que no pasaba nada, un día era igual que otro o muy similar. Craso error, cuando te detienes a madurarla comprendes que  Carreira en efecto nos presenta la rutina de la vida tal y como la vivimos o debería puntualizar, es vivida por quienes un día, por el motivo que sea, deciden hacer una maleta e irse a otra ciudad u otro país para comenzar de cero, en la mayoría de las ocasiones con lo justo en los bolsillos y sin saber lo que les depara el destino, pero ante todo son conscientes de que es la única salida. Estamos por tanto ante un filme melancólico, angustioso, crítico, decadente y hasta claustrofóbico y opresor. Ante nuestros ojos desfilan personajes solitarios que comparten piso y cuya habitación, esos espacios “sagrados” en los cuales se custodia la privacidad, cierran con llave. Únicamente en las pequeñas zonas comunes se permiten mantener breves conversaciones o saludarse.

On Falling expone una sociedad capitalista deshumanizada e individualista en la cual a los trabajadores se les trata con desdén o como si fueran niños, que si cumplen holgadamente con sus tareas, son premiados con una chocolatina, pero por el contrario si se retrasan, aunque dicho retraso esté justificado, son amonestados. La atmósfera se vuelve cada día más irrespirable a la vez que la monotonía taladra en los cerebros hasta el punto de cometer alguna imprudencia intencionadamente o al menos, eso me pareció a mí, cuando Aurora decide cambia el código de barras de un producto por otro, antes de colocarlo en el carro. ¿Una travesura o buscaba una reacción que finalmente no se nos explica?

Sin duda estamos ante una de las películas más tristes que he visto en mucho tiempo y cuando digo tiempo, son años y la “culpable” no es otra que la sencillez con la que se expone ese realismo que aplasta sin compasión, representando a los hombres y mujeres que únicamente persiguen un objetivo, encontrar su lugar en el mundo, si es que existe dicho lugar, pues cada día que pasa las expectativas se ven más mermadas y lejanas, quedando como compañera la resignación, mientras se sufre el yugo de la opresión, la soledad que como lapa se pega a la piel hasta que las mentes más frágiles, desgraciadamente, sucumben al suicidio o al abandono absoluto del ser, que no sé sabe que es peor.

Cuando Aurora es preguntada, en un momento determinado, que hace en su tiempo libre, la contestación no se resuelve en la pantalla sino en nuestras mentes, nada, porque no se puede permitir gastar. Laura, astutamente, nos ha ido destapando los motivos a lo largo del metraje e incluso en el único instante de diversión que disfruta Aurora, cuando sale a la discoteca con los compañeros de piso, situación que la directora resuelve en dos planos para hacernos testigos de la precariedad que atraviesa. Hombres y mujeres que no viven, sobreviven a duras penas. Sin la menor duda son esas las cuestiones, las sensaciones y las emociones que Carreira ha buscado que calen en el espectador y lo consigue de sobra, con su demoledor guion y una dirección sobria y tan pausada que duele.

Finalizo comentando que si el guion y la dirección dan forma a este dramático episodio, será la impresionante interpretación de Joana Santos, quien carga con todo el peso del filme “obligándonos” a seguir su viacrucis. Karl Kürten nos presenta una fotografía que logra captar ese individualismo, dolor, soledad, precariedad de los sueldos, despotismo o la necesidad de evadirse entrando en juego el uso de los móviles; que si por desgracia se estropean y hay que repararlos, se prefiere llevarlos a arreglar que realizar el buen hábito de comer. La banda sonora de Ines Adriana, rubrica la narración.

Mi nota es: 7

ESTRENO EN ESPAÑA: 19 de septiembre.

REPARTO: Joana Santos, Inês Vaz, Neil Leiper, Leah MacRae, Piotr Sikora, Itxaso Moreno y Jake McGarry.

PRODUCTORAS: Sixteen Films// BRO Cinema.

DISTRIBUIDORA EN ESPAÑA: Vértigo Films.