La coproducción entre
el Reino Unido y Portugal, On Falling
está escrita y dirigida por Laura Carreira.
Conocemos a Aurora (Joana Santos), una mujer inmigrante
portuguesa que trabaja en Escocia de picker en un almacén, preparando los
pedidos que la empresa enviará a los comercios que los han solicitado. Su vida
transcurre entre dos espacios: El almacén y el piso compartido en donde todo
resulta natural entre conversaciones de lo más triviales.
Laura
Carreira, estudió Comunicación Audiovisual en la Escuela de
Artes António Arroio de Lisboa y en la Universidad de Edimburgo, licenciándose
en Dirección Cinematográfica. Debutó con los cortometrajes “Monday” 2017, “Red
Hill” 2018 y “The Shift” 2020 y en el
largometraje con “On Falling” 2024.
Vaya por delante que
cuando salí del pase, pensé que había visto una película monótona en la que no
pasaba nada, un día era igual que otro o muy similar. Craso error, cuando te
detienes a madurarla comprendes que Carreira
en efecto nos presenta la rutina de la vida tal y como la vivimos o debería
puntualizar, es vivida por quienes un día, por el motivo que sea, deciden hacer
una maleta e irse a otra ciudad u otro país para comenzar de cero, en la
mayoría de las ocasiones con lo justo en los bolsillos y sin saber lo que les
depara el destino, pero ante todo son conscientes de que es la única salida.
Estamos por tanto ante un filme melancólico, angustioso, crítico, decadente y
hasta claustrofóbico y opresor. Ante nuestros ojos desfilan personajes
solitarios que comparten piso y cuya habitación, esos espacios “sagrados” en
los cuales se custodia la privacidad, cierran con llave. Únicamente en las
pequeñas zonas comunes se permiten mantener breves conversaciones o saludarse.
On Falling expone una
sociedad capitalista deshumanizada e individualista en la cual a los
trabajadores se les trata con desdén o como si fueran niños, que si cumplen
holgadamente con sus tareas, son premiados con una chocolatina, pero por el
contrario si se retrasan, aunque dicho retraso esté justificado, son
amonestados. La atmósfera se vuelve cada día más irrespirable a la vez que la
monotonía taladra en los cerebros hasta el punto de cometer alguna imprudencia
intencionadamente o al menos, eso me pareció a mí, cuando Aurora decide cambia
el código de barras de un producto por otro, antes de colocarlo en el carro.
¿Una travesura o buscaba una reacción que finalmente no se nos explica?
Sin duda estamos ante
una de las películas más tristes que he visto en mucho tiempo y cuando digo
tiempo, son años y la “culpable” no es otra que la sencillez con la que se
expone ese realismo que aplasta sin compasión, representando a los hombres y
mujeres que únicamente persiguen un objetivo, encontrar su lugar en el mundo, si
es que existe dicho lugar, pues cada día que pasa las expectativas se ven más
mermadas y lejanas, quedando como compañera la resignación, mientras se sufre
el yugo de la opresión, la soledad que como lapa se pega a la piel hasta que
las mentes más frágiles, desgraciadamente, sucumben al suicidio o al abandono
absoluto del ser, que no sé sabe que es peor.
Cuando Aurora es
preguntada, en un momento determinado, que hace en su tiempo libre, la
contestación no se resuelve en la pantalla sino en nuestras mentes, nada, porque no se puede permitir
gastar. Laura, astutamente, nos ha ido destapando los motivos a lo largo del
metraje e incluso en el único instante de diversión que disfruta Aurora, cuando
sale a la discoteca con los compañeros de piso, situación que la directora resuelve
en dos planos para hacernos testigos de la precariedad que atraviesa. Hombres y
mujeres que no viven, sobreviven a duras penas. Sin la menor duda son esas las
cuestiones, las sensaciones y las emociones que Carreira ha buscado que calen
en el espectador y lo consigue de sobra, con su demoledor guion y una dirección
sobria y tan pausada que duele.
Finalizo comentando que
si el guion y la dirección dan forma a este dramático episodio, será la
impresionante interpretación de Joana
Santos, quien carga con todo el peso del filme “obligándonos” a seguir su viacrucis.
Karl Kürten nos presenta una
fotografía que logra captar ese individualismo, dolor, soledad, precariedad de
los sueldos, despotismo o la necesidad de evadirse entrando en juego el uso de
los móviles; que si por desgracia se estropean y hay que repararlos, se
prefiere llevarlos a arreglar que realizar el buen hábito de comer. La banda
sonora de Ines Adriana, rubrica la
narración.
Mi nota es: 7
ESTRENO EN ESPAÑA: 19
de septiembre.
REPARTO: Joana Santos,
Inês Vaz, Neil Leiper, Leah MacRae, Piotr Sikora, Itxaso Moreno y Jake McGarry.
PRODUCTORAS: Sixteen
Films// BRO Cinema.
DISTRIBUIDORA EN
ESPAÑA: Vértigo Films.